Refranero y Frases.

Barón de Montesquieu: Sus frases

enero 18, 2015


«No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia»
BM

Barón de Montesquieu

Uno de los más grandes pensadores de la historia, el Barón de Montesquieu, nació un día como hoy. Le recordamos con algunas de su frases, muchas de ellas tan vigentes como cuando fueron dichas por él hace trescientos años.

Frases:

A la mayoría de las personas prefiero darles la razón rápidamente antes que escucharlas.

Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas deliciosas.

Corrompidas las costumbres hubo necesidad de leyes

Creo que los libros de que habla son muy buenos para España y no valdrán nada en países más ilustrados. (Hace referencia a los libros de fray Benito Feijoo.)

Cuanto menos piensa el hombre, más habla.

Cuando hemos alcanzado una categoría, no debemos hacer nada que nos haga parecer inferiores a ella.

Cuando se busca tanto el modo de hacerse temer se encuentra siempre primero el de hacerse odiar.

Cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco a poco y sin notarlo.

Cuando en un gobierno, al hablarse de cosa pública, cada uno dice «¿Qué me importa?», la cosa pública está perdida.

El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible no tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro. (Hace referencia a la colonia de Haití)

El clero, sin embargo, no cesaba de adquirir: ha adquirido siempre, ha devuelto siempre y adquiere todavía.

El gobierno debería establecerse de modo que ningún hombre pueda temer a otro.

El hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.

El que estando enfadado impone un castigo, no corrige, sino que se venga.

El que teme padecer padece ya lo que teme.

El talento es un don que Dios hace en secreto, y que nosotros revelamos sin saberlo.

En lugar de un gran tesoro se te enfría un gran pueblo.

Es mil veces más fácil hacer el bien que hacerlo bien.

Es necesario que la religión no fomente costosos funerales. Hay cosa más natural que prescindir de la diferencia de fortunas en una ocasión en que la suerte las iguala a todas?

Es propio de seres inteligentes sentir sus imperfecciones.

Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder tiende a su abuso.

Estoy enamorado de la amistad.

Feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento.

Gobernar una familia es casi tan difícil como gobernar todo un reino.

¿Hay nada tan seguro, decidido, desdeñoso, contemplativo, grave, serio, como el asno?

Hay que conocer el valor del dinero: los pródigos no lo conocen y los avaros menos aún.

Hay que estudiar mucho para saber poco.

La amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes.

La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad.

La cobardía es madre de la crueldad.

La fuerza de la ley está a que sea aplicable a todo el mundo.

La generación naciente no es la que degenera; si se corrompe, es que los hombres maduros estaban ya corrompidos.

La injusticia hecha a uno sólo es una amenaza dirigida a todos.

La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie.

La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten.

La libertad, ese bien que hace gozar de los demás bienes.

La naturaleza es justa con los hombres: les recompensa; el trabajo, los hace laboriosos, porque a mayores trabajos concede mayores recompensas.

La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.

La plebe no suele abandonar sus intereses por el estímulo de los ejemplos.

La principal ocupación de mi vida consiste en pasarla lo mejor posible.

La prueba más clara de sabiduría es una alegría continua.

La razón es una olla de dos asas: lo mismo puede cogerse por la derecha que por la izquierda.

La verdad en un tiempo es un error en otro y viceversa.

Las leyes inútiles debilitan a las necesarias.

Las malas leyes hicieron a los hombres holgazanes; por ser holgazanes se les hizo esclavos.

Las mujeres, que solamente por el matrimonio conquistan la libertad; que tiene inteligencia y no se atreven a discurrir; que tienen corazón, y ni a sentir se atreven; que poseen ojos y oídos sin atreverse a ni a mirar ni a oír; que no se presentan sino para que se les tome por estúpidas; que están condenadas siempre a nimiedades, a frivolidades y a preceptos, son desde luego bastante inclinadas al matrimonio.

Lo mismo que hay hay una infinidad de cosas muy discretas dirigidas de una manera loca, hay también locuras conducidas con la mayor discreción.

