[…] Pero cuando la noche tiene encerrado al día,
como leona hambrienta sale de cacería
y, royendo de noche, sus mil dientes me hinca.
PR
«Dulcísima belleza, verdugo de mi vida…»
Dulcísima belleza, verdugo de mi vida,
un corazón no tienes, mas sí una roca dura. Continue Reading…