[…] Corre el río tranquilo
y lo espuman los pájaros…
CP
Mi recuerdo a uno de mis poetas más amados, Cesare Pavese, en el 75º aniversario de su marcha.
«La mujer del barquero»
Alguna vez, en el tibio sueño del alba,
sola en el sueño, le sucede que ha desposado una mujer.
Se despega del cuerpo materno una mujer
magra y blanca que baja la pequeña cabeza
en el cuarto. En el frío resplandor la mujer
no espera la mañana, trabaja. Se mueve
silenciosa: entre mujeres no hacen falta palabras.
Mientras duerme, la mujer sabe la barca sobre el río
y la lluvia que humea sobre la espalda del hombre.
Pero la pequeña esposa, rápida, cierra la puerta
y se apoya y pone la mirada en sus ojos.
La ventana tintinea por la lluvia que arrecia
y la mujer acostada, que mastica despacio,
tiende un plato. La pequeña esposa lo vuelve a llenar
y se sienta sobre la cama y comienza a comer.
Come de prisa la pequeña esposa furtiva,
bajo los ojos maternos, como si fuese una niña,
y resiste la mano que le busca la nuca.
Corre en un instante a la puerta y la abre: las barcas
están todas atracadas en el madero. Regresa
con pies descalzos a la cama y se abrazan ligeras.
Son gélidos y delgados los labios que arrima,
pero el cuerpo se funde en un profundo calor
tormentoso. La pequeña esposa ahora duerme,
tendida al lado de su cuerpo materno. Es sutilmente
áspera, como un muchacho, pero duerme como mujer.
No sabría llevar una barca en la lluvia.
Afuera arrecia la lluvia en la luz indecisa
de la puerta entreabierta. Entra un poco de viento
en la habitación desierta. Si se abriese la puerta,
entraría también el hombre, que ha visto algo.
No diría palabra: sacudiría la cabeza,
con su mirada de burla a la mujer desengañada.
Cesare Pavese
De: Trabajar cansa, 1936
Recogido en: Poemas de Trabajar cansa y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Traducción de Jorge Jorge Aulicino
Ediciones del Dock, Buenos Aires 2018
Poema original en italiano:
«La moglie del barcaiolo
Qualche volta nel tiepido sonno dell’alba,
sola in sogno, le accade che ha sposato una donna.
Si distacca dal corpo materno una donna
magra e bianca che abbassa la piccola testa
nella stanza. Nel freddo barlume la donna
non attende il mattino; lavora. Trascorre
silenziosa: fra donne non occorre parola.
Mentre dorme, la moglie sa la barca sul fiume
e la pioggia che fuma sulla schiena dell’uomo.
Ma la piccola moglie chiude svelta la porta
e s’appoggia, e solleva gli sguardi nei suoi.
La finestra tintinna alla pioggia che scroscia
e la donna distesa, che mastica adagio,
tende un piatto. La piccola moglie lo riempie
e si siede sul letto e comincia a mangiare.
Mangia in fretta la piccola moglie furtiva
sotto gli occhi materni, come fosse una bimba
e resiste alla mano che le cerca la nuca.
Corre a un tratto alla porta e la schiude: le barche
sono tutte attraccate alla trave. Ritorna
piedi scalzi nel letto e s’abbracciano svelte.
Sono gelide e magre le labbre accostate,
ma nel corpo si fonde un profondo calore
tormentoso. La piccola moglie ora dorme
stesa accanto al suo corpo materno. È sottile
aspra come un ragazzo, ma dorme da donna.
Non saprebbe portare una barca, alla pioggia.
Fuori scroscia la pioggia nella luce sommessa
della porta socchiusa. Entra un poco di vento
nella stanza deserta. Se si aprisse la porta,
entrerebbe anche l’uomo, che ha veduto ogni cosa.
Non direbbe parola: crollerebbe la testa
col suo viso di scherno, alla donna delusa.
Cesare Pavese
Cesare Pavese nació en Santo Stefano Belbo, Cuneo, Italia, el 9 de septiembre de 1908.
Fue uno de los más importantes escritores italianos del siglo XX.
Tras la ruptura de su relación sentimental con la actriz norteamericana Constance Dowling, a la que dedicó sus últimos versos Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, su obra más conocida, se sume en una profunda depresión, suicidándose en Turín, el 27 de agosto de 1950.
También de Cesare Pavese en este blog:
«Cesare Pavese: La mujer del barquero»: AQUÍ
«Cesare Pavese: También tú eres el amor»: AQUÍ
«Cesare Pavese: De salobre y de tierra…»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Gentes sin arraigo»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Pasaré por la Piazza di Spagna»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Y entonces nosotros, cobardes…»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Eres la tierra y la muerte…»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Aguardiente en septiembre»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Tolerancia»: AQUÍ
«Cesare Pavese: La casa»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Tierra roja, tierra negra»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Vienes siempre del mar…»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Luna de agosto»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Eres como una tierra»: AQUÍ
«Cesare Pavese: The cats will know»: AQUÍ
«Cesare Pavese: El amigo que duerme»: AQUÍ
«Cesare Pavese: También tú eres colina…»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Indisciplina»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Las mañanas pasan claras…»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Tú no conoces las colinas»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Creación»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Tienes rostro de piedra esculpida»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos…: AQUÍ
“Cesare Pavese: El paraíso sobre los tejados…”: AQUÍ
«Cesare Pavese: Regreso de Deola»: AQUÍ
«Cesare Pavese: Fin de fantasía»: AQUÍ
Obra poética:
Lavorare stanca, de 1936 – (Trabajar cansa) – Edición corregida, 1943
La terra e la morte – 1945
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos – 1951
El que sería su último poema traducido al euskera interpretado por el cantor de los poetas, Paco Ibañez:
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