Sergio Astorga, Febrero y un Poema

Sergio Astorga y Febrero

Hoy, indefectiblemente, como cada mes desde hace tres años, ha llegado a mi correo la acuarela del de febrero de mi querido amigo Sergio Astorga y acompañando a la pintura me dice:
«Triana: Febrero llegó con Saramago para dejar nuestra ceguera, y poner todos los nombres en la palma de la mano, tal vez nos crecerán honrosas esperanzas. Te espero en los Antojos
Abraço certo.» Sergio Astorga
Sergio, siempre estoy, como te he dicho en el blog, los silencios no significan ausencia y mucho menos, olvido, tus colores y tus letras, siguen cargándome de energía de la que «se cae y no se rompe» como dicen en mi tierra; esa tierra que, como tantas veces hemos hablado, pasearemos algún día, estoy segura, junto a Helena; comeremos «pescaito» frito en la calle Betis, iremos a ver el limonero de Antonio Machado en «Dueñas», cruzaremos los Puentes de la Plaza de España en mi amado Parque de María Luisa, por supuesto, eso te lo debo, una tarde de capotes y monteras en La Maestranza con música de Marquina, y a la noche ir a la cita con Don Juan Tenorio y Zorrilla en la Hostería del Laurel, cuando todo Santa Cruz, huela a jazmines y azahar, mientras mi torre querida ilumina el cielo de mi Sevilla.
Un abrazo con mantilla y castañuelas.

Y no me puedo resistir, como tantas otras veces de «robarte» uno de tus poemas:

«No he sido montado»

No he sido montado
y vago por las praderas.
He nacido mudo pero de línea fina.
Soy caballete blanco
y me arranco violento al rayar el sol.
En mi ojo animal se afila la alfalfa.
Relincho poco porque no me dibujó Picasso.
Mi pezuña no es florentina,
ni veneciana,
ni romana.
Al rapto de las Sabinas
llegue tardío.
Soy un poco cojo.

Cabalgo por el llano.
Subo montañas.
Soy la mañana.
Soy la calabaza de los pintores.
Soy abrazador,
inquisidor,
conquistador.

Me clavan la espuela.
Sangro,
bayo,
callo,
y me convierto en rayo.

Me como las siete leguas.
Camino a la alta escuela.
Me veo vienés,
árabe,
andaluz.
Entrando por el cielo
envuelto en crines
pinceles,
laureles en cruz.

Soy un caballete
al garete.
Sin maja,
sin majo,
sin cuajo.

Me sueño caballo de Verrocchio,
cuando menos en el color negro de mis ojos.

Sergio Astorga

El blog de Sergio Astorga: Antojos