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José de Zorrilla: A la muerte de…

enero 23, 2025


[…] ¿Dónde guardaron los cielos
Flores de tantas espinas?

JZ

Recordando a José de Zorrilla, en el aniversario de su muerte.

«A la muerte de…»

¿Qué te harás sola en el sepulcro lóbrego,
Sin oír las palabras de un amigo?
¡Si al menos ¡ay! los días que me restan,
Bajo la húmeda losa
Pasara yo contigo!
Yo cubriría con mi cuerpo el tuyo
Cuando la lluvia fría penetrara’
La piedra que te oculta de mis ojos,
Y el cierzo de la noche
Tus sienes no tocara.
Y mis manos la hierba arrancarían
Que creciera en la tumba abandonada,
Y alejaría el fétido gusano
Que se arrastrara hambriento
Con su sorda pisada.
Mas tú, ¡alma mía!, por tus rubias trenzas
Bullir le sentirás y por tu frente
Sin poder rechazarle, mientras el hombre
Contemplará tu tumba
Con ojo indiferente.

¡Si al fin quedaran las almas
Velando el difunto cuerpo,
En pláticas amorosas
Con las almas de otros muertos;
Si al fin así descansaras
Bajo el pabellón del cielo,
Sin que el tumulto del mundo
Turbara nunca tu sueño;
Si el amor que se hubo en vida
Muriera en el cementerio,
Y no hubiera en otro mundo
Memoria del mundo nuestro!…..
Mas ¡ay! que vendrán los hombres,
Falsas plegarias mintiendo,
Todos los años un día
A visitar vuestro lecho.
Vendrán con sus oropeles,
Sus farsas y devaneos,
La vanidad en el alma,
La vida en el pensamiento.
No a mullir vuestras almohadas,
No a daros santos consuelos,
Derramando en vuestras tumbas
Las flores de los recuerdos;
No a reconocer su nada
En los despojos del tiempo,
No a ver lo que sois vosotros,
Para ver lo que son ellos;
Que aunque un espejo es la tumba,
Cubrir su cristal supieron
Con velos de mármol y oro,
Cuyo cortinaje espeso,
Robando al cristal las luces,
Impide que, a sus reflejos,
El vidrio fatal les pinte
El polvo donde nacieron.
No; que vendrán a deciros
Que han mentido en otro tiempo,
Cuando al daros un sepulcro,
«Dormid en paz», os dijeron.

Mas habrá un cielo, por dicha,
Detrás de ese cielo azul,
Donde irán, paloma mía,
Los que mueren como tú.
Allí viviréis tranquilos,
En alcázares de luz,
Con los ángeles que velen
Por vuestra santa quietud;
En pabellones de estrellas
Alfombrados de tisú,
Libres de ingratos recuerdos
De la desdicha común;
Porque al abrirse las puertas
Del misterioso ataúd,
Hallan paz, vida y contento
Los que mueren como tú.

Que fresca brisa serena
Halague tu casta sien,
Del bello jardín de Edén,
¡Oh purísima azucena!
Duerme pacífica, sí,
En un lecho de alelí
Que te formen para ti
Los ángeles del Señor;
Y en un porvenir risueño,
Duerme, duerme, dulce dueño,
Y que te vele tu sueño
Un espíritu de amor.

Y dé placer a tu oído,
Susurrando mansamente,
De alguna encubierta fuente
El misterioso ruido.
Y en tus ensueños de paz
Te preste grato solaz,
Con su armonía fugaz,
Algún lejano laúd;
Y por tu mente resbale
Aérea ilusión que iguale
De blanca luna que sale
A la transparente luz.

Mientras en brazos del destino
En las tinieblas que estoy,
A ciegas buscando voy
De tu morada camino.
Y pasan las horas mías
Como turbias ondas frías
Que sus revoltosos días
Sañudo invierno formó;
Como barquilla que mece
Ruda tormenta que crece,
Cual se agosta y desparece
Flor que en la nieve brotó.

