Quédate a Dios, Amor, pues no lo eres;
que servir a quien sirve es vil locura…
FQ
Recordando a Francisco de Quevedo en el aniversario de su nacimiento.
«Alimenté tu saña con la vida…»
Soneto CCLXXIX
Imagina hacer un infierno para Lisi, en correspondencia del infierno de amor que ya ella le había hecho
Alimenté tu saña con la vida
que en eterno dolor calificaste,
¡oh Lisi!; tanto amé como olvidaste:
yo tu idolatra fui, tú mi homicida.
¿Cómo guarecerá fe tan perdida
y el corazón que, ardiente, despreciaste?
Siendo tu gloria tú, le condenaste,
y ni de ti blasfema ni se olvida.
Mas para ti fabricará un infierno
y pagarán tus ansias mis enojos,
pues negaste piedad al llanto tierno.
Arderán tu victoria y tus despojos;
y ansí, fuego el Amor nos dará eterno:
a ti en mi corazón, a mí en tus ojos.
Francisco de Quevedo
Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas, nació en Madrid, el 14 de septiembre de 1580.
Noble, político y uno de los más grandes escritores de la historia de la literatura española, perteneciente al Siglo de Oro, y uno de los autores más destacados de la literatura universal.
Hijo de una familia de hidalgos de origen cántabro, nació con serias deformidades en los pies y miope, por lo que su infancia fue solitaria e infeliz, rodeado de la nobleza y gentes potentadas de la sociedad madrileña, su madre era dama de la reina, y su padre, secretario de la hermana del rey Felipe II, María de Austria, tuvo que soportar las burlas de otros niños, lo que le llevó a refugiarse en la lectura.
Mostrando de forma precoz su gran inteligencia fue enviado a estudiar al Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, y posteriormente a la Universidad de Alcalá de Henares, donde estudió Teología, sin llegar a ordenarse, y lenguas antiguas y modernas.
En una estancia de la Corte en Valladolid circularon los primeros poemas de Quevedo que parodiaban los de Luis de Góngora, el poeta cordobés lo detectó con rapidez, y comenzó sus ataques, con una serie de poemas, a los que Quevedo contestó, siendo ese fue el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte del cordobés.
Sin embargo diversas fuentes dudan de esa famosa enemistad, y sostienen que esas controversias eran ejercicios habituales en la poesía barroca; sí existía una sustancial diferencia es sus respectivas obras entre el estilo conceptista de Quevedo y el culteranismo de Góngora,
Góngora nunca nombra a Quevedo y las atribuciones de las sátiras de uno y otro son bastante dudosas; a la muerte de Góngora, Quevedo era un escritor casi inédito.
La obra poética de Quevedo, que está constituida por unos 875 poemas, aproximadamente un 40% de ellos, satíricos. La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605, en la antología conocida con el nombre de «Primera parte de las flores de poetas ilustres de España».
Ostentó los títulos de: Señor de La Torre de Juan Abad y Caballero de la Orden de Santiago.
Murió en Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, el 8 de septiembre de 1645.
También de Francisco de Quevedo en este blog:
«Francisco de Quevedo: A quien la buena dicha no enfurece…»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo: Alimenté tu saña con la vida…»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo: A la mar»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo: Enseña como todas las cosas avisan de la muerte»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo: Fue sueño ayer, mañana será tierra…»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo: El siglo de oro español – A una nariz»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo: Pues amarga la verdad… (Letrillas satíricas)»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo y Villegas: Patria»: AQUÍ
«Francisco de Quevedo y Villegas: Frases»: AQUÍ
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