Refranero y Frases.

François de la Rochefoucauld: Aforismos

diciembre 15, 2008

François de la Rochefoucauld

François de la Rochefoucauld, príncipe de Marcillac y Duque de la Rochefoucauld, nació en París, el 15 de Diciembre de 1613.
En el siglo de Luis XIV hay en Francia dos moralistas, que cuando menos de nombre conocen todos: La Bruyère y La Rochefoucauld, este último debe su fama a ser el autor de Máximas, libro de espíritu acre, penetrante, obra en que se expone con dureza grandes verdades, mezcladas con rasgos de un escepticismo muy discutible y malsano. Pone constantemente al lector en guardia contra sí mismo y le hace dudar de si sus actos son virtudes o vicios disfrazados.
Una auténtica colección de verdades incómodas, de esas que se piensan pero que rara vez alguien se atreve a expresar y que, como un crítico dijo: «provocan silencios tensos y absolutos».
En total las «Máximas» suman seiscientas cuarenta y una. Su autor dedicó buena parte de su vida a reescribirlas, abreviarlas y mejorarlas. Dudo que exista un libro de aforismos más agudo e hiriente que éste.

Algunas de esas máximas:

«A los defectos de la mente debemos darles la importancia que le damos a las heridas del cuerpo. Porque no importa cuantos cuidados se dispensen, al final unos y otras dejan cicatriz.»
«A los viejos les gusta dar buenos consejos, para consolarse de no poder malos ejemplos.»
«A veces creemos odiar la adulación y lo que se odia es la manera de adular.»
«A veces damos consejos, pero no enseñamos con nuestra conducta.»
«Casi todos nuestros errores son más perdonables que los métodos que discurrimos para ocultarlos.»
«Cómo pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no lo has sabido guardar.»
«Confesamos nuestros pequeños defectos para persuadirnos de que no tenemos otros mayores.»
«Conocer las cosas que lo hacen a uno desgraciado, ya es una especie de felicidad.»
«Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.»
«El daño que hacemos no nos trae tantas persecuciones y odios como nuestras buenas cualidades.»
«El interés, que ciega a unos, deslumbra a otros.»
«El valor perfecto consiste en hacer, sin testigos, lo que seríamos capaces de hacer delante de todo el mundo.»
Variante: «El verdadero valor consiste en hacer uno sin testigos lo que sería capaz de hacer ante todo el mundo.»
«El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto.»
«En los celos hay más amor propio que verdadero amor.»
«Es la prerrogativa de los grandes hombres tener sólo grandes defectos.»
«Es más fácil conocer al hombre en general que a un hombre en particular.»
«Es más vergonzoso desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.»
«Establecemos reglas para los demás y excepciones para nosotros.»
«Hay que consolarse de los errores propios cuando se tiene ánimo suficiente de reconocerlos.»
«La ausencia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, lo mismo que el viento apaga las velas y aviva las hogueras.»
«La confianza sirve en las conversaciones más que el ingenio.»
«La duración de nuestras pasiones es tan independiente de nosotros, como la duración de la propia vida.»
«La inteligencia no podría representar mucho tiempo el papel del corazón.»
«La vejez es un tirano que prohibe, bajo pena de muerte, todos los placeres de la juventud.»
«Lo que hace que los amantes no se aburran nunca de estar juntos es que se pasan el tiempo hablando siempre de sí mismos.»
«Los celos se alimentan de dudas.»
«Los celos son resultado más del amor propio que del verdadero amor.»
«Más vergonzoso es desconfiar de nuestros amigos que ser engañados por ellos.»
«Ni el sol, ni la muerte pueden mirarse fijamente.»
«No hay accidente, por desgraciado que sea, del que los hombres hábiles no obtengan provecho.»
«No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.»
«No se desperdicia a todos los que tienen vicios, pero sí a los que no tienen ninguna virtud.»
«Nunca se tiene la libertad de amar o de dejar de amar.»
«Nunca somos tan felices, ni tan infelices como pensamos.»
«Para tener éxito debemos hacer todo lo posible por parecer exitosos.»
«Si juzgamos el amor por la mayor parte de sus defectos, se parece más al odio que a la amistad.»
«Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera.»
«Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos medios suficientes.»
«Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos.»
«Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.»
» Todo el mundo se lamenta de su memoria, y nadie se lamenta de su criterio.»
«Los ancianos gustan de dar buenos consejos para consolarse de no estar ya en condiciones de dar malos ejemplos.»

François de la Rochefoucauld

Murió en París el 17 de marzo de 1680.

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No Comments

  • Reply Bitacoras.com diciembre 15, 2008 at 7:37 pm

    Información Bitacoras.com…

    Si lo deseas, puedes hacer click para valorar este post en Bitacoras.com. Gracias….

  • Reply sergio Astorga diciembre 15, 2008 at 8:54 pm

    Triana, filoso, despiadado, rotundo, en los periodos de mayor decadencia el pensamiento es más agudo.
    Un abrazo para tí o para mí, chispas, voy al espejo.
    Sergio Astorga

    Último post en la Web de…sergio Astorga…POSADA

  • Reply Triana diciembre 15, 2008 at 9:52 pm

    Es cierto Sergio, no fue una época buena para la literatura y menos para la poesía francesa, y en general para el resto de las artes.

    Un abrazo para los dos, con arte.

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