«…No soy yo quien escucha
ese trote llovido que atraviesa mis vena…»
OG
Mi recuerdo al poeta argentino en el aniversario de su muerte.
«Nocturno»
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo, y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados, como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tienen algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme.
¡Silencio! —grillo afónico que nos mete en el oído—. ¡Cantar de las canillas mal cerradas! —único grillo que le conviene a la ciudad—.
Buenos Aires, noviembre, 1921
Oliverio Girondo
De Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, 1922
Recogido en: Calcomanías – Poesía reunida 1922-1932
Ed. Renacimiento, 2007©
ISBN de la tercera edición de 2020©: 978-84-8472-859-7
Oliverio Girondo nació en Buenos Aires, el 17 de agosto 1891, en el seno de una familia adinerada, que le procuró muy buena formación en los mejores centros educativos de Europa.
Estudió Derecho, y muy pronto, entró en contacto con los poetas exponentes de la vanguardia europea.
Publicó en 1922 su primer libro de poemas, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, seguidos luego por Calcomanías, en 1925, Espantapájaros, en 1932, Persuasión de los días, en 1942, Campo nuestro, en 1946 y En la masmédula, en 1954, obra que constituye en su trabajo más audaz en el campo de la poesía.
Mantuvo una estrecha amistad en la primera mitad de le década de 1930, con Pablo Neruda y Federico García Lorca, que en aquella época residían en Buenos Aires, y con Salvador Dalí, Rafael Alberti y Ramón Gómez de la Serna
Al iniciarse la década de 1950, guiado por su interés en las artes plásticas, incursionó en la pintura con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo conocimiento de la pintura francesa.
En 1961 sufrió un grave accidente que le disminuyó sus condiciones físicas.
En 1965 viajó por última vez a Europa.
Murió en Buenos Aires, el 24 de enero de 1967.
También de Oliverio Girondo en este blog:
«Oliverio Girondo: Campo nuestro»: AQUÍ
«Oliverio Girondo: A pleno llanto»: AQUÍ
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Bibliografía poética:
Veinte poemas para leer en el tranvía – 1922
Calcomanías – 1925
Espantapájaros – 1932
Persuasión de los días – 1942
Campo nuestro – 1946
En la masmédula – 1953
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