«Para usted que ya no la tiene, la libertad es todo. Para nosotros que sí, es meramente una ilusión.»
«El hechizo de la tristeza se parece a las olas invisibles de las aguas muertas.»
Recordando al escritor y filósofo rumano en el aniversario de su muerte.
Émile Cioran
Algunas de sus mejores frases y reflexiones:
«A veces uno quisiera ser caníbal, no tanto por el placer de devorar a fulano o mengano como por el de vomitarlo.»
«Alguien, no sé quién, dijo que no debería uno privarse del «placer de la piedad».
«Algunos tienen desgracias; otros, obsesiones. ¿Quienes son más dignos de lástima?»
«A los últimos a quienes perdonamos su infidelidad es a aquellos a quienes hemos decepcionado.»
«A medida que los años pasan, decrece el número de seres con quienes puede uno entenderse. Cuando no haya ya nadie a quien dirigirse, seremos al fin tal y como se era antes de sucumbir en un nombre.»
«Amor es ese afecto desengañado que sobrevive tras un instante de baba.»
«Así fue como estuve a punto de alcanzar mi momento supremo. Pero creí preferible continuar el paso.»
«Aspirar, lo más profundo dentro de uno mismo, estar tan desposeído, ser tan lamentable como Dios.»
«Cada uno se agarra como puede a su mala estrella.»
«Cambiar de idioma, para un escritor, es como escribir una carta de amor con un diccionario.»
«Cuando, furiosos por habernos habituado a nosotros mismos, empezamos a destetarnos, pronto nos damos cuenta que es peor, que odiarse refuerza aún más los lazos con uno mismo.»
«Cuando me paseaba, tarde, por el camino bordeado de árboles, una castaña cayó a mis pies. El ruido que hizo al estallar, el eco que suscitó en mí, y un temblor desproporcionado con respecto a ese ínfimo incidente, me sumergieron en el milagro, en la embriaguez de lo definitivo, como si no hubiera ya más preguntas, sino respuestas. Me sentía ebrio de mil evidencias inesperadas con las que no sabía qué hacer…»
«Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar.»
«Desde que estoy en el mundo», ese desde me parece cargado de un significado tan espantoso, que se torna insoportable.»
«Deseo una destrucción completa de todo lo humano, incluidos ellos e incluido yo, ya que no soy especial ni mejor que ellos.»
«Dios: una enfermedad de la que imaginamos estar curados porque nadie se muere de ella hoy en día.»
«El budismo llama «mácula del espíritu», a la cólera; el maniqueísmo, «raíz del árbol de muerte». Lo sé. ¿Y de qué me sirve?.»
«El día que leí la lista de casi todas las palabras de que dispone el sánscrito para designar al absoluto, comprendí que me había equivocado de camino, de país, de idioma.»
«El deseo de morir era mi interés excluyente; a él le sacrifiqué todo, hasta la muerte.»
«El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad.»
«El crimen en plena gloria consolida la autoridad por el miedo sagrado que inspira.»
«El escepticismo es la embriaguez del atolladero.»
«El futuro sólo se vuelve temible en cuanto uno no está seguro de poder matarse en el momento deseado.»
«El hombre despide un olor particular: de entre todos los animales sólo él apesta a cadáver.»
«El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraiso en un lugar de tortura.»
«El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.»
«El paraíso no era un lugar soportable, de lo contrario el primer hombre se hubiera adaptado a él; este mundo tampoco lo es, ya que en él se añora el paraíso o se da otro por seguro. ¿Qué hacer? ¿Dónde ir? No hagamos nada, no vayamos a ningún sitio, así, sin más.»
«En algunos, todo, absolutamente todo, tiene que ver con la fisiología: su cuerpo es su pensamiento, su pensamiento es su cuerpo.»
«¿Es imaginable un ciudadano que no posea un alma de asesino?»
«Escriba libros sólo si lo que va a decir en ellos, lo que usted nunca le confiaría a nadie.»
«Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados.»
«Hay noches que ni el más ingenuo torturador podría haber inventado. Sale uno deshecho, estupidizado, perdido. Sin recuerdos ni presentimientos, y sin saber siquiera quién se es. Y entonces es cuando el día parece inútil, y la luz perniciosa y más opresora aún que las tinieblas.»
«Hay un dios al principio, cuando no al cabo de toda alegría.»
«He aquí un peligro que no teme el que haya vivido en el apetito de la insatisfacción, en la orgía del remordimiento y del asco.»
«Hubo un tiempo en que el tiempo no existía… El rechazo del nacimiento no es otra cosa que la nostalgia de ese tiempo anterior al tiempo.»
«Imposible asistir más de un cuarto de hora sin impaciencia a la desesperación de alguien.»
«La imposibilidad de encontrar un solo pueblo, una sola tribu donde el nacimiento provoque duelo y lamentación, prueba hasta qué punto la Humanidad se encuentra en estado de regresión.»
