«… Arriba las espumas, cabelleras difusas,
ignoran los profundos pies de fango,
esa imposibilidad de desarraigarse del abismo…»
VA
«La selva y el mar»
Allá por las remotas
luces o aceros aún no usados,
tigres del tamaño del odio,
leones como un corazón hirsuto,
sangre como la tristeza aplacada,
se baten con la hiena amarilla que toma la forma del poniente insaciable.
Largas cadenas que surten de los lutos,
de lo que nunca existe,
atan el aire como una vena, como un grito, como un reloj que se para
cuando se estrangula algún cuello descuidado.
Oh la blancura súbita,
las orejas violáceas de unos ojos marchitos,
cuando las fieras muestran sus espadas o dientes
como latidos de un corazón que casi todo lo ignora,
menos el amor,
al descubierto en los cuellos allá donde la arteria golpea,
donde no se sabe si es el amor o el odio
lo que reluce en los blancos colmillos.
Acariciar la fosca melena
mientras se siente la poderosa garra en la tierra,
mientras las raíces de los árboles, temblorosas,
sienten las uñas profundas
como un amor que así invade.
Mirar esos ojos que sólo de noche fulgen,
donde todavía un cervatillo ya devorado
luce su diminuta imagen de oro nocturno,
un adiós que centellea de póstuma ternura.
El tigre, el león cazador, el elefante que en sus colmillos lleva algún suave collar,
la cobra que se parece al amor más ardiente,
el águila que acaricia a la roca como los sesos duros,
el pequeño escorpión que con sus pinzas sólo aspira a oprimir un instante la vida,
la menguada presencia de un cuerpo de hombre que jamás podrá ser confundido con una selva,
ese piso feliz por el que viborillas perspicaces hacen su nido en la axila del musgo;
mientras la pulcra coccinela
se evade de una hoja de magnolia sedosa…
Todo suena cuando el rumor del bosque siempre virgen
se levanta como dos alas de oro,
élitros, bronce o caracol rotundo,
frente a un mar que jamás confundirá sus espumas con las ramillas tiernas.
La espera sosegada,
esa esperanza siempre verde,
pájaro, paraíso, fasto de plumas no tocadas,
inventa los ramajes más altos,
donde los colmillos de música,
donde las garras poderosas, el amor que se clava,
la sangre ardiente que brota de la herida,
no alcanzará, por más que el surtidor se prolongue,
por más que los pechos entreabiertos en tierra
proyecten su dolor o su avidez a los cielos azules.
Pájaro de la dicha,
azul pájaro o pluma,
sobre un sordo rumor de fieras solitarias,
del amor o castigo contra los troncos estériles,
frente al mar remotísimo que como la luz se retira.
Vicente Aleixandre
De: La destrucción o el amor , 1935 (Premio Nacional de Literatura 1933)
Recogido en: Vicente Aleixandre – Poesías completas
Ed. Visor Libros – Colección de Poesía 2005© (Segunda edición)
ISBN: 978-84-7522-968-9
Vicente Aleixandre y Merlo nació en Sevilla, el 26 de abril de 1898.
Poeta perteneciente a la Generación del 27′.
Académico de la Real Academia de la Lengua desde 1950, con el sillón de la letra O.
Premio Nacional de Literatura en 1933 por “La destrucción o el amor”.
Premio de la Crítica en 1963 por: “En un vasto dominio”, y en 1969, por: “Poemas de la consumación”.
La fue concedido el Premio Nobel de Literatura, en 1977.
Murió en Madrid, el 14 de diciembre de 1984.
También de Vicente Aleixandre en este blog:
«Vicente Aleixandre: Permanencia»: AQUÍ
«Vicente Aleixandre: La palabra»: AQUÍ
«Vicente Aleixandre: Tristeza o pájaro»: AQUÍ
«Vicente Aleixandre: Arcángel de las tinieblas»: AQUÍ
«Vicente Aleixandre: En la muerte de Miguel Hernández»: AQUÍ
«Vicente Aleixandre: Mar del paraíso»: AQUÍ
«Vicente Aleixandre: La selva y el mar»: AQUÍ
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«Vicente Aleixandre: El olvido» AQUÍ
«Vicente Aleixandre: Vivirnos»: AQUÍ
Bibliografía:
Ámbito – 1928.
Espadas como labios – 1932.
La destrucción o el amor – 1935 (Premio Nacional de Literatura 1933).
Pasión de la tierra – 1935 (2ª edición aumentada – 1946).
Sombra del Paraíso – 1944.
En la muerte de Miguel Hernández – 1948.
Mundo a solas – 1950.
Poemas paradisiacos – 1952.
Nacimiento último – 1953.
Historia del corazón – 1954.
Ciudad del Paraíso – 1960.
Poesías completas – 1960.
En un vasto dominio – 1962 (Premio de la Crítica).
Retratos con nombre – 1965.
Obras completas – 1968 (2º edición aumentada: 1977).
Poemas de la consumación – 1968 (Premio de la Crítica).
Poesía surrealista. Antología – 1971.
Sonido de la guerra – 1971.
Diálogos del conocimiento – 1974.
Tres poemas seudónimos – 1984.
Nuevos poemas varios – 1987.
Prosas recobradas – 1987.
En gran noche. Últimos poemas – 1991.
Álbum. Versos de juventud (con Dámaso Alonso y otros) – 1993.
Los encuentros. Evocaciones y pareceres. Otros apuntes para una poética – (Prosa) 1998.
Poesías completas – 2001.
Prosas completas – 2002.
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