Poesia

Sor Juana Inés de la Cruz: Ya qué para despedirme

noviembre 12, 2021


«¿En perseguirme, mundo, qué interesas?…»
SJIC

Mi recuerdo a «La Décima Musa» en el aniversario de su nacimiento.

«Ya  para qué despedirme»

Ya qué para despedirme,
dulce idolatrado dueño,
ni me da licencia el llanto
ni me da lugar el tiempo,

háblense los tristes rasgos,
entre lastimosos ecos,
de mi triste pluma, nunca
con más justa causa negros.

Y aun ésta te hablará torpe
con las lágrimas que vierto,
porque va borrando el agua
lo que va dictando el fuego.

Hablar me impiden mis ojos;
y es que se anticipan ellos,
viendo lo que he de decirte,
a decírtelo primero.

Oye la elocuencia muda
que hay en mi dolor, sirviendo
los suspiros, de palabras,
las lágrimas, de conceptos.

Mira la fiera borrasca
que pasa en el mar del pecho,
donde zozobran, turbados,
mis confusos pensamientos.

Mira cómo ya el vivir
me sirve de afán grosero;
que se avergüenza la vida
de durarme tanto tiempo.

Mira la muerte, que esquiva
huye porque la deseo;
que aun la muerte, si es buscada,
se quiere subir de precio.

Mira cómo el cuerpo amante,
rendido a tanto tormento,
siendo en lo demás cadáver,
sólo en el sentir es cuerpo.

Mira cómo el alma misma
aun teme, en su ser exento,
que quiera el dolor violar
la inmunidad de lo eterno.

En lágrimas y suspiros
alma y corazón a un tiempo,
aquél se convierte en agua,
y ésta se resuelve en viento.

Ya no me sirve de vida
esta vida que poseo,
sino de condición sola
necesaria al sentimiento.

Mas, por qué gasto razones
en contar mi pena y dejo
de decir lo que es preciso,
por decir lo que estás viendo?

En fin, te vas, ay de mi!
Dudosamente lo pienso:
pues si es verdad, no estoy viva,
y si viva, no lo creo.

Posible es que ha de haber día
tan infausto, funesto,
en que sin ver yo las tuyas
esparza sus luces Febo?

Posible es que ha de llegar
el rigor a tan severo,
que no ha de darle tu vista
a mis pesares aliento?

Ay, mi bien, ay prenda mía,
dulce fin de mis deseos!
Por qué me llevas el alma,
dejándome el sentimiento?

Mira que es contradicción
que no cabe en un sujeto,
tanta muerte en una vida,
tanto dolor en un muerto.

Mas ya que es preciso, ay triste!,
en mi infeliz suceso,
ni vivir con la esperanza,
ni morir con el tormento,

dame algún consuelo tú
en el dolor que padezco;
y quien en el suyo muere,
viva siquiera en tu pecho.

No te olvides que te adoro,
y sírvanse de recuerdo
las finezas que me debes,
si no las prendas que tengo.

Acuérdate que mi amor,
haciendo gala de riesgo,
sólo por atropellarlo
se alegraba de tenerlo.

Y si mi amor no es bastante,
el tuyo mismo te acuerdo,
que no es poco empeño haber
empezado ya en empeño.

Acuérdate, señor mío,
de tus nobles juramentos;
y lo que juró la boca
no lo desmientan tus hechos.

Y perdona si en temer
mi agravio, mi bien, te ofendo,
que no es dolor, el dolor
que se contiene atento.

Y adiós; que con el ahogo
que me embarga los alientos,
ni sé ya lo que te digo
ni lo que te escribo leo.»

Sor Juana Inés de la Cruz

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca, México.
De padre vasco y madre mexicana, le tocó vivir en una época en la que la influencia de la literatura española era casi absoluta, culteranismo acentuado con el estilo gongorino y la predominancia de escribir casi exclusivamente en verso, un autor de la época apostillaba:  «en tal época hablar claro era un pecado» y en verso es casi toda la producción de Sor Juana.
Antes de profesar, había sido dama de la esposa del virrey Mancera.
En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo  relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendió en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las  derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar  y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto  entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca («quitapesares», como la llamaba), sus útiles científicos y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines  piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695.
No sólo tuvo la influencia de Gongora, en su teatro es clara la de Calderón de la Barca.
Ha pasado a la Historia con los significativos nombres con que la critica la ha bautizado: «La Décima Musa», «Fénix de México» y «La Monja Mexicana».

También de Sor Juana Inés de la Cruz en este blog:

«Sor Juana Inés de la Cruz: A una Rosa»: AQUÍ

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No Comments

  • Reply Bitacoras.com noviembre 12, 2009 at 1:02 am

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Sor Juana Inés de la Cruz. Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. (Mexico)    De padre vasco y madre mexicana, le toco vivir en una época en la que…..

  • Reply Tweets that mention Sor Juana Inés de la Cruz. Nació el 12 de noviembre de 1651 | Triana -- Topsy.com noviembre 12, 2009 at 1:12 am

    […] This post was mentioned on Twitter by Trianarts, Greenwesh. Greenwesh said: RT @Trianarts: Sor Juana Inés de la Cruz. Nació el 12 de noviembre de 1651 http://bit.ly/36lH8E […]

  • Reply Dayana abril 24, 2010 at 10:23 pm

    Esta muy padre la biografia

  • Reply Recordando a Sor Juana Inés de la Cruz: A una Rosa - Trianarts noviembre 12, 2015 at 12:48 am

    […] Sor Juana Inés de la Cruz: Ya qué para despedirme […]

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