«Apaga y vámonos»
Se usa cuando al ver que una cosa toca a su fin, o cuando se oye o se ve algo disparatado o sin sentido.
Su origen parece venir como casi todas de la voz popular, al parecer de el pueblo de Pitres, Granada. En dicha localidad, dos sacerdotes, se disputaban una plaza de capellán, y apostaron quién de ellos decía la misa más rápida. El primero oyendo al segundo como comenzaba la celebración diciendo: «Ite, misa est», que es la frase en latín con la que se concluía tras la bendición final, le dijo al monaguillo que sujetaba la vela: apaga y vámonos.
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Jajaja, qué curioso. Gracias por traernos estas curiosidades.
Un abrazo.