«Lo malo es que se olvida y un puñado
de tiempo se nos marcha hacia la nada.
Lo peor del olvido es el que en cada
cosa que fue vivimos de prestado…»
AGL
«La selva»
A Gumersindo y Carmen Galán
Justo donde la casa, el hormigón que gira
levantándose, las piedras
y el ladrillo obediente, estuvo, no hace mucho,
la selva.
En otro tiempo
Nada recuerda ahora
la feria del vivir. Las hierbas altas
de antaño. Tanto trébol.
Los niños que corrían descubriendo la flor.
La bella historia
del nido. Aquellos árboles.
Alguien sembró su rayo, la fiereza exultante
que el dorso es de la savia.
El hierro se erige en el lugar. Los albañiles
elevan la argamasa. Inician torres
de cemento durísimo. El escombro
se posesiona del verdor. Asfixia con su polvo
los animales libres de la tierra
que, un día no lejano, procrearan
su estirpe.
Ahora es el triunfo
del bodegón sobre la gracia viva
del vegetal.
Todo engaña,
recuérdalo. Es efímero. Tanto espejo que finge
sus plurales azogues.
En el lavabo
cruzan cigüeñas, estorninos gigantes,
con un cesto de frutas
en la voz.
Corren grifos. Hermosas cataratas
y cisternas.
Fúnebres melodías en el agua que brota.
Aquí
yacen, podridos,
el mundo liliput de los insectos,
las hormigas menores. Tantos seres
de estatura inferior, hoy calcinados
bajo el jardín.
Detrás de los visillos
se iluminan estancias, otras flores ingenuas
que están como enterradas en el cuadro. Sin aire
y sin perfume. Cadáveres que el óleo
representó.
Todo es así. Recuérdalo:
figuras que se borran. Espejismos. Adobes.
No.
No hay nada que nos duela si no es la carne misma
la que sufre. Alguien desconocido, cada tarde,
se entrena
pensando cómo herir.
Nació, a nuestro pesar , la arquitectura
donde el ramaje puso su hermoso pie silvestre.
Trazó las alambradas de la verja,
los bancos del zaguán. Toda esta flora
que suplantó lo vivo de aquello que aquí fue.
Nada recuerda ahora la bella floración,
los minaretes pulcros del enebro. La lluvia
de los tímidos sauces.
Ahora, qué hacer, son ya los signos
de la grandeza. El tiempo,
cada río, lleva su historia al mar.
Todo fenece, cambia
como un rostro.
Se viste ahora la selva
con la tibia casulla que decora y maltrata
la presunción.
Abdican de su trono
las ramas. Los gorriones se aman en la acera.
Se persiguen el vuelo
sin encontrar más sol que las cenizas
de la luz.
Justo el lugar.
Aquí, donde la casa
ésta que, sin deber, pienso es hermosa.
Donde amanecen vidrios y mosaicos,
la herramienta que brilla, estuvo el polen.
Recuérdalo. ¿no era
como subir a una montaña?
El ojo
iba trazando su ascensión. Crecía
el fresno su abundancia, su violenta conquista.
Y el roble alzaba intacto
su tronco, lo que el pájaro pudo
traer desde la sierra.
El pico ya salobre
de azul que era mar .Tallos de nieve.
Olvido y herbazales. Nuevo aroma
que hoy grita en pebeteros
de cristal. Otros sándalos. Maderas
donde el disco del sol decanta el turbio oro.
Hoy, ya fauna distinta, el hombre mira
con dolor el paisaje
que vio feliz. Oye llover
como trinar. Costumbre ya del duelo.
Que todo es un museo, preparado
con sed de lastimar. Pero nosotros
resistiremos.
Haremos la pupila
un viejo arcón de plata.
Y siempre será selva
nuestra memoria.
Ángel García López
De «A flor de piel»
Premio Adonáis, 1969
Ed. Rialp, 1970©
ISBN: 9788432115882
Ángel García López nació en Rota, Cádiz, el 29 de marzo de 1935.
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense, ejerció la docencia, como profesor de literatura desde el año siguiente al de su titulación, y de forma ininterrumpida hasta su jubilación, como profesor de Bachillerato, compaginándola con su otra actividad de Técnico Superior de Servicios Bibliográficos. Simultáneamente cursó estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid y los preceptivos para su doctorado universitario e inició una nueva licenciatura, esta vez en Filología Hispánica. Durante tres lustros dirigió la revista Literatura (en sistema Braille), dependiente de la Sección de Cultura de la O.N.C.E.
Obtuvo el Premio Adonáis en 1969, por: A flor de piel.
Fue Premio Andalucía de la Crítica de Poesía, 2013 por: Posdata
Además posee el Premio Boscán y el Premio Nacional de Poesía, en 1973.
También de Ángel García López en este blog:
«Ángel García López: La selva, de A flor de piel»: AQUÍ
«Tierra de nadie, de Ángel García López»: AQUÍ
Bibliografía:
Emilia es la canción, Arcos de la Frontera, col. Alcaraván, 1963.
Tierra de nadie (Accésit del Premio Adonais, 1967), Madrid, Rialp, 1968.
A flor de piel (Premio Adonais, 1969), Madrid, Rialp, 1970.
Volver a Uleila (Premio Álamo-José María Gabriel y Galán, 1970), Salamanca, Álamo, 1971.
Elegía en Astaroth (Premio Nacional de Literatura, 1973), Madrid, Oriens, 1973.
Retrato respirable en un desván (Premio Ciudad de Irún, 1973), San Sebastián, Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, 1974.
Mester andalusí (Premio Leopoldo Panero, 1976; Premio Nacional de la Crítica, 1978), Madrid, Cultura Hispánica, 1978.
Auto de fe (Premio Boscán, 1974), Barcelona, Instituto Catalán de Cultura Hispánica, 1979.
Trasmundo (Premio José María Lacalle, 1979), Madrid, Oriens, 1980.
Los ojos en las ramas (Premio Ciudad de Martorell, 1978), Murcia, Godoy, 1981.
Memoria amarga de mí (Premio Antonio Camuñas, 1982), Madrid, Albatros, 1983.
De latrocinios y virginidades (Premio Tertulia Hispanoamericana del Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1983), Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1984.
Medio siglo, cien años (Premio Juan Ramón Jiménez, 1988), Huelva, Diputación Provincial, 1988.
Perversificaciones (Premio Rafael Morales, 1989), Talavera de la Reina, Ayuntamiento de Talavera de la Reina, 1990.
Territorios del puma (Premio Ciudad de Melilla, 1991), Melilla, Ayuntamiento de Melilla / UNED, 1991.
Apócrifo castellano para durmiente bella (Premio Villa de Madrid-Francisco de Quevedo, 1995), edición no venal para bibliófilos, Almería, Alhucema, 1995.
Glosolalia (Premio Ciudad de Salamanca, 1997), Sevilla, Algaida, 1998.
Bestiario, Madrid, Eneida, 2000.
Mitologías (Premio Generación del 27, 1999), Madrid, Visor, 2000.
Cancionero de Alhabia, Córdoba, CajaSur, 2002.
Son(i)etos a Pablo, Valladolid, Fundación Jorge Guillén, 2003.
Historias de Macaena (poesía para niños), Madrid, Hiperión, 2004.
Ópera bufa, Madrid, Hiperión, 2004.
Universo sonámbulo (Premio Villa de Rota, 2005), Sevilla, Renacimiento, 2006.
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