José de Zorrilla

José Zorrilla y Moral nació en Valladolid, el 21 de febrero de 1817.
Poeta y dramaturgo español, cultivó todos los géneros poéticos: la lírica, la épica y la dramática.
Sin duda su obra cumbre y por la que es más conocido es Don Juan Tenorio, de 1844.
Caracteriza al estilo de Zorrilla una gran plasticidad y musicalidad y un poderoso sentido del misterio y de la tradición; por esto último, aparte de su temática, abundan los arcaísmos tomados en su mayoría del teatro del Siglo de Oro.
También emplea giros y juramentos antiguos. Su métrica es riquísima y en general cada obra suya es polimétrica, salvo algunas pequeñas leyendas que compone solo en romance; en el resto predominan metros y estrofas tradicionales como cuartetas, quintillas, sextinas, octavillas, cuartetos, octavas y octavas reales, romancillos de seis y de siete sílabas, romances, romances heroicos y silvas.
Su obra es desigual, unas veces muy inspirada y otras verbosa y falta de concreción: en todo caso, siempre es orgullosamente espontánea, libre y desenvuelta:

Porque en obras de gusto y de capricho / que traen sólo placer y no provecho, / todo se puede hacer si está bien hecho / y se puede decir si está bien dicho.

Entre sus poesías líricas de la primera época destacan las conocidas Orientales, género ya cultivado por Víctor Hugo. Mucho mejores son las Leyendas, donde demuestra ser mejor poeta narrativo que lírico y combina sabiamente intriga, sorpresa y misterio. Fueron muy célebres Margarita la tornera, A buen juez mejor testigo y El capitán Montoya. A los treinta y cinco años publicó Granada (1852), brillante evocación del mundo musulmán. Por su temática podemos establecer cinco bloques:

Lírica religiosa (Ira de Dios, La Virgen al pie de la Cruz)
Lírica amorosa (Un recuerdo y un suspiro, A una mujer)
Lírica sentimental (La meditación, La luna de enero)
Lírica descriptiva (Toledo, A un torreón)
Lírica filosófica (Cuentos de un loco)
Murió en Madrid, el 23 de enero de 1893.

También de José de Zorrilla en este blog:

«José de Zorrilla: A la muerte de…»: AQUÍ

«José de Zorrilla: La meditación»: AQUÍ

«José de Zorrilla: El reloj»: AQUÍ

«José de Zorrilla: Dueña de la negra toca»: AQUÍ

«José de Zorrilla: Corriendo van por la Vega»: AQUÍ

«José de Zorrilla: La catedral»: AQUÍ

«José de Zorrilla: La orgía»: AQUÍ

«José Zorrilla: Para verdades el tiempo y para justicias Dios»: AQUÍ

«José de Zorrilla: Un poema en su aniversario – Tradición de Toledo»: AQUÍ

«José de Zorrilla: Carta de Don Juan a Doña Inés»: AQUÍ

«Don Juan Tenorio y la Fiesta de Difuntos»: AQUÍ

«José de Zorrilla: Dos poemas con Don Juan Tenorio:» AQUÍ

Bibliografía:

Poesía:

Religiosa (Ira de Dios, La Virgen al pie de la Cruz)
Amorosa (Un recuerdo y un suspiro, A una mujer)
Sentimental (La meditación, La luna de enero)
Tradicional (Toledo, A un torreón)

Épica

Los Cantos del Trovador (1840)
Granada (1852)
La Leyenda del Cid (1882)

Leyenda:

A buen juez mejor testigo
Para verdades el tiempo y para justicias Dios
El capitán Montoya
Margarita la tornera
La pasionaria
La azucena silvestre
La princesa Doña Luz
A la memoria de Larra

Poemas dramáticos

El zapatero y el Rey (1839 y 1842)
Sancho García (1842)
El puñal del godo (1843)
Don Juan Tenorio (1844)
La Calentura (1847)
Traidor, inconfeso y mártir (1849)

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