Aún tengo la ilusión de que mi memoria del recuerdo no se extinga, por eso escribo con letras grandes y esperanzadas: CONTINUARÁ.
Mi recuerdo a la escritora de la Generación del 27′, en el aniversario de su nacimiento.
«El ingenioso hidalgo»
Miguel de Cervantes, preso por deudas en la cárcel de Sevilla, iba dejando crecer entre rejas ese monumento de gracia y bondad humanas que se llamaría más tarde Vida y aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Así lo quiere la leyenda.
Durante tres meses, las hojas de papel, renovadas por el buen Gutiérrez, llenaron la mesa. Además, el buen amigo fue a Madrid para hablar con los caballeros de la Contaduría Mayor, ya que Gaspar Vallejo, Juez de la Real Academia de Sevilla, nada podía hacer por liberar a Cervantes- ¡Qué largo es el tiempo vivido entre pendencias y gritos! El señor alcabalero tenía por todo paisaje un ventano para tirar los desperdicios. Pero qué podía importarle todo esto a Miguel si tallaba su pluma y le manaba la vena de la creación juvenil y fresca, como acabada de nacer?
─¿Por qué su merced se ríe tanto? ─le preguntó un día el carcelero.
─Porque vi mucho en mi vida muy larga y vuelvo a verlo todo en un instante muy corto.
Dudó el carcelero de la razón del encarcelado y miró con recelo lo escrito que se amontonaba sobre la mesa como signo fatal de su locura. Luego le dejó una jarra de agua y una nota que el enviaba un sevillano también culto y leído, pensionista detrás de las mismas rejas y por igual delito. En la esquela pedía conocerlo. Lo firmaba Mateo Alemán.
─Amigo mío, suplícale que venga, pues nada puede hacerme más feliz este día que conocer a sevillano tan ilustre.
Se asombró aún más el carcelero, convencido de que el sano juicio había huido de la cárcel sevillana y no tardó en volver con un caballero de graciosa cara pícara, ya entrada en años, que alargaba los brazos para estrechar en ellos a Miguel.
─Mi señor Miguel de Cervantes.
─Tanta alegría siento que me parece el único día de sol que recibo desde que llegué aquí.
Los dos ingenios, olvidados de su condición, se sentaron a hablar, y cada uno habló de sí, como desde antiguo hacen los entregados a las letras….
María Teresa León
Fragmento del libro: «Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar», publicado en Madrid en 1978.
Reeditado por la Editorial Atrapasueños, Sevilla, 2016©
ISBN: 978-84-15674-70-2
María Teresa León Goyri había nacido en Logroño, el 31 de octubre de 1903.
Perteneciente a una familia de la alta burguesía, tuvo una existencia marcada por la desobediencia social, el compromiso político y la literatura. “A la niña María Teresa León, deseándole que siga el camino de las letras”, le escribió en una dedicatoria Emilia Pardo Bazán.
Se casó por vez primera con Gonzalo de Sebastián Alfaro, cuando contaba con 17 años de edad, del que se separó en 1928, marchando a Madrid, dejando a sus dos hijos junto a su marido, Gonzalo y Enrique, a los que tardaría años en volver a ver.
Según su biógrafo José Luis Ferris: “La suya fue una historia marcada por el amor y el desamor, el combate y el destierro, el compromiso y la soledad, el ruido y el silencio, la guerra y la pasión por la vida”.
Su vida, en la que habitaron luces y sombras, estuvo plagada de personas ilustres que la marcaron, entre ellos: Pablo Picasso, Federico García Lorca, André Malraux, Bertolot Brecht, Ramón María del Valle-Inclán, Louis Aragon, Gerda Taro, Miguel de Unamuno, Pablo Neruda, Marc Chagall.
Conoció a Rafael Alberti cuando tenía 26 años y él 27; el poeta describe así su encuentro: “Surgió ante mí, rubia, hermosa, sólida y levantada, como la ola que un mar imprevisto me arrojara de un golpe contra el pecho…”.
