Todo lo que no se da, se pierde.
DL
El actual líder espiritual del lamaísmo o budismo tibetano cumple hoy 88 años.
Dalái Lama
Algunas de sus frases
Si dominamos nuestra mente, vendrá la felicidad.
La bondad o la maldad de los actos la determina su fruto.
El medio para hacer cambiar de opinión es el afecto, no la ira.
Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar.
La ira nace del temor, y éste de un sentimiento de debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá cada menos temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado.
La ira es nuestro auténtico enemigo ya que se haya en nuestra mente. La ira no cambia nunca su naturaleza. Siempre hiere y destruye. Y lo que es peor, aniquila nuestras propias fuerzas y energías.
Ten en cuenta que el gran amor y los grandes logros requieren grandes riesgos.
Considero una sonrisa como algo único en un ser humano. Una sonrisa es también una poderosa comunicación. Una sonrisa sincera es la expresión perfecta del amor y la compasión humanas.
Cuando nuestro espíritu alcanza cierto grado de cualidad que llamamos la conciencia sutil, ya no puede morir, en el sentido ordinario de la palabra.
Cuando uno es generoso, con la intención de recibir algo a cambio o de obtener una buena reputación o de ser aceptado, entonces no esta actuando como un ser iluminado
Cometemos errores cuando las emociones la invaden y nos conducen a las malas acciones.
Una mente lúcida y un buen corazón acompañados por sentimientos cálidos, son las cosas más importantes. Si la mente no se dirige a los pensamientos positivos y elevados, nunca podremos hallar la felicidad.
La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.
Lo que somos se lo debemos al afecto. Los días de nuestra existencia ocurren gracias al cariño.
Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás.
El éxito y el fracaso depende de la sabiduría y la inteligencia, que nunca pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira.
Que la religión pueda ser usada como un instrumento para crear divisiones y provocar más pelea, es un hecho muy infortunado.
Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por lo demás.
La esencia del cristianismo y el budismo es la misma: la práctica del amor, para lo cual es necesario poner énfasis en el perdón y compartir el sufrimiento ajeno.
Sin amor la sociedad se encuentra en estado muy crítico. Y sin él nos enfrentamos cada vez más en el futuro a graves problemas. El amor es el centro de la vida humana.
Honrar a Dios es fundamental, pero también lo es respetar a nuestro prójimo. De hecho la verdadera adoración a Dios es posible cuando uno respeta a su prójimo.
Es mucho mejor hacer amigos, comprenderse mutuamente y hacer un esfuerzo para servir a la humanidad, antes de criticar y destruir.
Todas nuestras vidas empezaron con el afecto humano como primer soporte. Los niños que crecen envueltos en afecto, sonríen más y son más amables. Generalmente son más equilibrados.
Nuestra religión es simple: no existen templos ni complicadas filosofías.
La muerte nos iguala a todos. Es la misma para un hombre rico que para un animal salvaje.
Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas, lo importante es que todas coincidan en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás.
El enojo, el orgullo y la competencia son nuestros verdaderos enemigos.
Buscamos comportarnos correctamente porque es una buena actitud. Produce buenos frutos. La razón principal es que uno busca la felicidad y uno no desea el sufrimiento y en función de esto, uno realiza buenas acciones y evita las malas.
La tolerancia y la paciencia son mucho más profundas y efectivas que la mera indiferencia.
No debemos creer demasiado en los elogios. La crítica a veces es muy necesaria.
Se dice que nuestro enemigo es nuestro mejor maestro. Al estar con un maestro, podemos aprender la importancia de la paciencia, el control y la tolerancia, pero no tenemos oportunidad real de practicarla. La verdadera práctica surge al encontrarnos con un enemigo.
Tanto el creyente como el no creyente son seres humanos. Debemos tenernos un gran respeto.
A través de la paz interior se puede conseguir la paz mundial. Aquí la responsabilidad individual es bastante clara ya que la atmósfera de paz debe ser creada dentro de uno mismo, entonces se podrá crear en la familia y luego en la comunidad.