«La lucidez: martirio permanente, inimaginable proeza.»
«La lucidez es el único vicio que hace al hombre libre: libre en un desierto.»
«La mente, arrancada de sus raíces, se ha quedado sola consigo misma.»
«La naturaleza, buscando una fórmula que pudiera satisfacer a todo el mundo, escogió finalmente la muerte, la cual, como era de esperar, no ha satisfecho a nadie.»
«La obsesión del nacimiento, al transportarnos más acá de nuestro pasado, nos hace perder el gusto por el futuro, por el presente y hasta por el pasado.»
«La razón es una puta que sobrevive mediante la simulación, la versatilidad y la desvergüenza.»
«La ventaja no desdeñable de haber odiado mucho a los hombres es la de llegar finalmente a soportarlos por agotamiento de ese mismo odio.»
«La verdad empieza por un conflicto con la policía, y termina cuando los llamamos para que intervengan.»
«Las últimas hojas caen danzando. Se necesita una gran dosis de insensibilidad para no sucumbir al otoño.»
«Lo esencial surge con frecuencia al final de las conversaciones. Las grandes verdades se dicen en los vestíbulos.»
«Lo que sé a los sesenta años, ya lo sabía a los veinte. Cuarenta años de un largo, superfluo trabajo de comprobación.»
«Los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino.»
«Los dolores imaginarios son, con mucho, los más, reales ya que se les necesita constantemente y se inventan porque no es posible prescindir de ellos.»
«Los grandes perseguidores se reclutan entre los mártires a quienes no les han cortado la cabeza.»
«Más de una vez se me ha ocurrido salir de casa porque, de haberme quedado, no estaría seguro de poder resistir a alguna resolución súbita. La calle es más tranquilizadora porque se piensa menos en uno mismo, y porque en ella todo se debilita y se deteriora, empezando por las angustias.»
«Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un ser abortado.»
«Mi facultad de decepción sobrepasa el entendimiento. Ella es quien me hace comprender a Buda, pero también es ella quien me impide seguirlo.»
«Mi misión es matar el tiempo, y la del tiempo es matarme en su turno a mí, Qué cómodo se encuentra uno entre asesinos.»
«Mientras más se alejan los hombres de Dios, más avanzan en el conocimiento de las religiones.»
«No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas lo cual vale más que tratar de llenarlas.»
«No reducirse a una obra; sólo hay que decir algo que pueda susurrarse al oído de un borracho o de un moribundo.»
«No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.»
«No tengo nacionalidad, el mejor estatus posible para un intelectual»
«No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.»
«Nunca entenderé cómo se puede vivir sabiendo que no se es, por lo menos, eterno.»
«Nunca estoy a gusto en lo inmediato, sólo me seduce lo que me precede, lo que me aleja de aquí, los innúmeros instantes en que yo no fui: lo no nato, en suma.»
«Oh Satán, mi Maestro, me entrego a ti para siempre». cómo me pesa haber olvidado el nombre de la religiosa que, habiendo escrito esto con un clavo untado en su sangre, merecía figurar en una antología de la plegaria y el laconismo.»
«Para medir bien el retroceso que representa el cristianismo en relación al paganismo, basta comparar las mezquindades que propalan los padres de la Iglesia sobre el suicidio, con las opiniones emitidas por Plinio, Séneca y Cicerón inclusive.»
«Podemos estar orgullosos de lo que hemos hecho, pero deberíamos estarlo mucho más de lo que no hemos hecho. Ese orgullo está por inventar.»
«Podemos imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos.»
«Por todas las evidencias estamos en el mundo para no hacer nada.»
«- ¿Qué hace usted todo el día?
– Me soporto.»
«Qué orgullo descubrir que nada te pertenece: qué revelación.»
«¿Qué sería de nuestras tragedias si un insecto nos presentara las suyas?»
«¿Quién se revela? ¿Quién se levanta en armas? El esclavo raramente, pero casi siempre el opresor convertido en esclavo.»
«Regla de oro: dejar una imagen incompleta de sí mismo.»
«Se debería establecer el grado de verdad de una religión a partir de la importancia que ésta le otorga al Demonio; mientras más le dé un sitio prominente, más atestigua que se preocupa por lo real, rechaza las supercherías y la mentira, afirma su saciedad y le importa más comprobar que divagar, que consolar.»
«¿Se ha justificado alguna vez a la religión de manera más delicada?»
«Se puede soportar cualquier verdad, por muy destructiva que sea, a condición de que sea total, que lleve en sí tanta vitalidad como la esperanza a la que ha sustituido.»
«Sé que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido me comporta como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo.»
«Según la regla de San Benito, si un monje se tornaba orgulloso, o solamente contento de su trabajo, debía apartarse de él y abandonarlo.»
«Ser objetivo es tratar al prójimo como se trata a un objeto, a un muerto, es comportarse con él como un sepulturero.»
