El Rocio 2009. Lunes de Pentecostés

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Romería del Rocio. Lunes de Pentecostés. La Virgen en la calle.

Desde hace muchos años viví la Romería del Rocio desde el primer día hasta el último, caminando
entre pinos, por arenas de marisma, pasando calor y frio para llegar hasta Su ermita y ya allí en la Aldea compartiendo sentimientos, rezándole a Ella por sevillanas esperando la madrugada del lunes de Pentecostés Verla en la calle recorrer la aldea, entre una marea de más de un millón de personas que cada año acudimos para eso, posarse delante de cada una de las 106 Hermandades que peregrinan hacía la Aldea del Rocio de Almonte (Huelva), junto a la marisma del Coto de Doñana para celebrar su Romería.

Este año mi madre nos dio un susto y ha estado en el Hospital varios días y me ha sido imposible hacer la Romería completa, pero Gracias al Pastorcito Divino y a Ella, estoy segura, está mejor y al menos he podido ir a Verla en la Calle y pasar junto a mis rocieros todo el Lunes y despedirme una vez recogida de nuevo en la ermita.
El día amaneció con una intensa bruma que cubría toda la aldea, cosa poco habitual en esta época, por lo que veréis unas fotos muy grises con la escasa además, luz del amanecer. Otros años os enseño fotos diferentes, llenas de bullicio, trajes de volantes, caballos y carretas caminando o ya en la Aldea. Esta vez son fotos en las que las calles se ven desiertas, no porqué la gente esté durmiendo, si no porqué todos están junto a Ella en las calles cercanas a la ermita, unas preciosas casas rocieras, las dos son construcciones del siglo XVII, maravillosamente conservadas, pero con su típico tejado de chozo marismeño, la primera incluso, conserva el suelo de tierra tal cual estaban todas.

Ya por la tarde, salió el sol y algunas hermandades iniciaron el camino de vuelta, la primera, la de Gines que salía rozando las 5 de la tarde y yo tras despedirme de mis amigos y de mi Chiquitita en la ermita, volví también esperando el próximo año.

Salve de los Romeros de la Puebla

Dios te salve, Dios te salve
Reina de las marismas,
Madre de Dios y nuestra,
Blanca Paloma de la paz
y vida, esperanza verdadera.

Dios te salve
y salve a tus romeros
errantes peregrinos en la tierra
que gimen sin consuelo en este valle
de llanto y de tiniebla,
herencia dolorida
de la primera Eva.
Vuélvenos tu mirada,
abogada y maestra
celestial mediadora,
y amorosa Pastora
de la grey marismeña.

Muéstranos a tu buen Pastorcillo:
la divina cosecha
de tu vientre bendito
que a tu amado redil alimenta.
¡Oh!, clemente y piadosa,
y Paloma almonteña
siempre Virgen María,
si tu dulce Rocío nos riega,
Santa Madre de Dios,
nos hará merecer tus promesas
y podremos al fin de los días
habitar las marismas eternas.