En 1932 se casan por lo civil, y desde entonces, según las propias palabras de María Teresa pasó a ser “La cola del cometa”.
La pareja se afilia al Partido Comunista. Visita en un par de ocasiones la URSS, donde llegan a ser recibidos por Stalin.
Ambos se implican en la defensa de la República desde el centro mismo de la Guerra Civil, ella desarrollando una intensa actividad de animación cultural y literaria en los frentes de batalla y participando en la creación del Romancero de la Guerra Civil, dedicado a Federico García Lorca, así como en la creación, promovida por la Asociación de Escritores Antifascistas, de un organismo que se encargase de proteger las obras de arte de los edificios incautados por los partidos y organizaciones de izquierdas, después de que su propia casa fuese requisada por los anarquistas; en la asociación encabezada por José Bergamín, se creó la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, que se encargó del traslado de los fondos artísticos del Museo del Prado y del Monasterio de El Escorial a Valencia.
También participó en el II Congreso de Escritores Revolucionarios en 1937, celebrado en Madrid y Valencia.
Tras la derrota republicana, la pareja tuvo que exiliarse, en un primer momento a Orán, y París, donde vivieron hasta 1940, donde María Teresa trabajó como traductora y locutora de radio para emisiones de la América hispana.
Fijaron más tarde su residencia en Buenos Aires donde nació la hija de ambos, Aitana; habían llegad a Buenos Aires el 2 de marzo de 1940, a bordo del Mendoza, procedentes del puerto de Marsella, y los tres regresaron a Europa veintitrés años después, el 28 de mayo de 1963, fijando su residencia en Roma. En la capital italiana comienza a escribir “Memoria de la melancolía”.
Rafael Alberti y María Teresa León vuelven a España el 27 de abril de 1977, aunque ella no disfrutaría mucho de esto; aquejada del mal de Alzheimer, es ingresada en un sanatorio de las cercanías de Madrid, en el que murió el 13 de diciembre de 1988.
Su obra, publicada prácticamente entera fuera de España, está siendo por fin editada en España por parte de la Editorial Atrapasueños.
Bibliografía:
Teatro:
Huelga en el puerto; 1933
Misericordia; Teatro
La tragedia optimista; 1937
La libertad en el tejado / Sueño y verdad de Francisco de Goya; 2003
La historia de mi corazón (edición facsímil del original mecanografiado a cargo de Gabriele Morelli); Centro Cultural Generación del 27, 2008
Novela
Contra viento y marea; AIAPE, Buenos Aires, 1941
El gran amor de Gustavo Adolfo Bécquer (una vida pobre y apasionada); Losada S.A., Editorial, Buenos Aires, 1946
Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador; Peuser, Buenos Aires, 1954
Juego limpio; Goyanarte, Buenos Aires, 1959
Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes; Losada S.A., Editorial, Buenos Aires, 1960
Menesteos, marinero de abril; Era, México, 1965,
Cervantes. El soldado que nos enseñó a hablar; Altalena, Madrid, 1978
Cuentos
Cuentos para soñar; Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos, 1928
La bella del mal de amor; Hijos de Santiago Rodríguez, Burgos, 1930
Rosa-Fría, patinadora de la luna; Espasa Calpe, Madrid, 1934
Cuentos de la España actual; Dialéctica, México, 1935
Una estrella roja; Ayuda, Madrid, 1937
Morirás lejos; Americalee, Buenos Aires, 1942
Las peregrinaciones de Teresa; Botella al mar, Buenos Aires, 1950
Fábulas del tiempo amargo; Alejandro Finisterre, México, 1962
Ensayo
Crónica General de la Guerra Civil; Alianza de Intelectuales Antifranquistas, Madrid, 1939
La historia tiene la palabra (noticia sobre el salvamento del Tesoro Artístico de España); Patronato Hispano-Argentino de Cultura, Buenos Aires, 1944
Guiones cinematográficos
Los ojos más bellos del mundo – 1943
La dama duende – 1945
También de María Teresa León en este blog:
«María Teresa León: El gran amor de Gustavo A. Becquer»: AQUÍ
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