«Y los galaaditas tomaron los vados del Jordán a Efraím, y cuando alguno de los de Efraím que había huido decía: ¿Pasaré? Los de Galaad le preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía No, entonces le decían: Pues di Shibboleth.
Y él decía Sibboleth, porque no podía pronunciar aquella suerte.
Entonces le echaban mano y le degollaban. Y así murieron cuarenta y dos mil de los de Efraím…»
«Shibbóleth»
Junto a mis piedras,
crecidas en el llanto
detrás de las rejas,