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David Wilkie
Sir David Wilkie nació en Edimburgo, Escocia, el 18 de noviembre de 1785.
Hijo de un pastor anglicano, fue admitido, siendo un niño, en la Trustees’ Academy de Edimburgo gracias al apoyo del Conde de Leven, donde tuvo como maestro a John Graham.
En 1805 marcho a Londres donde ingresó en la Royal Academy, llamando la atención en la misma con su óleo «Políticos de aldea», expuesto en 1806 en la Academia.
Su temática fue fundamentalmente la pintura de género, el retrato, y algunas escenas históricas y mitológicas.
Sus escenas de la vida cotidiana, pusieron de moda este género en Gran Bretaña en la primera mitad del siglo XIX.
En 1809, nada más alcanzar la edad exigida para ello, fue elegido miembro asociado de la Royal Academy, convirtiéndose en en académico de pleno derecho, en 1811.
En 1814 viajó a París, donde estudió a los grandes maestros del Museo del Louvre. En 1816 junto a Raimbach, el grabador de muchos de sus cuadros, lo hizo a Holanda y Bélgica.
En la década de 1820 visitó Italia, y en 1826, tiempo en el que pasó una complicada situación económica, se instaló en Toplitz, volviendo a Venecia y Florencia.
Tras pasar el verano de 1827 en Génova, marchó a España, visitando Madrid, -y allí el el Museo del Prado– El Escorial, Toledo y Sevilla.
En Madrid y Sevilla coincidió con el escritor norteamericano Washington Irving, que estaba como agregado a la Embajada de los Estados Unidos. Desde España regresó al Reino Unido en 1828.
En su obra anterior a comenzar sus viajes, se puede observar en sus telas la influencia de los pintores de género holandeses, Adriaen van Ostade y David Teniers, el joven.
A su vuelta se puede comprobar la influencia que en ellas ejercieron los maestros italianos y españoles, sobre todo la de Diego Velázquez y Bartolomé Esteban Murillo, contando sus impresiones a Sir Thomas Lawrence en una carta.
En 1840 viajó a los países del este europeo, pasando por Holanda y Alemania, llegando hasta, dónde tuvo que detenerse por la guerra en Siria, pintando un retrato del sultán.
Más tarde embarcó hacia Esmirna y viajó a Jerusalén, donde permaneció poco más de un mes.
A su regreso enfermó en el barco, muriendo en alta mar, cerca de la costa española, a la altura de Gibraltar, el 1 de junio de 1841, siendo su cuerpo lanzado al mar. William Turner recordó este hecho en un cuadro.
*Entrada publicada en este blog el 1 de junio de 2015. Ha sido actualizada y ampliada el 1 de junio de 2024.
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