Juan Antonio de Frías y Escalante: El barroco español

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Juan Antonio de Frías y Escalante

Juan Antonio de Frías Escalante o, según firmaba, Juan Antonio Escalante, nació en Córdoba en 1633.
Estuvo activo durante la época del barroco en el Siglo de Oro español.

Tras recibir alguna formación artística en su tierra natal, siendo muy joven se trasladó a Madrid donde fue alumno de Francisco Rizi, con el que mantuvo una estrecha relación, tanto que sería su testamentario.

A pesar de su corta vida, murió con tan sólo 36 años, llevó a cabo una notable actividad, casi exclusivamente para las iglesias y conventos de la Corte; se conoce que trabajó en la catedral de Toledo junto a Rizi.

De no ser por su temprana muerte no llegó a desarrollar la madurez artística que se auguraba con sus primeros trabajos por sus contemporáneos. El historiador de arte Palomino, cita su perfección como dibujante y la admiración que el artista profesaba por pintores venecianos, en especial por Jacopo Tintoretto y Paolo Cagliari «El Veronés».

De Veronés recogió el refinamiento y la elegancia de sus composiciones, y las ricas indumentarias de sus personajes que realzan su magnificencia.

Detalles que se pueden apreciar en la serie que realizó para la sacristía del Convento de la Merced Calzada de Madrid, en la que el artista pintó entre 1667 y 1668, un total de diecisiete lienzos con escenas del Antiguo Testamento , alrededor de la prefiguración del misterio de la eucaristía. En ellos podemos observar la predominancia de las composiciones horizontales con un punto de vista bajo, características comunes a las del maestro de Verona.

Así mismo, es claro su conocimiento de la obra de Pedro Pablo Rubens, en ocasiones, Escalante se sirvió de estampas del mismo como inspiración de algunos de sus cuadros.

Otra de sus referencias importantes que se pueden observar en las telas de Escalante, es la obra de Tiziano, Palomino aseguraba que su «Cristo Muerto», pintado para el convento de los Clérigos Menores en 1663, y desde 1910 albergado en el Museo del Prado. La pintura alcanza tal perfección que parece estar realizada por el veneciano, considerándola su obra maestra, una auténtica lección de desnudo, en la que la pincelada ligera, delicada, casi transparente, alcanza cotas muy elevadas de delicadeza, en la que se transluce la influencia de Tiziano y del elegante clasicismo de Alonso Cano.

De este último recibió la influencia más directa y constante, sus escenas intimistas y clásicas de Cano, son interpretadas por Escalante con gran suntuosidad y claridad lumínica, como se puede comprobar en «La Anunciación», actualmente en la Hispanic Society of America, de 1663, muy cercana en composición y estilo a la que Cano pintó para la iglesia de la Magdalena de Getafe.

Prueba de su admiración por el granadino es la adquisición del pintor de tres de sus pinturas mitológicas
Así mismo, se inspiró en Anton Van Dyck, haciendo uso con cierta frecuencia de estampas flamencas copiadas casi sin variantes, como en la «Conversión de San Pablo», albergada en el Museo Cerralbo, de 1650.

También son destacables sus Inmaculadas, y algunas obras devocionales de formato pequeño, como como «El Niño Jesús con San Juanito», en el Museo del Prado o el «San José con Jesus» del Museo de L’ Hermitage.

El Museo del Prado alberga veinticuatro obras del pintor, la mayor parte de ellas llegaron a la pinacoteca procedentes de diversos conventos madrileños, y tres de ellas de la colección real, algunas procedentes del Museo de la Trinidad y otras a través de compras o donaciones a lo largo del siglo XX.

Se pueden además encontrar una serie de obras dispersas por diferentes museos, como las prefiguraciones de la Eucaristía, en la que según Palomino se autorretrató como uno de los cautivos que aparecen redentos.
Murió en Madrid, en 1669.

*Entrada publicada el 14 de febrero de 2014. Ha sido actualizada y ampliada el 10 de marzo de 2018.