La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás.
La compasión es la raíz de todas las formas de veneración.
Cuando dudo de mi existencia, me pellizco.
Esa oscuridad interior que llamamos ignorancia, es la raíz del sufrimiento. A mayor luz interior, menor oscuridad. Ésta es la única forma de alcanzar la salvación.
Estoy convencido que al final siempre prevalecerá la verdad y el amor entre los hombres por sobre la violencia y la opresión.
Ya sea que podamos lograr la armonía mundial o no, no tenemos mejor alternativa que trabajar hacia esa meta.
Para tener sabiduría es necesario tener fuerza interior. Sin un desarrollo interno, podemos perder la confianza en nosotros mismos y el valor. Lo imposible puede ser posible con fuerza de voluntad.
También hay muchas técnicas que apuntan a desenvolver la tolerancia, la compasión, el amor y la amabilidad. De la misma manera, los budistas pueden encontrar que las prácticas cristianas de acción social son una gran ayuda y que lo conduce a su entrenamiento mental.
Practiquen la meditación. Es algo fundamental. Una vez que se la disfruta, ya no se la puede abandonar, y los beneficios son inmediatos.
Si queremos morir bien, tenemos que aprender a vivir bien.
Si nuestra mente se ve dominada por el enojo, desperdiciaremos la mejor parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y decidir lo que está bien o mal.
Siento que la armonía se basa en un sentido auténtico de la hermandad.
Creo que es útil que existan las distintas religiones, ya que la mente siempre busca distintos caminos para inclinaciones diferentes.
El enojo es uno de los problemas más serios que el mundo enfrenta hoy.
Si asumimos una actitud de humildad, crecerán nuestras cualidades.
La sabiduría es como una flecha. La mente serena es el arco que la dispara.
La verdadera disciplina no se impone. Sólo puede venir del interior de nosotros mismos.
Si la religión perdura sólo como un conocimiento, no produce ningún beneficio concreto.
El verdadero practicante debe ser un soldado que combate incesantemente contra sus enemigos interiores.
Si una persona quiere poner a prueba a cualquier religión, debe practicar sus consejos. Así podrá descubrir su verdadero valor.
Las religiones son intentos de llevar beneficios a la gente y nunca deberían ser utilizadas como terrenos de antagonismo y violencias.
Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la compresión y el respeto por todas las formas de vida.
Aunque no sabemos lo que nos depara el futuro, debemos siempre hacer algo por la vida a favor de otros.
Estoy tratando desde mi lugar de subrayar la verdadera fraternidad entre los hombres.
Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la compresión y el respeto por los seres humanos. Los más poderosos obstáculos para ello son la ira y el odio, el temor y el recelo. De modo que, mientras la gente habla de desarme en el mundo entero, cierto tipo de desarme interno es prioritario.
Hay aspectos en los cuales las diferentes religiones pueden aprender unas de otras, pero no por ello deben resignar sus respectivas identidades. Los cristianos, por ejemplo, pueden encontrar de utilidad las técnicas budistas para desarrollar la concentración, o los prodigios de la meditación.
Existen terrenos muy claros para desarrollar relaciones más estrechas entre las distintas religiones y esto es muy importante hoy en día. Hay signos positivos en esta dirección. Hay una mayor compresión entre la comunidad del budismo tibetano y los monjes y monjas cristianos. Nosotros, los tibetanos, tenemos que aprender muchas cosas de las demás tradiciones.
Personas erradas, usan la religión en forma errada. Como resultado de ello, la religión contribuye a mayores luchas y mayores divisiones.
Para poder valorar mejor a los demás, es importante primero reflexionar sobre el error de valorarnos a nosotros mismos y en la cualidad de apreciar a otros. Si estimamos a los demás, entonces nosotros y los otros, seremos felices.
Creo en la determinación humana. A lo largo de la historia se ha comprobado que la voluntad humana es más poderosa que las armas.
