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Jean-Honoré Fragonard
Nació en Grasse, Francia, el 5 de abril de 1732.
Se trasladó junto a su familia a París cuando contaba seis años de edad.
Debido a las estrecheces económicas por las que pasaron, su padre lo colocó trabajando como escribano de un notario, tiempo en el que comenzó a interesarse por el arte.
Le fue presentado a François Boucher, pero no quiso hacerse cargo de su formación, aunque lo envió al pintor luminista Jean-Simeón Chardin, con el que estudió durante seis meses.
Tras un gran avance en sus estudios, volvió al taller de Boucher, que reconoció, entonces si, su valía, aceptando a tenerle como alumno, con él.
Fragonard asimiló el estilo del maestro, tanto que le confió realizar réplicas de sus cuadros.
En 1752 aunque no era alumno de la Academia, se le permitió concursar en el Premio Roma, que ganó con la obra «Jerobán ofreciendo sacrificios a los ídolos», en París, en L’École Nationale Superieure des Beaux-Arts.
En 1753 ingresó en L’École Royale des Elèves Protéges, donde permaneció hasta 1756, año en el que viaja a Roma, pero antes de ir a Roma estuvo estudiando durante tres años en el taller de Charles-André van Loo.
En el tiempo que permaneció en Italia, llegando a Roma en 1756, entabló contacto con el pintor Hubert Robert, y con el abate Saint-Non, con ellos visitó Nápoles, Bolonia, Venecia y Génova, viaje en el que Fragonard realizó numerosos dibujos, la mayor parte de ellos conservados actualmente en el Museo Británico de Londres.
Durante su estancia en Roma se sintió impresionado con los jardines románticos, con sus fuentes, templos y terrazas, escenarios en los que se inspiró posteriormente para realizar muchas de sus obras.
Sobre su pintura influyó también la suntuosidad de Giovanni Battista Tiepolo cuya obra pudo estudiar en Venecia, antes de su regreso a París en 1761.
Volvió a París en 1761, comenzando a trabajar intensamente realizando los numerosos encargos que le llegaban de marchantes y coleccionistas de toda Europa.
En 1765 ingresó en la Academie Royale, con un óleo, «Coreso y Calírroe «, actualmente en el Museo del Louvre de París; un boceto de esta obra se conserva en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
Además de su pintura de caballete, decoró numerosos palacios de la alta sociedad francesa, de las cuales solo se conservan intactos «Los progresos del amor», para un pabellón del castillo de Louveciennes, albergada en la Frick Collection de Nueva York.
El pintor siempre prefirió las pinturas galantes que eran las más demandadas por clientes privados, una muestra es «El Columpio», propiedad actualmente de la Colección Wallace, que fue ejecutado para el barón de Saint-Julien.
Es por esto que su participación en el Salón Nacional fue escasa en los años siguientes.
De su estilo sobresale la belleza de su paleta de colores y el virtuosismo que muestra en el trazado fácil de sus pinturas.
Sus obras más destacadas entre otras: la citada «El columpio», «El cerrojo», en el Museo del Louvre, «El beso robado» en L’Hermitage de San Petersburgo, «Las bañistas», en el Louvre, así como la decoración de varias estancias en los palacios de Madame du Barry y de la bailarina Marie Guimard.
Al producirse la Revolución Francesa en 1789, Fragonard cercano a los máximos representantes del régimen caído huyó de París, refugiándose en la casa de su amigo Maubert en Grasse.
Regresó a París en 1792, donde ya no quedaban protectores ni clientes, cayendo en el mas absoluto olvido.
Murió en París, el 22 de agosto de 1806.
Un siglo después de su muerte, fue redescubierto, lo que le supuso su confirmación entre los maestros de la pintura.
En el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid podemos ver dos de sus obras.
*Entrada publicada el 5 de abril de 2014. Ha sido actualizada y ampliada el 5 de abril de 2024.
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