Poesia

Murió el poeta Mahmud Darwix

agosto 11, 2008

Mahmud Darwix

El poeta palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos, murió este sábado en un hospital estadounidense.  

El poeta, de 67 años, falleció tras haber sido sometido a una operación a corazón abierto.
Según empleados del hospital ubicado en Houston, Texas, Darwix murió luego de permanecer en condición crítica en la que estuvo desde el miércoles pasado cuando se realizó la intervención quirúrgica.
Mahmud Darwix fue aclamado por sus elocuentes descripciones de la lucha de los palestinos por la independencia, dando una voz a la experiencia palestina del exilio, la ocupación y las luchas internas.
Entre sus trabajos traducidos al español se encuentran: «Estado de sitio», «El fénix mortal», «Menos rosas», «El lecho de una extraña» y «Memoria para el olvido», entre otras.
Darwix está considerado un clásico en la literatura árabe.
Su trabajo ha sido traducido a más de 20 idiomas.
El poeta fue galardonado con varios premios internacionales como el Premio por la Libertad Cultural de la Fundación Lannan en 2001.

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  • Reply Triana agosto 13, 2008 at 2:21 am

    A MI MADRE
    (1966)

    Añoro el pan de mi madre,
    el café de mi madre,
    las caricias de mi madre…
    Día tras día
    en mí crece la infancia,
    pero amo mi edad, pues
    de morir
    me avergonzarían las lágrimas
    de mi madre.

    Haz de mí, si vuelvo un día,
    chal para tus pestañas,
    cubre mis huesos con hierba
    bautizada por tus puros talones,
    átame
    con un mechón de tus cabellos…
    con una hebra del bordado de tu vestido…
    Puede que me convierta en un dios,
    que en un dios me convierta
    si toco el fondo de tu corazón.

    Ponme, si es que regreso,
    como leña en la lumbre de tu fuego,
    como cuerda de tender en la azotea de casa,
    porque no puedo levantarme
    sin tu oración de cada día.
    He envejecido, devuélveme las estrellas de la infancia
    para que comparta
    con los pájaros más pequeños
    la senda de regreso
    al nido en que aguardas.

    (Tomado de Mahmud Darwix, Poesía escogida (1966-2005), traducción de Luz Gómez García, Valencia, Pre-Textos, 2008; agradecemos a la editorial Pre-Textos su autorización para la reproducción de este poema.)

  • Reply Triana agosto 15, 2008 at 1:01 am

    EL CIPRÉS SE HA PARTIDO
    (2004)

    el árbol, no tiene sombra porque es la sombra del árbol
    Bassam Hayyar

    El ciprés se ha partido como un alminar, y duerme
    en el camino sobre su austera sombra, verde, oscuro,
    como es él. No ha habido heridos. Los
    coches han cruzado raudos sobre sus ramas. El polvo ha cubierto
    los cristales… / El ciprés se ha partido, pero
    la paloma no muda su nido público en la casa
    de al lado. Dos aves migratorias han sobrevolado
    el lugar haciéndose señas.
    Una mujer le ha dicho a su vecina: Entonces, ¿ha sido una tormenta?
    No, ni un buldózer… / Pero el ciprés
    se ha partido. Los que pasaban entre los escombros han dicho:
    Estaría harto de tanto abandono, o sería demasiado
    viejo, pues era alto como una jirafa, y de tan poca
    enjundia como una escoba, ni sombra daba a los enamorados.
    Un niño ha dicho: Lo he dibujado sin un fallo,
    tiene una forma muy fácil. Y una niña: Hoy
    al cielo le falta algo porque el ciprés se ha partido.
    Un joven ha dicho: Hoy el cielo está entero
    porque el ciprés se ha partido. Y yo me he dicho:
    Nada es abstruso o claro,
    el ciprés se ha partido, no hay
    más: se ha partido.

    M. Darwix

  • Reply Triana agosto 16, 2008 at 12:32 am

    EL JARDÍN DORMIDO

    Cuando el sueño la abrazó, yo robé mi mano,

    Cubrí sus sueños,

    Vi la miel ocultarse tras sus párpados,

    Recé por dos piernas milagrosas,

    Me incliné sobre los latidos de su corazón,

    Vi trigo sobre mármol y sueño.

    Una gota de mi sangre lloró,

    Temblé…

    El jardín duerme en mi lecho.

    Fui hacia la puerta

    Sin volverme hacia mi alma dormida,

    Oí el tintineo antiguo de sus pasos y las campanas de mi corazón.

