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John Minton
Francis John Minton nació en Great Shelford, Cambridgeshire, Reino Unido, el 25 de diciembre de 1917.
Pintor, ilustrador y escenógrafo, se formó artísticamente en la St John’s Wood School of Art, de 1935 a 1938.
Fue muy influenciado por su compañero de estudios Michael Ayrton, quien le hizo interesarse de forma entusiasta con la obra de los pintores franceses neorománticos.
Junto a Ayrton marchó a París en viaje de estudios en 1939, donde residió 8 meses, volviendo a Inglaterra al iniciarse la Segunda Guerra Mundial.
En 1941, a pesar de haberse declarado anteriormente objetor de conciencia, se unió al Cuerpo de Pioneros, siendo en 1943, pero fue dado de alta por razones médicas ese mismo año.
Mientras estaba en el ejército, con Ayrton, diseñó el vestuario y la escenografía para la producción de Macbeth de John Gielgud, en 1942.
Ese mismo año, él y Ayrton realizaron una exposición conjunta en las Galerías Leicester de Londres.
A propósito de la muestra, The Times escribió: «Se puede ver que Minton practica un realismo sombrío, e intensos sentimientos, que expresa en esquemas de color oscuro, tanto en un autorretrato curioso y efectivo como en pinturas de calles y edificios bombardeados».
De 1943 a 1946, enseñó ilustración en el Camberwell College of Arts, y de 1946 a 1948, estuvo a cargo del dibujo y la ilustración en la Escuela Central de Arte y Diseño.
Al mismo tiempo, continuó dibujando y pintando, compartiendo estudio durante algunos años con Robert Colquhoun y Robert MacBryde, y más tarde con Keith Vaughan.
Fue un artista muy prolífico, entre 1945 y 1956 realizó siete exposiciones individuales en la Galería Lefevre, a pesar de su trabajo como tutor de la escuela de pintura del Royal College of Art a partir 1949, cargo que desempeñó hasta el año anterior a su muerte.
Fue retratado por Lucian Freud en 1952.
Aunque más recordado y reconocido como ilustrador, realizó numerosos óleos, obras de gran tamaño, y algunos murales.
Decoró la Cúpula del Descubrimiento en el Festival de Gran Bretaña, dos grandes piezas decorativas para el Royal College of Art, y en la Royal Academy, una gran pintura de los soldados echando a suerte con dados la túnica de Jesús, a los pies de sus cruz en el Calvario, descrita por The Manchester Guardian como «una de las pinturas más elaboradas y serias de tema religioso producido desde la guerra».
Produjo así mismo, carteles para London Transport and Ealing Studios, y fue un considerado retratista. Pintó escenas de Gran Bretaña, desde la belleza rural hasta la decadencia urbana, y en sus viajes al extranjero, escenas de las Antillas, España y Marruecos.
Ilustró una gran cantidad de libros y publicaciones.
Aunque era respetado tanto por la conservadora Royal Academy como por el modernista London Group, no simpatizaba con la pintura abstracta que comenzó a prevalecer durante la década de 1950, y se sentía cada vez más desconectado de las nuevas tendencias de la época.
Sufrió cambios de humor extremos y se volvió adicto al alcohol.
Se suicidó el 20 de enero de 1957, en su casa de Londres, tomando una sobredosis de somníferos, tenía sólo cuarenta años de edad.
En 1994 se llevó a cabo una retrospectiva itinerante de su obra comisariada por su biógrafo, Frances Spalding.
En 2017, se realizó una importante exposición para conmemorar su centenario en la Galería Pallant House en Chichester , co-comisariada por el Director de la Galería, Simon Martin y Frances Spalding.
En The Oxford Dictionary of National Biography’s, se puede leer: «A menudo se ve a Minton como un ilustrador más que como un pintor. Ciertamente amplió y enriqueció la tradición gráfica inglesa. Sin embargo, en toda su variada producción, puede percibirse una conciencia elegíaca de la evanescencia de la belleza física que es completamente personal. Su trabajo está representado en la colección la Tate Gallery, y en numerosas colecciones públicas y privadas en el país y en el extranjero. Una exposición retrospectiva de 1994, comisariada por su biógrafo, Frances Spalding, proporcionó un recordatorio convincente de la extensión de sus facultades. Para el historiador debe seguir siendo un símbolo potente de su época.»
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