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Pere Pruna
Pere Pruna Ocerans nació en Barcelona, en 1904.
Fue una de las figuras más importantes del figurativismo español en el siglo XX, con una clara influencia de Balthus, y en ocasiones cercano al expresionismo europeo, sobre todo en la temática religiosa.
Con una escasa formación inicial, viajó en 1920 a París, donde entró en contacto con Pablo Picasso gracias a una carta de recomendación de Sebastián Sunyer, Picasso le acoge como alumno en su época clasicista, la del «return to order» (vuelta al orden).
La vuelta al orden fue un movimiento artístico que siguió a la Primera Guerra Mundial, y que rechazaba la extrema vanguardia artística practicada hasta 1918, inspirándose en el arte tradicional de cada lugar, movimiento que se asoció al renacimiento del clasicismo y la pintura realista. Todo esto marcaría el estilo futuro de Pruna. En su técnica, de formas más delicadas y suaves influirían al propio Picasso.
Gracias a su amistad con el pintor malagueño, pudo relacionarse con intelectuales y artistas de la vanguardia francesa, y pudo exponer en la galería Percier de París, en 1942.
Es la etapa más notable de su carrera, por lo que se le encuadra en la conocida como «Escuela de París», llegando a lograr una gran estima de público y crítica.
En 1928 logró el 2º premio en el Canegie Institute de Pittsburgh, tras lo que le llegó la la fama internacional en él que el primer premio había sido para André Derain y el tercero para Laurence.
Expuso en Chicago, Nueva York y Amsterdam, entre otras ciudades.
Aunque pintó obras como «Alegoría de la República», tras el estallido de la guerra civil española, la visión de la quema de conventos y obras de arte religiosas le produjo un tremendo impacto que le llevó a alistarse en las tropas franquistas.
En 1936 y 1938 expuso en la Bienal de Venecia.
Realizo un buen número de pinturas murales y otras obras de gran formato de temática religiosa, conservando su personal estilo, a la vez que pintó desnudos, siempre delicados, obras experimentales y collages, como ejemplo de este tiempo: «Cabeza de escayola y tulipán» de 1929.
Las figuras del artista se caracterizan por una línea estilizada y clara, que sintoniza con los postulados del «return to order».
Se centró en su etapa más madura casi por completo en el retrato, en la mayor parte de los casos desnudos, algunas naturalezas muertas y composiciones inspiradas en la mitología.
Murió en Barcelona en 1977.
Vídeo con con obras del pintor:
*Entrada publicada el 25 de abril de 2013. Ha sido actualizada y ampliada el 29 de septiembre de 2014.
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