[…] Las flores, si me quieres,
Te entregarán su cáliz perfumado,
Y dejará escuchar ante tus rejas,
El ruiseñor su canto enamorado…
HH
Recordando al poeta romántico alemán, en el aniversario de su nacimiento.
«Intermezzo lírico»
Érase un caballero macilento,
Trémulo, triste, silencioso y lento,
Que vagaba al acaso,
con inseguro paso,
Siempre en hondos ensueños sumergido,
Tan desairado y zurdo y distraído,
Que susurraban flores y doncellas
Al pasar, vacilante, junto a ellas.
Huyendo de los hombres a menudo,
El lugar más recóndito escogía
De la casa, y allí, anhelante y mudo,
En la sombra los brazos extendía.-
¡Media noche sonó!… Rara armonía
Y voces peregrinas se escucharon
Entre la vaga bruma,
Y a la puerta, quedísimo, tocaron.
Con furtiva pisada,
Su visión adorada
Entra vestida de sonante espuma,
Y como fresca rosa,
La divinal hermosa
Brilla, encanta y perfuma.
Cúbrela tenue velo
De vaporosas joyas adornado,
Y la áurea cabellera en rizos suelta,
En ondas baña su figura esbelta;
Brillan sus ojos con la luz del cielo.
Y en brazos uno de otro, al par lanzados,
Se acarician los enamorados.
Contra el amante pecho,
Con fuerza apasionada,
La oprime el caballero en lazo estrecho;
Y el soñador despierta,
Y la nieve se torna en llamarada,
Y el pálido enrojece, y se convierte
El temeroso en atrevido y fuerte.
Mas ella, con engaño femenino
Y sin igual destreza,
Con el brillante velo diamantino
Le envuelve, sin sentirlo, la cabeza.
Encantado al instante
Se encuentra el caballero en un radiante
Palacio de cristal, bajo la linfa
De una tersa laguna sepultado.
Absorto y deslumbrado
Queda ante brillo tanto, mas la ninfa
Del onda habitadora
En sus brazos lo estrecha, lo enamora,
Y en tanto, sus doncellas
A la cítara arrancan notas bellas.
Y de modo tan dulce y lisonjero
Cantan y tocan, que los pies se lanzan
Al baile embriagador, y alegres danzan;
Y siente el caballero
Que, ya desvanecidos,
Amenazan dejarle sus sentidos;
Y a la ondina se enlaza
Y estrechamente en su ansiedad la abraza.
Más, de pronto se extingue
La viva luz… ¡Obscuridad completa!…
¡Y a hallarse vuelve, solitario y triste,
En su guardilla mísera el poeta!
Heinrich Heine
De: Intermezzo lírico y otros poemas
Traducción de Antonio Pérez Bonalde
Poema original en alemán:
«Lyrisches Intermezzo»
Es war einmal ein Ritter trübselig und stumm,
Mit hohlen, schneeweißen Wangen;
Er schwankte und schlenderte schlotternd herum,
In dumpfen Träumen befangen.
Er war so hölzern, so täppisch, so links,
Die Blümlein und Mägdlein, die kicherten rings,
Wenn er stolpernd vorbeigegangen.
Oft saß er im finstersten Winkel zu Haus;
Er hatt sich vor Menschen verkrochen.
Da streckte er sehnend die Arme aus,
Doch hat er kein Wörtlein gesprochen.
Kam er aber die Mitternachtstunde heran,
Ein seltsames Singen und Klingen begann–
An die Türe da hört er es pochen.
Da kommt seine Liebste geschlichen herein
Im rauschenden Wellenschaumkleide,
Sie blüht und glüht wie ein Röselein,
Ihr Schleier ist eitel Geschmeide.
Goldlocken umspielen die schlanke Gestalt,
Die Äuglein grüßen mit süßer Gewalt-
In die Arme sinken sich beide.
