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Real Monasterio de Santa Clara.
Historia.
En la zona norte de la Sevilla histórica, existe un rincón que durante siglos, ha permanecido escondido a la vista de los ciudadanos, pero que atesora entre sus muros una rica historia llena de tradición y cultura de arte y religiosidad.
La historia de Sevilla se escribe en sus calles, pero también detrás de sus muros, en palacios y conventos que durante siglos se extendieron por la ciudad y de los que solo quedan unos pocos.
Esta historia arranca en los inicios de la Sevilla cristiana y que tiene su piedra fundacional en la desdichada figura del infante D. Fadrique, hijo de Fernando III «El Santo». De su palacio construido sobre terrenos de un antiguo palacio almohade y cuyos cimientos descansan bajo las dependencias conventuales, solo nos resta la torre encantada, ejemplar muestra del gótico civil mas temprano en la ciudad y cuya silueta se alzaba majestuosa y desafiante, hoy única muestra en su género que pervive entre nosotros.
Materia para otro relato es la muerte del Infante D. Fadrique que murió a manos de su hermano Alfonso X «El Sabio» pero esta propició que su palacio pasara a manos de la una orden franciscana femenina, las Clarisas, fundada en Italia por San Francisco y su esposa: Clara de Asís, gracias a la intervención de Sancho IV y la ayuda posterior de su esposa María de Molina.
Las monjas clarisas fueron una de las primeras órdenes en asentarse en la ciudad, fundando el Convento de Santa Clara.
El palacio ya huérfano de su desaparecido inquilino, encuentra en sus nuevas moradoras un nuevo aliento que lo llena de vida. Pasaran muchos años antes que la vida monástica transforme para siempre la estructura palatina y durante más de dos siglos el legado arquitectónico del infante servirá de cobijo a las monjas.
El siglo XV conoce los comienzos de la construcción de la iglesia, de estilo gótico-mudéjar y cuya planta reproduce el modelo de la tradicional planta conventual de cajón de nave única rectangular.
El siglo XVI supone un punto de inflexión en la aun corta historia del convento al acometerse severas intervenciones que transformaron el edificio y le otorgaron la fisionomía que hoy contemplamos. Los aires renacentistas llegados a la capital hispalense pocos años antes, se introducen en el recinto conventual en este primer tercio del siglo, dejando su impronta en el claustro y en el programa de pinturas murales que se extendió por todo el recinto, constituyendo un catalogo de primer orden dentro de la pintura mural renacentista de Sevilla.
A principios del siglo XX tienen lugar las últimas intervenciones que no se limitaran a ser meras obras de rehabilitación, inmerso en el proceso de degradación, en la década de los veinte del siglo pasado, el Ayuntamiento adquiere al convento la torre de D. Fadrique, así como los jardines que la circundan con el fin de instalar el Museo Arqueológico municipal, a partir de aquí se diseminan en el interior y alrededores de la torre : relieves, columnas, esculturas romanas y hasta una estatua de Fernando VII proveniente de París.
El final del siglo XX conoce el paulatino descenso en el numero de monjas que viven en la comunidad y el progresivo deterioro de algunas zonas del convento , hace que en 1988 abandonen el convento las 4 últimas monjas que lo habitaban.
En el año 2001 y tras un acuerdo entre arzobispado y ayuntamiento se inicia el plan de restauración del convento.
En una próxima entrada os daré datos de este proceso.
Hoy os dejo las fotografías que he hecho el día 25 de septiembre en las que podéis ver ya parte de la 2ª planta del convento y los frescos descubiertos en su claustro.
Fuente: Real Monasterio de Santa Clara.
Historia y descripción. De: José Solís de Guzmán.