    Fui hacia la puerta

    – la llave está en su bolso

    y ella duerme como un ángel después del amor-.

    Noche sobre lluvia en la calle y ningún ruido

    Salvo los latidos de su corazón y la lluvia.

    Fui hacia la puerta.

    Se abre,

    Salgo.

    Se cierra,

    Mi sombra se desliza tras de mí.

    ¿Por qué digo adiós?

    Desde ahora soy extraño a los recuerdos y a mi casa.

    Bajé las escaleras.

    Ni un ruido,

    Salvo los latidos de su corazón, la lluvia

    Y mis pasos sobre la escalera que desciende

    Desde sus manos al deseo de viajar.

    Llegué al árbol.

    Allí, ella me abrazó,

    Allí me golpearon los rayos de plata y clavel,

    Allí comenzaba su universo,

    Allí se terminaba.

    Me detuve unos instantes hechos de azucenas y de invierno,

    Me marché,

    Dudé,

    Luego me marché.

    Recogí mis pasos y mi recuerdo salado

    Y me marché en mi compañía.

    Ni despedida ni árbol.

    Los deseos se han dormido tras las ventanas,

    Todas las historias de amor

    Y todas las traiciones se han dormido tras las ventanas,

    Y la policía secreta también…

    Rita duerme… duerme y despierta sus sueños.

    Por la mañana recogerá su beso

    Y sus días,

    Luego preparará mi café árabe

    Y su café con leche.

    Me preguntará, por milésima vez, por nuestro amor

    Y responderé:

    Soy el mártir de las manos que,

    Cada mañana, me preparan el café.

    Rita duerme… duerme y despierta sus sueños.

    – ¿Nos casaremos?

    – Sí.

    – ¿Cuándo?

    – Cuando crezcan violetas

    En las gorras de los soldados.

    He recorrido las calles, el edificio de correos,

    Los cafés de las aceras, los clubes nocturnos

    Y las ventanillas de venta de billetes.

    Te amo, Rita. Te amo. Duerme, yo parto

    Sin motivo, como los pájaros violentos, yo parto

    Sin motivo, como los vientos débiles, yo parto.

    Te amo, Rita. Te amo. Duerme.

    Dentro de trece inviernos preguntaré:

    ¿Todavía duermes

    o te has despertado?

    ¡Rita! Te amo, Rita,

    te amo…

    S Daewix

    (Perteneciente al libro: Bodas (1977

  • Reply Triana agosto 19, 2008 at 2:28 am

    LA NIÑA / EL GRITO

    En la playa hay una niña, la niña tiene familia

    Y la familia una casa.

    La casa tiene dos ventanas y una puerta…

    En el mar, un acorazado se divierte cazando a los que caminan

    Por la playa: cuatro, cinco, siete

    Caen sobre la arena. La niña se salva por poco,

    Gracias a una mano de niebla,

    Una mano no divina que la ayuda. Grita: ¡Padre!

    ¡Padre! Levántate, regresemos: el mar no es como nosotros.

    El padre, amortajado sobre su sombra, a merced de lo invisible,

    No responde.

    Sangre en las palmeras, sangre en las nubes.

    La lleva en volandas la voz más alta y más lejana de

    La playa. Grita en la noche desierta.

    No hay eco en el eco.

    Convierte el grito eterno en noticia

    Rápida que deja de ser noticia cuando

    Los aviones regresan para bombardear una casa

    Con dos ventanas y una puerta.

    Ramala, agosto del 2006.

  • Reply Triana agosto 23, 2008 at 9:16 pm

    NARANJA
    (2005)

    Naranja, el sol se adentra en el mar /
    y la naranja es candil de agua en árboles fríos.

    Naranja, el sol pare al niño dios del ocaso /
    y la naranja, una de sus doncellas, contempla al desconocido.

    Naranja, el sol vierte su jugo en la boca del mar /
    y la naranja teme la boca del hambriento.

    Naranja, el sol se adentra en el turno de la eternidad /
    y la naranja goza de la loa de su asesino:
    Fruta como semilla del sol,
    se pela con la mano y la boca, de sabor ronco,
    de perfume locuaz, de jugo borracho…
    Su color es único,
    se lo presta al sol durmiente.
    Su color es su sabor: agridulce,
    rico en energía de luz y vitamina C.

    ¡No peligra la poesía
    si balbucea, o porque yerre
    magníficamente en los símiles!

    Mahmud Darwix, Poesía escogida (1966-2005),

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