Transfusiones de sangre y creencias religiosas.
Soy enfermera, y más de una vez me ha tocado, sobre todo en mis largos años en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP), enfrentarme con un paciente necesitado de hemoterapia (transfusión) que él o sus padres profesaban un religión que no lo permite.
En el caso de los niños, y siempre que peligrara su vida, no solía haber problemas para hacerlo en la medida en que era absolutamente necesario, al ser un menor, se comunicaba al juzgado de guardia, el juez, asumía la tutela de forma temporal se hacía (y se hace) el tratamiento y se restituía una vez el menor fuera de peligro; pero el problema imposible de solucionar cuando se trata de un adulto legalmente capacitado para tomar la decisión que sea conforme a su vida, los testamentos vitales son legales y no se pueden cuestionar, por mucha repercusión social que tenga el tema, en cuestión de creencias y convicciones, tenemos y necesitamos una absoluta libertad de decisión; igual que hay pacientes que se niegan a someterse a intervenciones quirúrgicas o tratamientos sabiendo que de ellos puede depender vivir o morir y nadie cuestiona eso en todos los medios de comunicación a bombo y platillo.
Yo particularmente creo que es espantoso que ninguna creencia religiosa se entrometa en ese tipo de cosas en cuanto se refiere a conservar o no la vida, pero también que cada uno de nosotros a nivel personal, tenemos todo el derecho a hacerlo.
Esto viene a cuento a raíz de que una mujer haya muerto en Sevilla al negarse a someterse a una transfusión sanguínea que necesitaba.
Podéis ver toda la información en: El Correo de Andalucía.
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