Giovanni Francesco Barbieri, Il Guercino: El barroco italiano

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Il Guercino

Giovanni Francesco Barbieri, conocido como Il Guercino, o simplemente Guercino,  nació el 8 de febrero de 1591, en Cento, provincia de Ferrara, Italia, localidad que siete años más tarde fue anexionada a los Estados Pontificios.

Su apodo le viene del estrabismo que padeció, (guercino significa «bizco» en italiano).
Sin duda fue uno de los más importantes y más aclamados pintores de la primera mitad del siglo XVII en Italia.

Aunque posiblemente recibió las primeras lecciones de pintura de algún pintor local, fue un artista autodidacta, siendo sus más claras influencias las obras de los artistas boloñeses Ludovico Carracci y Annibale Carracci, y el ferrarés Ippolito Scarsella.

Fue apoyado en sus inicios por dos personas notables de su ciudad, Antonio Mirandola, sacerdote que le proporcionó el primer encargo público y de Bartolomeo Fabbri, que le cedió su casa para abrir una academia en 1616.

Durante dos años residió en Roma, coincidiendo con el papado de Gregorio XV, el resto del tiempo, hasta 1642, permaneció en su Cento natal.

Con sólo veinticinco años de edad, ya gozaba del favor y la admiración de importantes clientes, entre ellos, el cardenal Alessandro Ludovisi, el arzobispo de Bolonia, el cardenal Jacopo Serra, legado pontificio en Ferrara, el gran duque Cosme II de Toscana y el duque Fernando Gonzaga de Mantua.

Ya en la década de 1620 tuvo que rechazar incontables peticiones para trabajar en el extranjero, entre otros la de Carlos I, rey de Inglaterra.

Al parecer le perjudicó su, de algún modo, aislamiento en Cento, siempre fue reacio a competir con sus contemporáneos boloñeses, principalmente con Guido Reni, que desde 1610, era el pintor más famoso en Italia; aún así eran innumerables los encargos que recibía de todo el país, y como hemos dicho de otros países europeos.

Fue anfitrión de huéspedes tan distinguidos como el ya pintor de la corte española, Diego Velazquez, que le visitó en 1629.

En 1642 se trasladó a la cercana Bolonia, tras la muerte de Guido Reni.
Fundamentalmente su obra está compuesta por cuadros de altar y de caballete, aunque realizó algunos frescos en Cento, en Bolonia y en Roma, donde pintó la magnifica «Aurora» del techo del Casino Ludovisi; y en la catedral de Piacenza.

Sus primeras obras tenebristas, están caracterizadas por su dramática iluminación, colores muy saturados y convulsas composiciones; utilizó siempre a plebeyos como modelos, sirvan de ejemplo: «Susana y los viejos» y » «San Pedro liberado por un ángel», (ambos en el Museo del Prado), entre otros.

Sin embargo tras su estancia romana, su estilo evolucionó usando un lenguaje más clásico e idealizado, con composiciones menos agitadas, más estructuradas y de contornos más refinados; todo ello con unos colores más claros en su paleta, rica sobre todo en los tonos pastel; también suavizó un poco sus claroscuros.

A pesar de que los críticos aprecian más su etapa más madura, son las primeras las que resultan más atractivas actualmente a sus espectadores.

En cualquier caso, Guercino, fue uno de los mejores y más prolíficos pintores del siglo XVII, realizó nada menos que 106 grandes obras de altar para iglesias, y 144 pinturas de otros temas y formatos. Su dominio del dibujo fue prodigioso, en esto su cambio fue menos radical que con la pintura, y hasta sus últimos dibujos son de una enérgica caligrafía y una frescura en los trazos que no tuvo rival entre sus contemporáneos italianos.

Llevó siempre un libro de cuentas, por lo que sus cuadros están perfectamente documentados, gracias también a la biografía que escribió del pintor, Carlo Cesare Malvasia en 1678. Así mismo ha llegado hasta nuestros días una abundante correspondencia del artista.

Continuó pintando y enseñando hasta su muerte, cuando falleció había amasado una enorme fortuna.
Murió en Bolonia, el 9 de diciembre de 1666.

En España podemos ver algunas de sus obras:  En el Museo del Prado: «Susana y los viejos», «San Agustín meditando sobre la Trinidad», «Magdalena penitente», «San Pedro liberado por un ángel» (grabado posteriormente por Ramón Bayeu), entre otros.
Destacan «Lot y sus hijas» en el Monasterio del Escorial y «Cristo y la samaritana»  en Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

*Esta obra fue publicada en este blog el 9 de diciembre de 2010. Ha sido actualizada y ampliada el 9 de diciembre de 2023