«Cuando muera, que me doblen con latas
Rompan en saltos y piruetas –
Restallen petardos en el aire
Convoquen a payasos y acróbatas
Que mi caja vaya sobre un burro
Enjaezado a la andaluza:
Nada a un muerto se niega…»
MSC
Mi recuerdo al poeta modernista portugués en el aniversario de su nacimiento.
«Femenina»
Yo quisiera ser mujer para poderme extender
al lado de mis amigos, en las banquitos de los cafés.
Yo quisiera ser mujer para poderme poner
polvo de arroz en la cara, delante de todos, en los cafés.
Yo quisiera ser mujer para no tener que pensar en la vida
y conocer muchos viejos a quienes pedirles dinero.
Yo quisiera ser mujer para pasar el día entero
hablando de modas y chismes muy entretenida.
Yo quisiera ser mujer para tocarme los senos
y aguzarlos al espejo, antes de irme a acostar.
Yo quisiera ser mujer para que se me vieran bien estos enredos
que en un hombre, francamente, no se pueden disculpar.
Yo quisiera ser mujer para tener muchos amantes
y engañarlos a todos, igualmente al predilecto.
Cómo me gustaría engañar a mi amante rubio, el más esbelto,
con un muchacho gordo y feo de modos extravagantes.
Yo quisiera ser mujer para a quien me mirara excitar.
Yo quisiera ser mujer para poderme negar.
Mário de Sá-Carneiro
París, febrero de 1916.
Traducción de Mario Bojórquez.
Poema original en portugués:
«Feminina»
Eu queria ser mulher pra me poder estender
Ao lado dos meus amigos, nas banquettes dos cafés.
Eu queria ser mulher para poder estender
Pó de arroz pelo meu rosto, diante de todos, nos cafés.
Eu queria ser mulher pra não ter que pensar na vida
E conhecer muitos velhos a quem pedisse dinheiro –
Eu queria ser mulher para passar o dia inteiro
A falar de modas e a fazer «potins» – muito entretida.
Eu queria ser mulher para mexer nos meus seios
E aguçá-los ao espelho, antes de me deitar –
Eu queria ser mulher pra que me fossem bem estes enleios,
Que num homem, francamente, não se podem desculpar.
Eu queria ser mulher para ter muitos amantes
E enganá-los a todos – mesmo ao predilecto –
Como eu gostava de enganar o meu amante loiro, o mais esbelto,
Com um rapaz gordo e feio, de modos extravagantes…
Eu queria ser mulher para excitar quem me olhasse,
Eu queria ser mulher pra me poder recusar…
Ah, que te esquecesses sempre das horas
Polindo as unhas –
A impaciente das morbidezas louras
Enquanto ao espelho te compunhas…
A da pulseira duvidosa
A dos anéis de jade e enganos –
A dissoluta, a perigosa
A desvirgada aos sete anos…
O teu passado, sigilo morto,
Tu própria quasi o olvidaras —
Em névoa absorto
Tão espessamente o enredaras.
A vagas horas, no entretanto,
Certo sorriso te assomaria
Que em vez de encanto,
Medo faria.
E em teu pescoço
— Mel e alabastro —
Sombrio punhal deixara rasto
Num traço grosso.
A sonhadora arrependida
De que passados malefícios –
A mentirosa, a embebida
Em mil feitiços
Mário de Sá-Carneiro
Mário de Sá-Carneiro nació en Lisboa, el 19 de mayo de 1890.
Comenzó a escribir poesía con doce años, con sólo quince ya traducía a Victor Hugo, y con dieciséis a Goethe y Schiller.
Poeta, cuentista y novelista, fue uno de los mayores exponentes del Modernismo en Portugal, junto con Fernando Pessoa y con José de Almada-Negreiros integró el primer grupo modernista portugués.
Fue el creador de la revista literaria «Orpheu», nombre por el que posteriormente se conocería a su generación poética.
Decepcionado por la diferencia entre su vida real y la que imaginó, cayó en una depresión severa que, el 26 de abril de 1916 le llevó a suicidarse en una habitación del Hôtel de Nice, de Montmartre, en París, ese día ingirió cinco frascos de arseniato de estricnina, momento que presenció su amigo José de Araújo, tenía tan sólo veintiséis años de edad.
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