Lo que más acerca al hombre a la condición de bestia es no ser libre donde lo son los otros. Y quien vive así, es natural enemigo de la sociedad.

Los hombres acaban por habituarse a todo, hasta a la servidumbre, con tal que el amo no sea más duro que la servidumbre misma.

Los hombres somos más capaces de grandes acciones que de buenas acciones.

Los intereses particulares hacen olvidar fácilmente los públicos.

Los que tienen poco negocio que atender son buenos charlatanes, los intelectuales y los ocupados hablan menos.

Mi libertad es el derecho de hacer lo que las leyes me permiten.

Nada agravia tanto a los hombres como ir contra sus ceremonias y costumbres.

Nada graba tan fijamente en nuestra memoria alguna cosa como el deseo de olvidarla.

No comparto lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.

No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia.

No hay hombre a quien la fortuna no vaya a visitarlo alguna vez en la vida.

No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia.

No hay tontería mayor y más común que la de amargarse por las tonterías del mundo.

Nosotros los hombres alardeamos de ser más malos de lo que realmente somos.

Nuestras relaciones con las mujeres están fundadas en la sensualidad, en el gusto de amarlas y de ser amados y en el deseo de agradarlas, porque ellas son los mejores jueces en algunas cosas que constituyen el mérito personal. Este deseo general de agradar produce la galantería, que no es el amor, sino la delicada, la ligera, la perpetua ilusión del amor

Nunca he tenido una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar.

Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.

Para hacer grandes cosas no hace falta ser un gran genio, no se ha de estar por encima de los hombres, sino entre ellos.

Para juzgar cosas grandes y nobles es necesario poseer un alma otro tanto grande y noble.

Para obtener éxito en el mundo, hay que parecer loco y ser sabio.

Para saber si son lícitos los deseos de cada uno hay que ver los de todos.

Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella.

Prefiero decir que el derecho de esclavitud del desprecio con que mira una nación a otra, sin más fundamento que la diferencia de costumbres.

Pronto cansa la altanería de una mujer hermosa; nunca aburre la de una mujer buena.

Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.

Se acude a los banqueros para tomar anticipos, su arte consiste en sacar provecho de sus fondos sin que pueda acusárseles de usura.

Se ama más a los nietos que a los hijos. Es que uno sabe con bastante exactitud la ayuda que consigue de su hijo, la suerte y el mérito que tiene, pero espera y confía en su nieto.

Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre imposible, porque creemos que los demás son bastante más felices de lo que son en realidad.

Si supiera algo que me fuese útil, pero que fuese perjudicial a mi familia, lo desterraría de mi espíritu; si supiera algo útil para mi familia pero que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo; si supiese algo útil para mi patria pero que fuese perjudicial para Europa, o bien fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría un crimen y jamás lo revelaría, pues soy humano por naturaleza, y francés sólo por casualidad.

Siempre he observado que para triunfar en la vida hay que ser entendido, pero aparecer como tonto.

Todo pueblo conoce, ama y defiende sus costumbres más que sus leyes.

Un Poder termina por devorar a todo lo demás; dos por enfrentarse; tres mantienen el equilibrio, de modo que si dos luchan, el tercero igualmente interesado en el orden se afiliará del lado del más débil.

Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.

Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad.

Yo no me encuentro a mí mismo donde me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.

Barón de Montesquieu

Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu nació en Château de la Brède, el 18 de enero de 1689.
Cronista y pensador político, fue uno de los filósofos y ensayistas más relevantes de la Ilustración Francesa, fundamentalmente por la articulación de su teoría sobre la separación de poderes, que sigue vigente en los debates actuales sobre los gobiernos y ha sido introducida en muchas constituciones en todo el mundo.
En su pensamiento son patentes rasgos como la tolerancia religiosa, la aspiración de libertad y su concepto de la felicidad en el sentido cívico.
Tras haberse quedado completamente ciego, murió en París, el 10 de febrero de 1755, con 66 años de edad. Sus restos se encuentran depositados en la Iglesia de Saint-Sulpice en París.

*El retrato de Montesquieu es de autor anónimo y se encuentra en el Palacio de Versalles de París.

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