Der Ritter umschlingt sie mit Liebesmacht,
Der Hölzerne steht jetzt in Feuer,
Der Blasse errötet,
der Träumer erwacht,
Der Blöde wird freier und freier.
Sie aber, sie hat ihn gar schalkhaft geneckt,
Sie hat ihm ganz leise den Kopf bedeckt
Mit dem weißen, demantenen Schleier.
In einen kristallenen Wasserpalast
Ist plötzlich gezaubert der Ritter.
Es staunt, und die Augen erblinden ihm fast
Vor alle dem Glanz und Geflitter.
Doch hält ihn die Nixe umarmet gar traut,
Der Ritter ist Bräut’gam, die Nixe ist Braut,
Ihre Jungfraun spielen die Zither.
Sie spielen und singen, und singen so schön,
Und heben zum Tanze die Füße;
Dem Ritter, dem wollen die Sinne vergehn,
Und fester umschließt er die Süße–
Da löschen auf einmal die Lichter aus,
Der Ritter sitzt wieder ganz einsam zu Haus,
In dem düstern Poetenstübchen.
Heinrich Heine
Christian Johann Heinrich Heine, nació en Düsseldorf, Alemania, el 13 de diciembre de 1797.
Está considerado el último poeta del Romanticismo y al mismo tiempo su enterrador. Heine conjura el mundo romántico —y todas las figuras e imágenes de su repertorio— para destruirlo. Tras el enorme éxito cosechado por su temprano Libro de Canciones (1827), que conoció doce ediciones en vida del autor, da por agotada la lírica sentimental y arcaizante, y se abre paso a un lenguaje más preciso y sencillo, más realista.
Concedió al idioma alemán una elegante sencillez nunca antes conocida; fue en algunas ocasiones querido y a veces temido debido a su comprometida labor como periodista crítico y político, ensayista, escritor satírico y polemista. Debido a su origen judío y a su postura política, fue constantemente excluido y hostigado.
Hoy día pertenece a los más traducidos y mencionados poetas en idioma alemán.
Murió en París, el 17 de febrero de 1856.
También de Heinrich Heine en este blog:
«Heinrich Heine: Intermezzo lírico»: AQUÍ
«Heinrich Heine: Borrasca»: AQUÍ
«Heinrich Heine: Los tejedores de Silesia»: AQUÍ
«Heinrich Heine: Baltasar»: AQUÍ
«Heinrich Heine: La barca»: AQUÍ
«Heinrich Heine: Las ratas errantes»: AQUÍ
«Heinrich Heine: Mi alma se parece al mar»: AQUÍ
«Heinrich Heine: Insomnio»: AQUÍ
Obra traducida al castellano:
Atta Troll – El sueño de una noche de verano. Traducción, presentación y glosario de Jesús Munárriz. Hiperión, 2011.
La escuela romántica – Alianza Editorial, 2010.
Sobre la historia de la religión y la filosofía en Alemania. Alianza Editorial, 2008.
Libro de las canciones. Traducción de José Luis Reina Palazón. Ediciones Linteo, 2009.
Radikal. Antología con 50 poemas críticos, satíricos, rebeldes o revolucionarios. Hiperión, 2008.
Confesiones y memorias. Traducción y notas Isabel Hernández. Alba Editorial, 2006.
Cuadros de viaje, introducción, traducción y notas de Isabel García Adánez, 2003.
Las memorias del señor de Schnabelewopski, José J. de Olañeta, 2002. Reeditado por Ed, Berenice. 2010.
Alemania. Un cuento de invierno. Versión castellana y notas de Jesús Munárriz. Hiperión, 2001.
Gedichte-Auswahl. Antología poética. Edición bilingüe. Introducción y traducción Berit Balzer. Ediciones de la Torre, 1995.
Relatos – Traducción de Carlos Fortea, Cátedra, 1992.
Los dioses en el exilio – Traducción de Pedro Gálvez, Editorial Bruguera, 1984.
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