«Te espero en todos los atardeceres en la ventana, deshilando abalorios
colocando los libros, leyendo mis versos…»
TZ
«En el camino de las estrellas marinas»
Qué viento sopla en la soledad del mundo
Para que yo me acuerde de los seres queridos
Frágiles desolaciones aspiradas por la muerte
Más allá de las torpes persecuciones del tiempo
La tempestad se deleitaba ante su fin tan próximo
Que la arena no redondeaba ya su dura cadera
Pero en las montañas las bolsas de fuego
Vaciaban con seguridad su luz de presa
Pálida y corta como un amigo que se extingue
Del cual nadie puede decir ya su contorno con palabras
Y ninguna llamada en el horizonte tiene tiempo de socorrer
Su forma mensurable inicuamente a su desaparición
Y así de un relámpago a otro
El animal tiende siempre grupa amarga
A lo largo de los siglos enemigos
A través de los campos unos por ostentación otros por
avaricia
Y en su ruptura se perfila el recuerdo
Como el tronco que cruje en señal de presencia
Y de dispar necesidad
Existen también los frutos
Y no olvido los trigales
Y el sudor que les ha hecho crecer sube a la garganta
Sabemos sin embargo el precio del dolor
Las alas del olvido y las perforaciones infinitas
A flor de vida
Las palabras que no llegan a apoderarse de los hechos
Apenas por servirse de ellos para reír.
El caballo de la noche galopó desde los árboles al mar
Y unió las riendas de mil oscuridades piadosas
Se arrastró a lo largo de los setos
Donde pechos humanos contenían el asalto
Con todas las protestas colgadas a sus costados
Entre inmensos rugidos que se agarraban
Huyendo de la fuerza del agua
Inconmensurables ellos se sucedían mientras que muy
pequeños murmullos
No podían ser abogados y sobrenadaban
En la invencible soledad por donde desfilaban los túneles
Las selvas los rebaños de ciudades los mares enjaezados
Un solo hombre en el aliento de muchos países
Reunidos en cascada y resbalando sobre una ola lisa
De fuego desconocido que se introduce a veces en la noche
Por la pérdida de quienes el sueño congrega
En su profundo recuerdo
Pero no hablemos más de los que están unidos
A las frágiles ramas a los malos humores de la naturaleza
Aquellos incluso que sufren los golpes duros
Tienden la nuca y en la alfombra de sus cuerpos
Suenan las botas rígidas de los conquistadores
Ellos han salido de mi memoria
Los pájaros buscan otros primaverales empleos
En sus cálculos remunerados
Por rebaños deliciosos de enloquecimientos
Con el viento en sus talones
Que el desierto les sea contado
Al diablo las delicadas advertencias
Las diversiones amapolas y compañía
El frío escarba
El miedo sube
El árbol se seca
El hombre se agrieta
Los postigos golpean
El miedo sube
Ninguna palabra es bastante tierna
Para traer de nuevo al hijo de los caminos
Que se pierde en la cabeza
De un hombre al borde de la estación
Él mira la bóveda
Y mira al abismo
Tabiques estancos.
Tristan Tzara
Traducción de Darie Novácenau
Samuel Rosenstock, nombre real de Tristan Tzara, nació en Moineşti, Bacau, Rumanía, el 16 de abril de 1896.
Fue uno de los autores más importantes del movimiento Dadá, del que fue su máximo exponente y que fundó junto a Jean Arp y Hugo Ball, una corriente artística de vanguardia, totalmente revolucionaria en el sentido de que buscó romper con todos los parámetros establecidos a lo largo de la extensión de la historia del arte occidental, tanto que hoy día es catalogada como «antiarte».
Esta considerado padre fundador para gran cantidad de movimientos artísticos, entre ellos el surrealismo, el estridentismo, y en cierta medida el Pop-Art que nacería en la década de 1960.
Su obra más madura es más compleja, aunque también más convencional que la de su época más joven.
Durante la II Guerra Mundial se incorporó a la resistencia francesa, después de obtener la ciudadanía; en 1947 se afilió al Partido Comunista Francés, partido en el que militó hasta 1956, cuando, tras la invasión de Hungría por las tropas soviéticas para apagar la revuelta popular, abandonó sus filas.
Murió en París, el 25 de diciembre de 1963, siendo enterrado en el cementerio de Montparnasse.
También de Tristan Tzara en este blog:
«Tristan Tzara: Agua salvaje»: AQUÍ
«Tristan Tzara: Elegía para la llegada del invierno»: AQUÍ
Bibliografía traducida al castellano:
Poemas – Traducción, selección y prólogo de Fernando Millán – 2011.
El hombre aproximativo. Traducción y prólogo de Fernando Millán – 1975. Reediciones: 1982, 2001.
Los primeros poemas (poemas rumanos). Edición bilingüe español-rumano. Versión castellana, estudio introductorio y notas sobre el dadaísmo por Darie Novaceanu.
Bibliografía completa:
La primera aventura celestial del señor Antipirina 1916
Veinticinco poemas 1918
Primer manifiesto dadá 1918
La antología dadá. Obra colectiva 1919
Siete manifiestos dadá 1924
Sobre nuestros pájaros 1929
El hombre aproximativo 1931
Dónde beben los lobos 1933
Mediodías ganados 1939
El surrealismo y la posguerra. Conferencias sobre el surrealismo
En el ínterin 1946
La huida 1947
El fruto permitido 1947
La rosa y el perro 1959
Tardar rapido 1960
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