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Rolando Manavella
Nació en Corral de Bustos, Córdoba, Argentina
Comenzó su carrera artística en el taller de dibujo y pintura de los hermanos Adolfo y Alfredo Del Pratto. Continue Reading…
«¿Oyes los montes? Puede que canten.
Puede que se derrumben,
que se acuerden de ti, que te nombren…»
«Soneto de la ausencia»
¿Me oyes, amor? Hay un fragor de trenes,
o quizá de batanes o de espigas
que te aleja de mí. No, no me digas
que te irás para siempre. Los andenes
se despoblaron. Yo, regreso. Penes
por donde penes, corazón, no sigas,
no te sigas marchando. Más fatigas
y más amor perdido si no vienes.
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Los Jardines de Mercurio en el Real Alcázar de Sevilla
No es la primera vez que vamos de visita en este blog por el Real Alcázar de Sevilla, es uno de mis sitios mágicos, me gusta ir muy tempranito e ir directamente a los jardines, cuando todavía no han llegado los miles de turistas que cada día lo recorren, esta mañana de domingo, he llegado cuando apenas eran las nueve de la mañana, y los he podido disfrutar a placer en solitario.
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«… la lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales»
LC
El otoño quiere llegar a Sevilla
Mañana de sábado de septiembre en Sevilla, es ya media mañana y los Jardines de Murillo presentan un aspecto poco usual, a esas Continue Reading…
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François-Edouard Picot
Nacio en París el 10 oct 1786.
De estilo neóclásico, estuvo activo durante la monarquía de Juillet, fue conocido por su temática mitólogica e histórica. En 1813 ganó el Premio Roma; y en 1819 un gran éxito en el Salón de París de 1819 con su óleo » L’Amour et Psyché», en el Museo del Louvre. Es autor así mismo de la «Coronación de la Virgen» en Notre Dame de Lorette. Siguió exponiendo en el Salón de París, hasta 1839. Fue miembro de la Academia de París y Oficial de la Legión de Honor en 1832.
«Serena
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas…»
«Poema de los dones»
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega.