«Importa que el otoño se injerte en los otoños,
importa que el otoño se integre de retoños,
la nube, de semestres; de pómulos…»
CV
«La Rueda del hambriento»
Por entre mis propios dientes salgo humeando,
dando voces, pujando,
bajándome los pantalones…
Váca mi estómago, váca mi yeyuno,
la miseria me saca por entre mis propios dientes,
cogido con un palito por el puño de la camisa.
Una piedra en que sentarme
¿no habrá ahora para mí?
Aun aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz,
la madre del cordero, la causa, la raíz,
¿esa no habrá ahora para mí?
¡Siquiera aquella otra,
que ha pasado agachándose por mi alma!
Siquiera
la calcárida o la mala (humilde océano)
o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre
¡ésa dádmela ahora para mí!
Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto,
ésa dádmela ahora para mí!
Siquiera la torcida y coronada, en que resuena
solamente una vez el andar de las rectas conciencias,
o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva,
va a caer por sí misma,
en profesión de entraña verdadera,
¡ésa dádmela ahora para mí!
Un pedazo de pan, ¿tampoco habrá para mí?
Ya no más he de ser lo que siempre he de ser,
pero dadme
una piedra en que sentarme,
pero dadme,
por favor, un pedazo de pan en que sentarme,
pero dadme
en español
algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse,
y después me iré…
Hallo una extraña forma, está muy rota
y sucia mi camisa
y ya no tengo nada, esto es horrendo.
Cesar Vallejo
César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco, Perú, el 16 de marzo de 1892.
Está considerado como uno de los más grandes e innovadores de entre los poetas del siglo XX y según el crítico Thomas Merton «el más grande poeta después de Dante«, llamado también el poeta del «dolor humano», revolucionó en la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente.
Murió el 15 de abril de 1938, un Viernes Santo con llovizna en París, no un jueves, como quiso vaticinar en su poema «Piedra negra sobre una piedra blanca».
En su funeral, las palabras de despedida corrieron a cargo de su gran amigo Louis Aragon.
Fue inhumado en el cementerio de Montrouge, posteriormente, el 3 de abril de 1970, su viuda, Georgette, pudo cumplir uno de los sueños más queridos del poeta, trasladando sus restos al cementerio de Montparnasse, donde se puede leer su epitafio: «He nevado tanto para que duermas.»
Otros poemas de Cesar Vallejo en este blog:
» Cesar Vallejo: Absoluta»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Batallas»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: A mi hermano Miguel»: AQUÍ
«César Vallejo: Y no me digan nada»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Piedra negra sobre una piedra blanca»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: El poeta a su amada: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Hoy me gusta la vida mucho menos…»: AQUÍ
«Recordando a Cesar Vallejo: Heces»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Los heraldos negros»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Desnudo en barro»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Altura y pelos, de Poemas humanos»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Cuídate, España, de tu propia España»: AQUÍ
«Amor prohibido de Cesar Vallejo»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: España, aparta de mi este cáliz»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: Ausente, de Los heraldos negros»: AQUÍ
«Cesar Vallejo: La violencia de las horas»: AQUÍ
*La imagen es una obra de Oswaldo Guayasmín
5 Comments
Información Bitacoras.com
Valora en Bitacoras.com: “Importa que el otoño se injerte en los otoños, importa que el otoño se integre de retoños, la nube, de semestres; de pómulos…” CV “La Rueda del hambriento” Por entre mis propios dientes salgo humeando, dando voces, pujando, ..…
[…] “Cesar Vallejo: La Rueda del hambriento”: AQUÍ […]
[…] “Cesar Vallejo: La Rueda del hambriento”: AQUÍ […]
[…] “Cesar Vallejo: La Rueda del hambriento”: AQUÍ […]
[…] “Cesar Vallejo: La Rueda del hambriento”: AQUÍ […]