En una sola rosa caben todas las primaveras.
AG
Antonio Gala
Algunas de sus frases:
En una sola rosa caben todas las primaveras.
Esta sociedad nos da facilidades para hacer el amor, pero no para enamorarnos.
La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.
El que no ama siempre tiene razón: es lo único que tiene.
En esta playa te amé tanto que una respiración para los dos bastaba.
Al poder le ocurre como al nogal, no deja crecer nada bajo su sombra.
La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.
Pues que eres al olvido invulnerable, vulnérame ya, amor, deshazme el pecho y anida en él, demonio y ángel mío.
Alguien ha dicho que la luna está tan pálida porque hace exclusivamente vida de noche.
Sin ti, ni el pan ni el vino, ni la vida, ni el hambre, ni el jugoso color de la mañana tienen ningún sentido ni para nada sirven.
Fue a la vera del mar, a medianoche. Supe que estaba Dios, y que la arena y tú y el mar y yo y la luna éramos Dios. Y lo adoré.
La libertad hubiera sido herir tu pensamiento, trasponer el umbral de tu mirada, ser tú, ser tú de otra manera. Abrirte, como una flor, la infancia, y aspirar su esencia y devorarla. Hacer comunes humo y piedra. Revocar el mandato de ser. Entrar. Entrarnos uno en el otro. Trasponer los últimos límites. Reunirnos…
Nadie podrá decir que un nido calentito y dichoso dará de sí muy grandes personas. La inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al hombre.
El dolor es más fuerte entre los más fuertes. Como el cáncer.
Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos, sino con vuestras aspiraciones, con vuestra intuición más vehemente.
Abrázame en tus alas para que otro aire no me roce sino tu aliento, del que vivo y muero.
Te me escapabas, de cristal y aroma, por el aire, que entraba y que salía, dueño de ti por dentro. Y yo quedaba fuera, en el dintel de siempre, prisionero de la celda exterior.
Tú te has llevado tu olor a bosque y el gusto de la vida.
No finjas más, no ocultes la excesiva hambre de mí que te arde en la mirada…
Te duele la victoria, y dócilmente a cuestas tu destino de amor llevas, delicada y sangrienta vida mía.
Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha.
El amor es la poesía de los sentidos. Pero hay poesías malísimas.
Era invierno; llegaste y fue verano. Cuando llegue el verano verdadero, ¿qué será de nosotros?
Callad, amantes, y ocupad el labio con el beso. No pronunciéis palabras vanas mientras se busca vuestro corazón en otro pecho, jadeante y pobre como el vuestro, ya al filo de la aurora
Cuando se colabora con un loco o se comentan sus manías, se cae en la locura.
Y de repente busca una boca nuestra boca, y unas manos oprimen nuestras manos y hay una amorosa voz que nos dice: «Despierta. Estoy yo aquí. Levántate». Y vivimos.
Nadie podrá decir que un nido calentito y dichoso dará de sí muy grandes personas. La inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al hombre.
Quién pudiera ostentar, como una brida, el arco iris sin par de tu mirada desde tu luz a mi negror caída.
No quisiera pensar si no pensara que, privado que fui de tu hermosura, me olvidara de mí si te olvidara.
El escritor, muchas veces, es como un caballo de carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe porque está corriendo ni dónde está la meta y, sin embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa ni hacia dónde ni por qué razón.
¿A la política se dedican quienes no sirven para otra cosa?
El escritor, muchas veces, es como un caballo de carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe porque está corriendo ni dónde está la meta y, sin embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa ni hacia dónde ni por qué razón.
Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro.
Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Todo lo que una mujer quiere de verdad – un perro, un hombre, Dios, cualquier cosa – lo quiere como a un hijo.
No soy pesimista. Soy un optimista bien informado.
Antonio Gala
«Alargaba la mano y te tocaba…»
Alargaba la mano y te tocaba.
Te tocaba: rozaba tu frontera,
el suave sitio donde tú terminas,
sólo míos el aire y mi ternura.
Tú moras en lugares indecibles,
indescifrable mar, lejana luz
que no puede apresarse.
Te me escapabas, de cristal y aroma,
por el aire, que entraba y que salía,
dueño de ti por dentro. Y yo quedaba fuera,
en el dintel de siempre, prisionero
de la celda exterior.
La libertad
hubiera sido herir tu pensamiento,
trasponer el umbral de tu mirada,
ser tú, ser tú de otra manera. Abrirte,
como una flor, la infancia , y aspirar
su esencia y devorarla. Hacer
comunes humo y piedra. Revocar
el mandato de ser. Entrar. Entrarnos
uno en el otro. Trasponer los últimos
límites. Reunirnos…..
Alargaba la mano y te tocaba.
Tú mirabas la luz y la gavilla.
Eras luz y gavilla, plenitud
en ti misma, rotunda como el mundo.
Caricias no valían, ni cuchillos,
ni cálidas mareas. Tú, allí, a solas,
sonriente, apartada, eterna tú.
Y yo, eterno, apartado, sonriente,
remitiéndote pactos inservibles,
alianzas de cera.
Todo estuvo de nuestra parte, pero
cuál era nuestra parte, el punto
de coincidencia, el tacto
que pudo ser llamado sólo nuestro.
Una voz, en la calle, llama y otra
le responde. Dos manos se entrelazan.
Uno en otro, los labios se acomodan;
los cuerpos se acomodan. Abril, clásico,
se abate, emperador de los encuentros.
¿Esto era amor? La soledad no sabe
qué responder: persiste, tiembla, anhela
destruirse. Impaciente
se derrama en las manos ofrecidas.
Una voz en la calle….Cuánto olor,
cuánto escenario para nada. Miro
tus ojos. Yo miro los ojos tuyos;
tú, los míos: ¿esto se llama amor?
Permanecemos. Sí, permanecemos
no indiferentes, pero diferentes. Somos
tú y yo: los dos, desde la orilla
de la corriente, solos, desvalidos,
la piel alzada como un muro, solos
tú y yo, sin fuerza ya, sin esperanza.
Idénticos en todo,
sólo en amor distintos.
La tristeza, sedosa, nos envuelve
como una niebla: ése es el lazo único;
ésa la patria en que nos encontramos.
Por fin te identifico con mis huesos
en el candor de la desesperanza.
Aquí estamos nosotros: desvaídos
los dos, borrados, más difíciles,
a punto de no ser….¿Amor es esto?
¿Acaso amor es esta no existencia
de tanto ser? ¿Es este desvivirse
por vivir? Ya desangrado
de mí, ya inmóvil en ti, ya
alterado, el recuerdo se reanuda.
Se reanuda la inútil existencia….
Y alargaba la mano y te tocaba.
Antonio Gala
Antonio Gala Velasco nació en Brazatortas, Ciudad Real, el 2 de octubre de 1930.
A los 9 años, en 1939 se traslado junto a su familia a Córdoba, donde escribió sus primeras obras, dando a los catorce años una conferencia en el Círculo de la Amistad.
Lector precoz de Rainer Maria Rilke, Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz y otros autores, estudió desde la temprana edad de 15 años la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla y, como alumno libre, Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Madrid, obteniendo licenciaturas en todas ellas.
Al acabar sus estudios universitarios, inició la preparación de oposiciones al Cuerpo de Abogados del Estado, abandonándolo en un gesto que él recuerda como de rebeldía ante las presiones de su padre, para ingresar después en los cartujos. Pero la rígida disciplina monástica no estaba hecha para él, y, como cuenta en su autobiografía, Ahora hablaré de mí (2000), fue expulsado de la orden.
En 1959 comenzó a impartir clases de Filosofía e Historia del Arte y recibió un accésit del Premio Adonáis de poesía por su obra Enemigo íntimo, empezando una exitosa carrera teatral y periodística, que le posibilitó desde 1963 vivir sólo de la escritura.
Convertido ya en un personaje altamente popular de la literatura española, comenzó a escribir novelas en los años noventa, iniciándose con El manuscrito carmesí, que ganó el Premio Planeta en 1990.
Es un autor de gran éxito entre los lectores en cualquiera de los géneros que cultiva: teatro, columnismo, novela o lírica. Su estilo abunda en imágenes y recursos líricos, y es muy elaborado en lo formal, Ha practicado todos los géneros literarios.
Premios y galardones recibidos:
Accésit del Premio Adonáis de poesía por Enemigo íntimo (1959).
Premio Las Albinas, por su relato Solsticio de verano (1963).
Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca por la comedia Los verdes campos del edén (1963).
Premio Ciudad de Barcelona de teatro por Los verdes campos del edén (1965).
Premio Mayte de teatro por Los buenos días perdidos (1973).
Premio César González Ruano de periodismo por Los ojos de Troylo (1975).
Medalla de Castilla-La Mancha.
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Córdoba (1982).
Libro de Oro de los Libreros Españoles (1984).
Hijo Predilecto de Andalucía en 1985.
Premio Andalucía de las Letras (1989).
Premio León Felipe a los valores cívicos (1989).
Premio Planeta de novela por El manuscrito carmesí en 1990.
Premio 2005 de la Fundación Ibn al-Jatib de Estudios y Cooperación Cultural (dependiente del Ayuntamiento de Loja, Granada).
Tambén de Antonio Gala en este blog:
«Antonio Gala: Tú me abandonarás en primavera…»:AQUÍ
«Antonio Gala: Sierra de Córdoba»: AQUÍ
«Antonio Gala: El arma que te di pronto la usaste…»: AQUÍ
Antonio Gala: Santo Domingo»: AQUÍ
«Antonio Gala: La luna nos buscó desde la almena…»: AQUÍ
«Antonio Gala: Sus más bellos poemas de amor»: AQUÍ
«Antonio Gala: Sonetos de La Zubia»: AQUÍ
«Antonio Gala: Sus frases y un poema: «Alargaba la mano y te tocaba…»: AQUÍ
Bibliografía:
Poesía:
Enemigo íntimo – 1959
11 sonetos de La Zubia – 1981
27 sonetos de La Zubia – 1987
Poemas cordobeses – 1994
Testamento andaluz – 1994
Poemas de amor – 1997
El poema de Tobías desangelado – 2005
Teatro:
Los verdes campos del Edén, 1963
El caracol en el espejo, 1964
El sol en el hormiguero, 1966
Noviembre y un poco de hierba, 1967
Spain’s strip-tease, 1970
Los buenos días perdidos, 1972
¡Suerte, campeón!, 1973
Anillos para una dama, 1973
Las cítaras colgadas de los árboles, 1974
¿Por qué corres, Ulises?, 1975
Petra regalada, 1980
La vieja señorita del paraíso, 1980
El cementerio de los pájaros, 1982
Trilogía de la libertad, 1983
Samarkanda, 1985
El hotelito, 1985
Séneca o el beneficio de la duda, 1987
Carmen, Carmen, 1988
Cristóbal Colón, 1989
La truhana, 1992
Los bellos durmientes, 1994
Café cantante, 1997
Las manzanas del viernes, 1999
Inés desabrochada, 2003
Artículos:
Charlas con Troylo, 1981
En propia mano, 1985
Cuadernos de la Dama de Otoño, 1985
Dedicado a Tobías, 1988
La soledad sonora, 1989
Proas y troneras, 1993
El águila bicéfala, 1993
Córdoba de Gala, 1993
A quien conmigo va, 1994
Andaluz, 1994
Carta a los herederos, 1995
Troneras, 1996
La casa sosegada, 1998
Quintaesencia, 2012 (aforismos)
Narrativa:
El manuscrito carmesí, 1990 (novela)
La pasión turca, 1993 (novela)
Siete cuentos, 1993 (relatos)
Granada de los nazaríes, 1994 (novela)
Más allá del jardín, 1995 (novela)
La regla de tres, 1996 (novela)
El corazón tardío, 1998 (relatos)
Las afueras de Dios, 1999 (novela)
Ahora hablaré de mí, 2000 (autobiografía)
El imposible olvido, 2001 (novela)
Los invitados al jardín, 2002 (relatos)
El dueño de la herida, 2003 (relatos)
El pedestal de las estatuas, 2007 (novela)
Los papeles de agua, 2008 (novela)
Guiones de televisión
Y al final esperanza, 1967
Cantar del Santiago para todos, 1971
Si las piedras hablaran, 1972
Paisaje con figuras, 1976
Trece noches, 1999
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Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Antonio Ángel Gala Velasco,nació en Brazatortas, Ciudad Real, el 2 de octubre de 1936. Polifacetico, versatil, uno de los escritores españoles vivos autor de más éxito cultiva casi todos los géneros liter……
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