Poesia

Fray Luis de León: De la Magdalena – Oda VI

agosto 15, 2014

«¿Qué vale cuanto vee,
do nace y do se pone, el sol luciente,
lo que el Indio posee,
lo que da el claro Oriente
con todo lo que afana la vil gente?…»

FLL

Recordamos hoy el aniversario del poeta y humanista, en el aniversario de su nacimiento.

«De la Magdalena»

Oda VI

Elisa, ya el preciado
cabello, que del oro escarnio hacía,
la nieve ha variado;
¡ay! ¿yo no te decía:
—Recoge, Elisa, el pie, que vuela el día?

Ya los que prometían
durar en tu servicio eternamente,
ingratos se desvían
por no mirar la frente
con rugas afeada, el negro diente.

¿Qué tienes del pasado
tiempo sino dolor? ¿cuál es el fruto
que tu labor te ha dado,
si no es tristeza y luto,
y el alma hecha sierva a vicio bruto?

¿Qué fe te guarda el vano,
por quien tú no guardaste la debida
a tu bien soberano,
por quien mal proveída
perdiste de tu seno la querida

prenda, por quien velaste,
por quien ardiste en celos, por quien uno
el cielo fatigaste
con gemido importuno,
por quien nunca tuviste acuerdo alguno

de ti mesma? Y agora,
rico de tus despojos, más ligero
que el ave, huye, adora
a Lida el lisonjero;
tú quedas entregada al dolor fiero.

¡Oh cuánto mejor fuera
el don de hermosura, que del cielo
te vino, a cuyo era
habello dado en velo
santo, guardado bien del polvo y suelo!

Mas hora no hay tardía,
tanto nos es el cielo piadoso,
mientras que dura el día;
el pecho hervoroso
en breve del dolor saca reposo;

que la gentil señora
de Mágdalo, bien que perdidamente
dañada, en breve hora
con el amor ferviente
las llamas apagó del fuego ardiente,

las llamas del malvado
amor con otro amor más encendido;
y consiguió el estado,
que no fue concedido
al huésped arrogante en bien fingido.

De amor guiada, y pena,
penetra el techo estraño, y atrevida
ofrécese a la ajena
presencia, y sabia olvida
el ojo mofador; buscó la vida;

y, toda derrocada
a los divinos pies que la traían,
lo que la en sí fiada
gente olvidado habían,
sus manos, boca y ojos lo hacían.

Lavaba larga en lloro
al que su torpe mal lavando estaba;
limpiaba con el oro,
que la cabeza ornaba,
a su limpieza, y paz a su paz daba.

Decía: «Solo amparo
de la miseria extrema, medicina
de mi salud, reparo
de tanto mal, inclina
aqueste cieno tu piedad divina.

¡Ay! ¿Qué podrá ofrecerte
quien todo lo perdió? aquestas manos
osadas de ofenderte,
aquestos ojos vanos
te ofrezco, y estos labios tan profanos.

Lo que sudó en tu ofensa
trabaje en tu servicio, y de mis males
proceda mi defensa;
mis ojos, dos mortales
fraguas, dos fuentes sean manantiales.

Bañen tus pies mis ojos,
límpienlos mis cabellos; de tormento
mi boca, y red de enojos,
les dé besos sin cuento;
y lo que me condena te presento:

preséntate un sujeto
tan mortalmente herido, cual conviene,
do un médico perfeto
de cuanto saber tiene
dé muestra, que por siglos mil resuene.»

Fray Luis de León

Luis de León Varela, Fray Luis de León tras su ingreso en la Orden de los Agustinos, nació en Belmonte, Cuenca, el 15 de agosto de 1527.
Fue poeta, humanista y cómo decíamos, religioso agustino de la Escuela salmantina.
Está considerado como uno de los escritores más importantes de la última época del Renacimiento español, junto con Francisco de Aldana, Alonso de Ercilla, Fernando de Herrera y San Juan de la Cruz.
Su obra perteneciente a la literatura ascética de la segunda mitad del siglo XVI, está inspirada «por el deseo del alma de alejarse de todo lo terrenal para poder alcanzar a Dios, identificado con la paz y el conocimiento», siendo  los temas morales y ascéticos una constante en toda ella.
La muerte le sorprendió en Madrigal de las Altas Torres, el 23 de agosto de 1591, cuando preparaba una biografía de Santa Teresa de Jesús, admiraba la labor de la monja reformadora, habiendo pretendido incluso que ingresara en su orden.
Tras su muerte sus restos fueron llevados a Salamanca, en cuya universidad descansan.
El pintor Francisco Pacheco lo describe de esta forma:

«El rostro más redondo que aguileño; trigueño el color; los ojos verdes y vivos… El hombre más callado que se ha conocido, si bien de singular agudeza en sus dichos… de mucho secreto, verdad y fidelidad, puntual en palabras y en promesas, compuesto, poco o nada risueño.»

También de Fray Luis de León en este blog:

«Fray Luis de León: Oda VIII – Noche Serena»: AQUÍ

«Fray Luis de León: Contra un juez avaro»: AQUÍ

*Las fotografía pertenecen a la estatua dedicada a Fray Luis de León, realizada por Nicasio Sevilla Sánchez, que fue inaugurada el 25 de abril de 1869 en el Patio de Escuelas. nombre que recibe la plazoleta que se encuentra delante la fachada plateresca del edificio de las Escuelas Mayores la Universidad en Salamanca.

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  • Reply Bitacoras.com agosto 15, 2014 at 1:36 am

    Información Bitacoras.com

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  • Reply Diego Jesús Jiménez: Coro de Ánimas | Trianarts noviembre 25, 2014 at 8:24 pm

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  • Reply Recordando a Fray Luis de León: Noche Serena - Oda VIII - Trianarts agosto 15, 2015 at 10:07 pm

    […] “Fray Luis de León: De la Magdalena – Oda VI”: AQUÍ […]

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  • Reply Diego Jesús Jiménez: Color solo - Trianarts octubre 4, 2015 at 11:33 am

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  • Reply Diego Jesús Jiménez: Ronda del hombre (I) - Trianarts diciembre 12, 2015 at 12:54 am

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  • Reply Mi recuerdo a Diego Jesús Jiménez: Ronda de la noche (I) - Trianarts diciembre 24, 2015 at 12:05 am

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  • Responder a Recordando a Diego Jesús Jiménez: Espacio para un sueño - TrianartsCancelar respuesta

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