«No soy quien escucha
ese trote llovido que atraviesa mis venas.
No soy quien se pasa la lengua entre los labios,
al sentir que la boca se me llena de arena…»
OG
Nuestro recuerdo para el gran poeta argentino en el aniversario de su nacimiento
«Lo que esperamos»
Tardará, tardará.
Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.
Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.
de bosta.
Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.
Y entonces…
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.
Oliverio Girondo
Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1891 en Buenos Aires, Argentina.
Murió el 24 de enero de 1967.
Otros poemas de Oliverio Girondo en este blog:
«Oliverio Girondo: Que los ruidos te perforen los dientes…»: AQUÍ
«Poesía Erótica: Poema 12 de Oliverio Girondo»: AQUÍ
«Oliverio Girondo: ¡Azotadme!»: AQUÍ
«Cansancio: Oliverio Girondo»: AQUÍ
«Calle de las Sierpes de Oliverio Girondo»: AQUÍ
«Oliverio Girondo: Lo que esperamos…»: AQUÍ
*Desconozco el autor de la fotografía.
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