Mi verdadera religión es la bondad. Si la practicamos en nuestra vida, no importa si sabemos mucho o poco, o si creemos en la próxima vida o no, en Dios o en Buda. En nuestra vida cotidiana tenemos que ser pasivos. Ése es el pasaje a la luz.
Hablamos mucho de la paz, pero ésta sólo puede existir cuando el ambiente es propicio. Debemos crear esta atmósfera y para hacerlo debemos adaptar la actitud correcta. La paz, básicamente, debe nacer en nosotros mismos.
El cariño paternal, el contacto físico, la ternura amorosa hacia todos los seres vivos, la responsabilidad social y la atención especial a los menos privilegiados, todos estos conceptos son tan simples de entender. Entonces, ¿por qué su práctica parece costarnos tanto?
Dalai Lama
Tenzin Gyatso, cuyo nombre real es Lhamo Dondhup, nació en Amdo, Tibet el 6 de julio de 1935.
A los cuatro años de edad fue ordenado monje budista y entronizado como XIV Dalai Lama del Tíbet.
Dalái Lama, viene de la palabra mongola dalai, (océano), y de la tibetana lama, (maestro espiritual o gurú), es el título que ostenta el dirigente del Gobierno Tibetano en el exilio y líder espiritual del lamaísmo o budismo tibetano antes de la invasión china.
Los budistas consideran que los Dalái Lamas son emanaciones de Buda Avalokiteshvara, sin embargo también creen que el patrono del Tíbet no es un Buda sino un Bodhisattva, y piensan que, tras su muerte, su conciencia sutil tarda un intervalo de cuarenta y nueve días, por lo menos, en conscientemente integrarse de nuevo en un feto y ya desde su nacimiento puede dar señales de su carácter especial.
En 1954, junto con una gran cantidad de dignatarios religiosos y civiles, viajó a Pekín para mantener conversaciones de paz con Mao, y en 1956 lo hizo a la India, donde pudo conocer al Primer Ministro Nehru, a quién le solicitó apoyo. Pero la crisis continuó y se provocó la primera rebelión en dos provincias fronterizas con China.
El 10 de marzo de 1959 Lhasa se sublevó de nuevo para reafirmar su independencia. Las demostraciones fueron brutalmente reprimidas hasta la total ocupación del país. Decenas de miles de tibetanos murieron en los bombardeos o fueron encarcelados.
Tras la victoria de los comunistas, a sus 24 años, el 17 de noviembre de 1959 fue declarado jefe de gobierno en exilio. Considerando que la única forma de liberar a su país de la opresión era que su palabra y su actividad no fueran acalladas, el Dalai Lama cruzó los Himalayas a pie, en un peligroso viaje que le llevó al exilio en India. Unos 80.000 tibetanos le acompañaron, mientras Mao Tse Tung ponía en el gobierno del Tíbet al Panchen Lama al que, sin embargo, no consiguió manejar a su gusto y encarceló en 1964.
En 1963, se promulgó una constitución democrática que se basa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dharamsala, felizmente conocida como la Pequeña Lhasa, posee también instituciones culturales y educativas y sirve de Capital en Exilio, de 130.000 refugiados tibetanos que viven principalmente en la India. Otros viven en el Nepal, en Suiza, en el Reino Unido, en los Estados Unidos, en Canadá y otros 30 países.
En marzo de 2011 el Dalai Lama anunció que renunciará a todos los cargos políticos en el Gobierno tibetano en el exilio, para quedar solo como líder espiritual y religioso.
Reside en Dharamsala, en el estado de Himachal Pradesh, en el Norte de la India, donde asentó el Gobierno Tibetano en el Exilio.
En 1989 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su resistencia constante al uso de la violencia en la lucha de su gente para recuperar la libertad, dando a conocer su punto de vista respecto al Conflicto del Tíbet y la situación en su país. Es miembro del Comité de honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no violencia y de la paz.
*Entrada publicada el 10 de febrero de 2011. Ha sido actualizada y ampliada el 6 de julio de 2024.
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