Pintura

Marcantonio Franceschini: El mejor barroco tardío en Bolonia

abril 5, 2019

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Marcantonio Franceschini

Nació en Bolonia, Italia, el 5 de abril de 1648.
Fue una de los últimos grandes de la Escuela boloñesa en el barroco tardío, y un líder indiscutible en su tiempo.

Siguió las normas clasicistas que a principios del siglo XVII marcó Francesco Albani, y que Franceschini ejerció con gran pureza.

Inició su formación con Carlo Cignani, de quien fue ayudante en su taller durante una década, participando en estos años en la decoración del Palazzo del Giardino en Parma, entre 1678 y 1681.

En los inicios de la década de 1680, con su propio estilo ya definido, comenzó su carrera independiente, colaborando en ocasiones con el fuera su cuñado Luigi Quaini o con pintores más jóvenes, como Donato Creti; con ellos decoró varios palacios de Bolonia, en los que Franceschini alcanzó una gran maestría.

En las décadas de 1690 y 1700 tuvo encargos que le posibilitaron trabajar en todo el norte de Italia.
Entre 1692 y 1700 pintó en Viena una serie de 26 lienzos sobre los amores de Diana y Venus, por encargo del príncipe Johann Adam de Liechtenstein, convirtiéndose en consejero encargado de la adquisición de obras de arte del príncipe.

Pintó los cartones que sirvieron para la fabricación de los mosaicos de la Capilla del Coro en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Fue mundialmente reconocido en su época, y hecho caballero por el papa Clemente XI.

Así mismo fue uno de los miembros fundadores de la Accademia Clementina de Bolonia, de la que fue presidente. Su estilo fue de un limpio e idealista clasicismo, que plasmó con elegantes figuras, con piel de aspecto de porcelana.

Su pintura según el historiador Barochetto, fue la fusión del barroco más tardío con el estilo que emergía con fuerza, el rococó.
Aunque no hay que buscar lo más importante de su obra en las grandes obras decorativas, sin duda fueron las más notables las de caballete, que a su vez fueron las más solicitadas por los grandes coleccionistas de esa época en Europa; en ellas nos muestra un bello y limpio cromatismo de gran frescura.

Formó a una gran cantidad de artistas, tanto en su taller de Bolonia como en su casa de verano en Belpoggio, unos como aprendices y otros como colaboradores, en todos dejó la impronta de su maestría, entre ellos: omasso Aldrovandini, Luca Antonio Bistoia, Giacomo Antonio Boni, Francesco Caccianiga, Ferdinando del Cairo, Antonio Cifrondi, Giacinto Garofalini, Ercole Graziani, Girolamo Gatti, Pietro Gilardi, Giuseppe Marchesi (il Sansone), Michelangelo Monticelli, Giuseppe Pedretti, Pietro Francesco Prina, Antonio Rossi, Gentile Zanardi, o su propio hijo Jacopo Franceschini.
Murió en Bolonia, el 24 de diciembre de 1729.