José de Zorrilla
José Zorrilla y Moral nació en Valladolid el 21 de febrero de 1817.
Estudió en las universidades de Toledo y Valladolid, enormemente prolífico, publicó cuarenta obras, entre 1839 y 1849.
Se dio a conocer en el entierro de Mariano José de Larra en el que leyó como homenaje: “A la memoria del joven literato don Mariano José Larra” (1837). Desde este momento fue siempre un autor de éxito.
Murió en Madrid, 23 de enero de 1893.
«A la memoria del joven literato don Mariano José Larra»
«… Ese vago clamor que rasga el viento
es la voz funeral de una campana;
vano remedo del postrer lamento
de un cadáver sombrío y macilento
que en sucio polvo dormirá mañana.
Acabó su misión sobre la tierra,
y dejó su existencia carcomida,
como una virgen al placer perdida
cuelga el profano velo en el altar.
Miró en el tiempo el porvenir vacío,
vacío ya de ensueños y de gloria,
y se entregó a ese sueño sin memoria,
¡que nos lleva a otro mundo a despertar!
Era una flor que marchitó el estío,
era una fuente que agotó el verano:
ya no se siente su murmullo vano,
ya está quemado el tallo de la flor.
Todavía su aroma se percibe,
y ese verde color de la llanura,
ese manto de yerba y de frescura
hijos son del arroyo creador.
Que el poeta, en su misión
sobre la tierra que habita,
es una planta maldita
con frutos de bendición.
Duerme en paz en la tumba solitaria
donde no llegue a tu cegado oído
más que la triste y funeral plegaria
que otro poeta cantará por ti.
Ésta será una ofrenda de cariño
más grata, sí, que la oración de un hombre,
pura como la lágrima de un niño,
¡memoria del poeta que perdí!
Si existe un remoto cielo
de los poetas mansión,
y sólo le queda al suelo
ese retrato de hielo,
fetidez y corrupción;
¡digno presente por cierto
se deja a la amarga vida!
¡Abandonar un desierto
y darle a la despedida
la fea prenda de un muerto!
Poeta, si en el no ser
hay un recuerdo de ayer,
una vida como aquí
detrás de ese firmamento…
conságrame un pensamiento
como el que tengo de ti.
Don Juan Tenorio
La acción transcurre en la Sevilla de 1545, en los últimos años del rey Carlos I.
Primera parte: Transcurre en la noche de carnaval, en la que Don Juan y D. Luis Mejía se encuentran en la Hosteria de Buttarelli: «quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año»
Los rivales de sus batallas y los muertos habidos en ellas y las mujeres que han seducido, Don Luis lo desafía de nuevo diciéndole que en su lista falta una «novicia que esté por profesar», Don Juan apuesta otra vez y le dice que conquistará a una y que además le robará a su prometida Doña Ana de Pantoja.
Este desafío es escuchado por el comendador, Don Gonzalo de Ulloa padre de Doña Inés que esperaba en un convento desde niña prometida a Don Juan y deshace el matrimonio que se había convenido.
Por la noche, seduce a Doña Ana, haciéndose pasar por Don Luis, escala los muros del convento, rapta a Doña Inés y ambos se enamoran locamente.
Don Luis y Don Gonzalo se enfrentan a Don Juan muriendo ambos. Don Juan huye a Italia.
Segunda parte: Han pasado 5 años y Don Juan vuelve a Sevilla donde visita el cementerio en el que reposan los restos de Doña Inés, muerta de amor por Don Juan y que también había hecho una apuesta, con Dios: Si logra que Don Juan se arrepienta, se salvaran los dos, si no es así, se condenarán los dos.
Delante de la tumba de Don Gonzalo, Don Juan invita a cenar al comendador y ese a su vez lo invita a compartir la mesa de piedra de su panteón. El espíritu de Don Juan está a punto de partir al infierno llevado por Don Gonzalo, interviene Doña Inés que le pide su arrepentimiento. Doña Inés gana su apuesta con Dios y ambos suben al cielo entre coros de ángeles entonando una melodía celestial.
Escena XIII (Primera Parte – Acto I)
(fragmento: D. Juan relata su historia)
Don Juan.
Como gustéis, igual es,
que nunca me hago esperar.
Pues, señor, yo desde aquí,
buscando mayor espacio
para mis hazañas, di
sobre Italia, porque allí
tiene el placer un palacio.
De la guerra y del amor
antigua y clásica tierra,
y en ella el Emperador,
con ella y con Francia en guerra,
díjeme: «¿Dónde mejor?
Donde hay soldados hay juego,
hay pendencias y amoríos».
Di, pues, sobre Italia luego,
buscando a sangre y a fuego
amores y desafíos.
En Roma, a mi apuesta fiel,
fijé entre hostil y amatorio,
en mi puerta este cartel:
Aquí está don Juan Tenorio
para quien quiera algo de él.
De aquellos días la historia
a relataros renuncio;
remítome a la memoria
que dejé allí, y de mi gloria
podéis juzgar por mi anuncio.
Las romanas caprichosas,
las costumbres licenciosas,
yo gallardo y calavera,
¿quién a cuento redujera
mis empresas amorosas?
Salí de Roma por fin
como os podéis figurar,
con un disfraz harto ruin
y a lomos de un mal rocín,
pues me quería ahorcar.
Fui al ejército de España;
mas todos paisanos míos,
soldados y en tierra extraña,
dejé pronto su compaña
tras cinco o seis desafíos.
Nápoles, rico vergel
de amor, de placer emporio,
vio en mi segundo cartel:
Aquí está don Juan Tenorio,
y no hay hombre para él.
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba,
y cualquier empresa abarca
si en oro o valor estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.
Esto escribí; y en medio año
que mi presencia gozó
Nápoles, no hay lance extraño,
no hubo escándalo ni engaño
en que no me hallara yo.
Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Ni reconocí sagrado,
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.
A esto don Juan se arrojó,
y escrito en este papel
está cuanto consiguió,
y lo que él aquí escribió,
mantenido está por él.»
José de Zorrilla
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Gracias Triana por culturizarnos,de vez en cuando conviene recordar lo que estudiamos.
Un abrazo.
Gracias Trianita
Excelente, Triana… Exquisita como siempre, esta poesía es magnifica, muchas gracias.
Saludos,
Gracias a vosotras niñas, creo que Zorrilla y el Tenorio bien merecen un ratito de nuestro tiempo, por su calidad literaria y por la tradición que representa.
Un beso para las tres. (Uno para cada una, claro)
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