Rafael Alberti y Sergio Astorga: De Cadiz a Oporto.

Yo tampoco voy a darte las gracias, por tanto y tan bello que nos regalas cada día.
Antes de nada, perdón por mi torpeza con la pintura, es clarísimo que no es una acuarela, pero al escribir, y acostumbrada a hablar de ellas, etiqueté el articulo y me quedé tan ancha, ahora lo edito y lo corrijo.

Si, ya habíamos comentado de Alberti y de sus ángeles…
Nostalgia de los arcángeles!
Yo era…
Miradme.
Sin embargo el otro, no puedo recordarlo en la obra de Alberti, pero creí recordar un poema de Gerardo Diego, y buscando encontré este en el que está ese verso:

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
—cauce fiel de abandono, línea pura—,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

Como me gustaría ver esas pinturas inspiradas por el marinero en tierra…
Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era.
Mi traje de marinero
se trocaría en guerrera
ante el brillar de su acero;
que buen caballero era.

Y bueno, el Duero, ese Duero de mi infancia y adolescencia en la Soria fría, Soria pura, cabeza de Extremadura… yo vivía en Soria al lado de la Iglesia de San Pedro, a orillas de Duero donde arranca el camino hacía San Saturio…

He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria —barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra…
Te contaré otro día de qué forma Antonio Machado ha estado siempre presente en mi vida, no sé si es casualidad, mi infancia no son recuerdos de un patio de Sevilla, pero ese patio en el Palacio de Dueñas es casi a diario mi paso, el limonero sigue estando ahí, hermoso de azahar en primavera…

Y en cuanto a tu poema, amigo, cuantas veces he tenido yo que despedirme con la incierta posibilidad del regreso y dejar atrás las querencias y pedazos imposibles de mi vida, pero en tu caso, no se puede decir de forma más bella, he leído todo lo que tienes en el blog y poco más que encontré por la red, tengo que confesarte, que este, es el que más me ha emocionado.

Un abrazo tejido de juncos y versos.

Gracias Gra, pero yo aquí no puse nada, todo lo hicieron el Sr. Alberti y el Sr. Astorga.

Un beso.