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Moritz von Schwind
Nació en Schwind, Viena, Austria, el 21 de enero de 1804.
De formación prácticamente autodidacta, pasó su infancia en su ciudad natal, teniendo como compañero de colegio a Schubert, de quien ilustraría algunas de sus obras musicales.
Viajó a Munich en 1828, donde entablo amistad con el pintor Julius Schnorr von Carolsfeld, y tuvo como maestro a Peter von Cornelius, en la Academia de Arte, de la que era director.
A partir de 1834, participó en la decoración del palacio que se construía para Luis I de Baviera, realizando murales inspirados en la obra del poeta Tieck.
Ilustró así mismo obras de Goethe, entre otros grandes escritores, ilustraciones con las que logró fama y dinero.
La moda poética estaba en auge, así tras las obras de Goethe, le fue encargada la decoración de una villa en Leipzig, con obras inspiradas en los mitos de Cupido y Psique.
Realizó dibujos para el «Cantar de los Nibelungos» y de la obra de Tasso Jerusalén para decorar las paredes del Castillo de Hohenschwangau en el Tirol bávaro.
En 1847 fue nombrado profesor en la Academia; y ocho años después su fama alcanzó su punto más alto, al finalizar los murales de Wartburg, para el Concurso de Cantores y de la Historia de Isabel de Hungría.
En 1857 se publicó una de sus ilustraciones más excepcionales: «Los Siete cuervos», para un cuento de hadas de los Hermanos Grimm.
Viajó a Londres, donde durante un tiempo, se dedicó al diseño de vitrales para vitrales de la catedral de Glasgow.
Volvió a Viena, viejo y enfermo realizó aún el ciclo de pinturas sobre la «Leyenda de Melusina» y dibujos conmemorativos sobre los principales músicos que decoran hoy, el vestíbulo de la Ópera Estatal de Viena. Cornelius escribió respecto a estos: «Has traducido la alegría de la música al arte pictórico».
Murió en Niederpöcking, Baviera, el 8 de febrero de 1871.
*Esta entrada fue publicada en este blog en febrero de 2011. Ha sido actualizada el 23 de julio de 2013.
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