«Poema del Renunciamiento»
Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte … y jamás lo sabrás.
Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos … y jamás lo sabrás.
Quizá pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca … y jamás lo sabrás.
Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos … y jamás lo sabrás.
Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-el tormento infinito que te debo ocultar-
yo te diré sonriente: “No es nada … ha sido el viento”.
Me enjugaré la lágrima… ¡y jamás lo sabrás!
José Angel Buesa
Nació en Cienfuegos, Cuba en 1910.
Murió en Santo Domingo, República Dominicana en 1982.
También de José Angel Buesa en este blog:
«Canción de la noche sola, de José Ángel Buesa»: AQUÍ
«Poesía Erótica: Tu collar de perlas de José Ángel Buesa»: AQUÍ
«Poema del día: Balada del loco amor de José Ángel Buesa»: AQUÍ
«Poema del día: Poema del amor lejano de José Ángel Buesa»: AQUÍ
«Poema del día: Canción de los amantes de José Ángel Buesa»: AQUÍ
«Poema del día: El Regreso de José Angel Buesa»: AQUÍ
«Elegía para ti y para mi. José angel Buesa»: AQUÍ
«José Ángel Buesa: La despedida»: AQUÍ
*La fotografía es de Mecuro B. Cotto
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Canción de la noche sola
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.
Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!
J.A. Buesa
Canción de los amantes
Donde quiera en las noches se abrirá una ventana
o una puerta cualquiera de una calle lejana.
No importa dónde o cuándo… puede ser dondequiera
ni menos en otoño, ni más en primavera.
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer
un hombre enloquecido besará una mujer.
Tal vez nadie lo sepa… Como tal vez un día
todos irán sabiendo lo que nadie sabía.
Y para los amantes su amor desesperado
podrá ser un delito… pero nunca un pecado.
Por eso el amor pasa por las calles desiertas
y es como un viento loco que quiere abrir las puertas
Bien saben los amantes que hay caricias que son
no una simple caricia sino una posesión.
Y que un beso… uno solo puede más que el olvido
si se juntan dos bocas en un beso prohibido.
No, un gran amor no es grande por lo mucho que dura
si se parece a un árbol reseco en la llanura.
Y los amantes saben, que sin querer siquiera
hay un amor que crece como una enredadera
Es natural que el agua de un estanque sombrío
sueñe en sus largas noches con el viaje de un río.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve
será porque es la lluvia condenada a ser nieve.
Es natural que un día comprendan los amantes
que no hay nunca sin siempre… que no hay después sin antes.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño
que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño.
El amor… esa estrella de una sombra infinita
aunque muera cien veces… cien veces resucita
Y suele ser un niño de manos milagrosas
que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.
Ya no habrá días turbios… ya no habrá noches malas
si hay un amor secreto que nos presta sus alas.
Y el corazón renace con renovada fe
igual que los rosales… que no saben porqué.
Donde quiera en las noches, puede abrirse una puerta
pero… tan suavemente que nadie se despierta
Puede ser en otoño… puede ser en verano
tanto un amor tardío… como un amor temprano.
Una mujer… un hombre… y un oscuro aposento
y allá afuera en la calle… sigue pasando el viento.
Y si en la noche hay algo queriendo amanecer
es simplemente un hombre que besa a una mujer.
J.A. Buesa
Balada del loco amor
I
No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
II
Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene a prisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde
Y ni siquiera entonces el amor llega tarde.
III
No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.
J.A. Buesa
POEMA DEL AMOR LEJANO
Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo
como queda un perfume donde había una flor.
Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo;
y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor.
La vida nos acerca y la vez nos separa,
como el día y la noche en el amanecer…
Mi corazón sediento ansía tu agua clara,
pero es un agua ajena que no debo beber…
Por eso puedes irte, porque, aunque no te sigo,
nunca te vas del todo, como una cicatriz;
y mi alma es como un surco cuando se corta el trigo,
pues al perder la espiga retiene la raíz.
Tu amor es como un río, que parece más hondo,
inexplicablemente, cuando el agua se va.
Y yo estoy en la orilla, pero mirando al fondo,
pues tu amor y la muerte tienen un más allá.
Para un deseo así, toda la vida es poca;
toda la vida es poca para un ensueño así…
Pensando en ti, esta noche, yo besaré otra boca;
y tú estarás con otro… ¡pero pensando en mí!
Jose Angel Buesa
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