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Denis Sarazhin
Denis Sarazhin nació en Nikopol, Ucrania en 1982.
Se formó en el estilo clásico del realismo soviético en la Academia Estatal de Diseño y Artes de Jarkov, donde se graduó en 2008.
Se especializó en pintura y fue alumno de Ganozkiy VL, Chaus VN y Vintayev VN.
Fue galardonado con el Premio de Diploma de primer grado a la Excelencia en Pintura de la Academia de Arte de Ucrania.
Desde 2007 es miembro de la sección de Jarkov de la Asociación de la Alianza de Artistas de Ucrania.
Su trabajo destaca por el impresionante uso del color y su maravillosa expresión de texturas.
También realiza paisajes y naturalezas muertas, destacando su obra figurativa, compuesta por sutiles retratos y composiciones basadas en movimientos y gestos corporales.
Sus retratos se centran en el potencial comunicativo del cuerpo humano. El artista niega al espectador la afirmación del contacto visual al oscurecer con frecuencia los rostros de sus modelos, prefiriendo en cambio transmitir significado en las formas cinéticas de sus figuras.
En su serie de pinturas «Pantomima», captura una sensación dramática de movimiento a través de las poses contorsionadas de sus modelos, que recuerdan las obras figurativas distorsionadas del pintor expresionista Egon Schiele.
Un colorista experto, combina el claroscuro clásico, técnicas de pintura con un uso fresco y vibrante del color que hace que sus figuras sean carnosas y vivas.
Aunque sus trazos son notorios, las escenas que nos muestra dan la sensación de suavidad y delicadeza. El tratamiento de sus temas, está en constante evolución.
Su pintura vuelve al ser humano, a su relación con el entorno y con el interior, en una propuesta artística en la que los detalles se esconden en medio de las texturas y lo inquietante y desolador aparecen como elementos fundamentales.
La figura humana es clave, más en su etapa reciente, pues en años anteriores mostraba piezas de bodegón y reinvenciones de objetos cotidianos.
En la actualidad está más cerca de la figura humana, con un manejo de calidad en cuanto a la fisonomía, ante todo cuando la pone en movimiento, dando además ritmo y dinamismo a sus composiciones, en las que el color es fundamental, paletas discretamente alegres que por alguna razón terminan connotando desolación.
En lo rostros de estos se puede apreciar características de una anatomía casi perfecta, como mandíbulas bien definidas, manos delgadas, narices resignadas y cuerpos atléticos en movimiento.
La mayoría de susobras están realizadas al óleo, aunque a primera vista evoca desde el color a la acuarela.
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