«quien no regresa, o simula no regresar, es quien se arruina
con sus propias manos: inmundas, inmunes…»
LB
«Coro»
quien organiza su propia vida y es un retorno la vida que organiza,
a ese, le toca participar en cada figura, quedarse con las manos vacías
quien traslada (negándola) la espera de padre a hijo y se desconcierta
con el hijo, aparentar puede ser un muchacho caído en un campo de rastrojos
quien durante toda su vida regresa, y placer encuentra en el tormento
del no regreso, su vida es igual que pasar de desesperado sentido
a sonido que suscita risa: si basta, para reír, con ocultar
el paso por el que se accede al juego de las partes, a la zambra del no perder
de vista (hecho de goma como estoy, si juego, juego en la portería, donde
incluso los paranoicos tienen el derecho a sentirse amenzados). En la grieta
impasible del signo ( por el que se vence) cuanto más se desovilla tanto más
amenzador habita, el Duce siempre tiene la razón, siempre, los alemanes,
se equivocan. Latine loquitur? Upun popocopo… en fin, me las arreglo,
pero está claro que no hay remedio para lo que se consigue huyendo
Luigi Ballerini
De: «Cefalonia», 2005
Traducción de Lino González Veiguela
Ed. Vaso Roto – Poesía 2013©
ISBN: 978-84-15168-28-7
Nació en Milán en 1940, en la actualidad vive entre Nueva York y Los Ángeles.
Es profesor de Literatura italiana moderna y contemporánea; historiador de gastronomía y traductor.
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