«Si no poseo el gusto del misterio es porque todo me parece inexplicable, o mejor dicho, porque lo inexplicable es mi único sustento y estoy harto de él.»
«¡Si se comenzara por suprimir a todos aquellos que sólo pueden respirar sobre un estrado!»
«Siempre he buscado paisajes anteriores a Dios. De ahí mi debilidad por el Caos.»
«Siento que soy libre, pero se que no lo soy.»
«Sólo me entiendo bien con alguien que se encuentra en lo más bajo de sí mismo, sin el deseo ni la fuerza de recuperar sus ilusiones habituales.»
«Sólo lo que se esconde es profundo y verdadero. De ahí la fuerza de los sentimientos viles.»
«Sufrir es la manera de estar activo sin hacer nada.»
«Un pueblo no representa tanto una acumulación de ideas y teorías como de obsesiones.»
«Una civilización se destruye sólo cuando se destruyen sus dioses.»
«Un libro es un suicidio aplazado.»
«A pesar de su cabello blanco continuaba en la prostitución. La encontraba a menudo en el Barrio Latino hacia las tres de la mañana, y no me gustaba regresar a casa sin antes haberle oído relatar algunas hazañas o anécdotas. Tanto las hazañas como las anécdotas se me han olvidado. Pero no puedo olvidar la rapidez con que, una noche en que me puse a despotricar contra todos esos «piojosos» que dormían, ella comentó, levantando el índice hacia el cielo: «¿Y qué dice usted del piojoso de allá arriba?»
Émile Cioran
Emil Mihai Cioran nació en Răşinari, Condado transilvano de Sibiu, antiguo Imperio Austro-Húngaro actual Rumanía, el 8 de abril de 1911.
Escritor y filósofo rumano, aunque publicó la mayor parte de sus obras en lengua francesa.
Cioran no se consideraba así mismo un filósofo ortodoxo, ni tan siquiera escritor, provocador a ultranza, alentó durante toda su vida múltiples controversias contra el orden establecido, las normas y los dogmas. Uno de sus más ansiados objetivos fue instaurar un pensamiento a contracorriente, en el que el cinismo tenía un papel protagonista, lo que dio lugar a sus aforismos sin concesiones ni piedad hacia el objeto al que aludía.
Su obra está cargada de una gran dosis de atmósfera tormentosa, estado que el propio Cioran experimentó en sí mismo.
Preocupado toda su vida con los temas de la muerte y el sufrimiento, sintiéndose atraído por la idea del suicidio, creyendo que esta posibilidad podría ayudarlo una sola vez en la vida.
Sus obras abarcan numerosos y variados temas, entre ellos: el pecado original, el sentido trágico de la historia, el fin de la civilización, la negativa del consuelo por la fe, la obsesión por la vida eterna, como una expresión del hombre metafísico, el exilio…
Se lo relaciona habitualmente con otros autores rumanos, como Tristan Tzara.
Tal es el desapego que marcó su vida, que decidió cambiar su lengua madre por el francés. Incluso cuando Stalin murió y Rumania se vio libre de la ocupación soviética, su único sentimiento fue el de pesadumbre.
Su pensamiento de Cioran, infectado de amargura e ironía, lo sitúa entre los pensadores más provocadores y fulgurantes de las últimas décadas.
Murió en París, el 20 de junio de 1995.
Obra destacada traducida al castellano:
En las cimas de la desesperación (1936) (Tusquets, 1996)
El libro de las quimeras (1936)
El ocaso del pensamiento (1940) (Tusquets, 1995)
Breviario de podredumbre (1949) (Taurus, 1988)
Silogismos de la amargura (1952) (Tusquets, 1990)
La tentación de existir (1956) (Taurus, 1979)
Historia y Utopía (1960) (Tusquets, 1988)
La caída en el tiempo (1966) (Tusquets, 1993)
El aciago demiurgo (1969) (Círculo de Lectores, 1993)
Del inconveniente de haber nacido (1973) (Taurus, 1981)
Desgarradura (1979)
Adiós a la filosofía y otros textos (Antología) (Alianza, 1982)
Anatemas y admiraciones (1986-87)
Ese maldito yo (1986) (Tusquets, 1987)
De lágrimas y de santos (1986) (Tusquets, 1988)
Ejercicios de admiración y otros textos (Tusquets, 1993)
Breviario de los vencidos (1993) (Tusquets, 1998)
Conversaciones (Tusquets, 1996)
*La imagen es un oleo de Lucien Freud
** Entrada publicada el 28 de mayo de 2013. Ha sido actualizada y ampliada con nuevas frases, el 20 de junio de 2023.
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Información Bitacoras.com…
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[…] Arthur Rimbaud, Ósip Mandelshtam, Paul Valéry, William Shakespeare, Emily Dickinson, René Char y Emil Cioran. Su primer libro de poemas “Amapola y memoria”, de 1952, incluye su poema más famoso: […]
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