[…] Sólo los dioses saben que esta virtud incierta
es otro vano intento de abolir el azar.
AM
Mi recuerdo al escritor colombiano en el aniversario de su muerte.
«La Orquesta»
1
La primera luz se enciende en el segundo piso de un café. Un
sirviente sube a cambiarse de ropas. Su voz gasta los tejados y en
su grasiento delantal trae la noche fría y estrellada.
2
Aparte en un tarro de especias vacío, guarda un mechón de pelo.
Un espeso y oscuro cadejo de color indefinido como el humo de los trenes
cuando se pierde entre los eucaliptos.
3
Vestido de amianto y terciopelo, recorrió la ciudad. Era el pavor disfrazado
de tendero suburbano. Cuántas historias se tejieron alrededor de sus palabras
con un sabor de antaño como las nieves del poeta.
4
Así a primera vista, no ofrecía belleza alguna. Pero detrás de un cuerpo
temblaba una llama azul que arrastraba el deseo, como arrastran ciertos ríos
metales imaginarios.
5
Otra luz vino a sumarse a la primera. Una voz agria la apagó como se mata
un insecto. A dos pasos de allí, el viento golpeaba ciegas hojas contra ciegas estatuas.
Paz del estanque. ..luz opalina de los gimnasios.
6
Sordo peso del corazón. Tenue gemido de un árbol. Ojos llorosos limpiados furtivamente
en el lavaplatos, mientras el patrón atiende a los clientes con la sonrisa sucia de todos los días.
Penas de mujer.
7
En las aceras, el musgo dócil y las piernas con manchas aceitosas de barro milenario.
En las aceras, la fe perdida como una moneda o como una colilla. Mercancías.
Cáscara débil del hollín.
8
Polvo suave en la oreja donde brilla una argolla de pirata. Sed y miel de las telas.
Los maniquíes calculan la edad de los viandantes y un hondo, innominado deseo surge
de sus pechos de cartón. Mugido clangoroso de una calle vacía. Rocío.
9
Como un loco planeta de liquen, anhela la firme baranda del colegio con su campana
y el fresco olor de los laboratorios. Ruido de las duchas contra las espaldas dormidas.
Una mujer pasa y deja su perfume de cebra y poleo. Los jefes de la tribu se congregaron después de la última clase
y celebran el sacrificio.
10
Una vida perdida en vanos intentos por hallar un olor o una casa. Un vendedor ambulante
que insiste hasta cuando oye el último tranvía. Un cuerpo ofrecido en gesto furtivo y ansioso.
Y el fin, después, cuando comienza a edificarse la morada o se entibia el lecho de ásperas cobijas.
Álvaro Mutis
De Los elementos del desastre, 1953
Recogido en: Suma de Maqroll el gaviero : Poesía reunida, 1948-1988,
Ed. Lumen 2022
ISBN: 9788483465325
Álvaro Mutis Jaramillo nació en Bogotá, Colombia, el 25 de agosto de 1923.
Poeta y novelista, está considerado uno de los escritores hispanoamericanos contemporáneos más importantes.
Entre otros galardones obtuvo:
Premio Nacional de Letras de Colombia, 1974.
Premio Nacional de Poesía de Colombia, 1983.
Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997.
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1997.
Premio Cervantes en 2001.
Murió en Ciudad de México, el 22 de septiembre de 2013.
Octavio Paz dijo…
Mutis es un poeta de la estirpe más rara en español: rico sin ostentaciones y sin despilfarro. Necesidad de decirlo todo y conciencia de que nada se dice. Amor por la palabra, desesperación ante la palabra, odio a la palabra: extremos del poeta. Gusto del lujo y gusto por lo esencial, pasiones contradictorias pero que no se excluyen y a las que todo poeta debe sus mejores poemas.
También de Álvaro Mutis en este blog
«Alvaro Mutis: La Orquesta»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Una calle de Córdoba»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Una palabra»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Grieta matinal»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Lied de la noche»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: El miedo»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Tríptico de la Alhambra»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Sonata 2»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: El deseo»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Estela para Arthur Rimbaud»: AQUÍ
«Álvaro Mutis: Nocturno 2»: AQUÍ
Bibliografía poética:
La Balanza – 1948
Los elementos del desastre – 1953
Un homenaje y siete nocturnos – 1986
Reseña de los hospitales de Ultramar – 1965
Caravansary – 1981
Los emisarios – 1984
Crónica regia y alabanza del reino – 1985
Los trabajos perdidos – 2005
No Comments