Poesia

Ósip Mandelshtám: Dónde voy a meterme en este invierno…

enero 15, 2024


[…] ¡Oh, si pudiera irme, farol en alto, aprisa
con un perro delante, bajo estrellas de sal..
.
OM

Recordando al poeta ruso Ósip Mandelshtám en el aniversario de su nacimiento.

«Dónde voy a meterme en este invierno…»

¿Dónde voy a meterme en este invierno?
Abierta la ciudad, me agarra extraña.
¿Ebrio estaré de ese candado eterno?
Quiero mugir a tanta puerta huraña.
La media estrecha de calleja aullante,
su noche de alacena engarrotada,
y el chasco de escurrirse ese atorrante
por el mismo rincón donde no hay nada.
Y al foso, a la tiniebla de verrugas
me resbalo, hacia el pozo ya de hielo,
y a tumbos como el viento sus arrugas
y huyen grajos y fiebre en sólo un vuelo.
Y tras ellos me tiro dando un grito
de qué gélida caja de madera.
¡Un médico, un lector yo necesito!
¡Una conversación en la escalera

1 de febrero de 1937

Ósip Mandelshtám

Traducción de Jesús García Gabaldón

Ósip Emílievich Mandelshtám nació en Varsovia, Imperio ruso, el 15 de enero de 1891.
Poeta ruso de origen judío-polaco y miembro de la corriente acmeísta, una derivación del simbolismo ruso que reaccionaba contra él. Con el tiempo evolucionó hacia posiciones individuales, como la síntesis del simbolismo, el futurismo y el acmeísmo.
Tras escribir el poema anterior contra Stalin, fue desterrado a los Urales donde fracasó en un intento de suicidio, después de pasar varios años en Voronezh, en los que continuó escribiendo, aunque en condiciones muy difíciles, volvió, siendo de nuevo arrestado en 1938, condenado a cinco años de trabajos forzados en un campo de Vladivostok, donde murió el 27 de diciembre de 1938.

Impresionante relato de Sergio Bufano sobre la muerte de Osip Mandelstam:

«El poema nunca escrito»

…Mandelstam prefería mantener distancia
de esa estética que más tarde se encaminaría
con paso militante hacia el realismo socialista.

En el mes de diciembre de 1938, en un campo de prisioneros de la Unión Soviética, la temperatura congelaba la respiración y la conciencia de los comisarios políticos. Los 25 grados bajo cero no perdonaban nada. Implacables, solidificaban las lágrimas y no dejaban llorar, aunque no por ello impedían la tristeza. Al menos la tristeza del poeta Osip Mandelstam, o lo que quedaba de él al cabo de algunos años de permanencia en ese desierto helado en donde sólo el aullido del viento apaga el aullido de los lobos.

En una barraca de madera que dejaba filtrar por sus ranuras los puñales de aire hirientemente fríos, durmió mal, como siempre, y despertó cuando la luz plomiza del lejano noroeste de Rusia, cerca del río Kolima, amagaba con aparecer, pero no aparecía. El sol era en su memoria un círculo delgado y frágil, que se desvanecía detrás de cada ráfaga blanca; Mandelstam ya no recordaba ni un sólo día de verano. Ni una primavera. Olvidado el color verde del pasto, el amarillo de las hojas de otoño, el rocío de las noches estivales, había olvidado también la agradable sensación del calor cuando se levantó de su camastro y salió hacia el galpón para tomar el té que le servirían sus guardianes.

No llegó a cruzar la calle y cayó muerto, probablemente agradecido por la generosidad de la naturaleza que le impedía seguir viviendo. Ya era hora de morir. Por fin, la muerte le abría las puertas de la libertad para escapar del tormento de su cuerpo sometido.

Cuerpo que nunca más apareció. En alguna fosa común que todavía hoy comparte con cientos de intelectuales, revolucionarios o campesinos disconformes, los restos del poeta se ha congelado sesenta y cuatro inviernos. Nunca más se supo de él. No hay memoria que pueda rescatar sus huesos.

Y nunca, además, fue posible comprender el gesto que lo condujo a la cárcel y la muerte.

San Petersburgo

Sergio Bufano

También de Osip Mandelstam en este blog:

«Ósip Mandelshtám: Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible…»: AQUÍ

«Ósip Mandelshtám: Me extravié en el cielo»: AQUÍ

«Ósip Mandelshtám: La tristeza inexpresiva…»: AQUÍ

«Ósip Mandelshtám: Yo he regresado a mi ciudad, que conozco»: AQUÍ

«Osip Mandelstam: Porque no supe retener tus manos…»: AQUÍ

«Osip Mandelstam: Poema (Sin título)»: AQUÍ

Bibliografía poética:

La piedra – 1913
Tristia – 1922
Cuadernos de Moscú – 1930-1935
Cuadernos de Voronezh – 1935-37

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