«Ya es hora. Para este fuego
ya soy vieja…»
MT
«La carta»
Así no se esperan cartas,
así se espera la carta.
Un trozo de tela
con un borde encolado.
Dentro, una palabra.
Y la felicidad, nada más.
Así no se espera la alegría,
así se espera el fin:
un saludo militar,
tres mínimos trozos de plomo
en el corazón. Niebla roja.
Sólo eso. Y nada más.
Para la dicha soy vieja.
La flor se la llevó el viento.
Rectángulo del patio
y boca negra los fusiles.
(El rectángulo de una carta:
tinta y encantamiento.)
Para el sueño de la muerte
nadie es demasiado viejo.
El rectángulo de esta carta.
11 de agosto de 1923
Marina Tsvietáieva
De: Otros poemas
Recogido en la antología: El canto y la ceniza (Anna Ajmátova -Marina Tsvietáieva)
Selección y traducción de Monika Zgustova y Olvido García Valdés
Ed. Galaxia Gutenberg 2018©
ISBN: 978-84-17355-64-7
Marina Ivanovna Tsvetaeva nació en Moscú, Rusia, el 8 de octubre de 1892.
Hija del fundador del Museo Pushkin de Moscú Iván Tsvetáiev, tuvo que exiliarse en Praga en 1922, y más tarde en Francia, en 1925, después de la revolución rusa, junto a su marido, un oficial del ejército imperial.
Vivió 14 años en Francia, desdichada y muy triste, tenía dos hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui.
Volvió a la Unión Soviética para reunirse con su marido Serguéi Efrón, quien había regresado a Rusia con su hija, en 1939, pero en el mismo año su marido y su hija fueron arrestados, Serguéi fue fusilado en 1941 y Ariadna fue liberada en 1955.
Condenada al ostracismo por las autoridades soviéticas, no pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina tuvo que ir a un orfanato, donde moriría de hambre.
Al comienzo de la Gran Guerra, Marina fue evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde se ahorcó, el 31 de agosto de 1941, tenía sólo 48 años de edad.
Su rehabilitación literaria empezó en los años 1960. Su poesía proviene de lo más profundo de su personalidad, de su excentricidad y de su uso muy preciso del idioma.
Se la sitúa a la altura de Boris Pasternak, Anna Ajmátova y Ósip Mandelshtam.
Su correspondencia cruzada con Pasternak y Rainer María Rilke (sólo publicables desde 1979) nos da la media de su personalidad, su fuerza especial y la atracción de todo tipo que ella ejerció.
También de Marina Tsvetaeva en este blog:
«Marina Tsvetáeva: A los fiscales de la literatura»: AQUÍ
«Marina Tsvetáeva: Cabello gris»: AQUÍ
«Marina Tsvetaeva: A Boris Pasternak»: AQUÍ
«Marina Tsvetaeva: A ti, dentro de un siglo»: AQUÍ
«Marina Tsvetáyeva: Es sencilla mi ropa…»: AQUÍ
«Marina Tsvetáyeva: Es sencilla mi ropa…»: AQUÍ
«Marina Tsvetáyeva: Poema del fin»: AQUÍ
«Marina Tsvietáieva: La Carta»: AQUÍ
«Marina Tsvetaeva: Regreso del líder»: AQUÍ
«Marina Tsvetáeva: Cabello gris»: AQUÍ
*Ilyá Kamínsky en su libro «Bailando en Odesa” le dedicó este poema: «Marina Tsvietáieva»: AQUÍ
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