«… La vida no es reflejo
pero, ¿cual es su imagen?…»
CR
Recordando a uno de mis mas queridos poetas, de la segunda mitad del siglo XX en España, en el 15º aniversario de su muerte.
«Por tierra de lobos»
ARRODILLADO sobre
tantos días perdidos
contemplo hoy mi trabajo como a esa
ciudad lejana, a campo
abierto.
Y tú me culpas de ello,
corazón, duro amo.
Que recuerde y olvide,
que aligere y que cante
para pasar el tiempo,
para perder el miedo;
que tantos años vayan de vacío
por si nos llega algo
que cobije a los hombres.
Como siempre, ¿eso quieres?
En manada, no astutos
sino desconfiados,
unas veces altivos
otras menesterosos, por inercia
e ignorancia, en los brazos
del rencor, con la honra
de su ajo crudo y de su vino puro,
tú recuerda, recuerda
cuánto en su compañía
ganamos y perdimos.
¿Cómo podrás ahora
acompasar deber
con alegría, dicha
con dinero? Mas sigue.
No hay que buscar ningún
beneficio.
Lejos están aquellas
mañanas.
Las mañanas aquellas pobres de vestuario
como la muerte, llenas
de rodillas beatas y de manos
del marfil de la envidia y de unos dientes
muy blancos y cobardes,
de conejo. Esas calles
de hundida proa con costumbre añosa
de señera pobreza,
de raída arrogancia, como cuñas
que sostienen tan sólo
una carcoma irremediable. Y notas
de sociedad, linaje, favor público,
de terciopelo y pana, caqui y dril,
donde la adulación color lagarto
junto con la avaricia olor a incienso
me era como enemigos
de nacimiento. Aquellas
mañanas con su fuerte
luz de meseta, tan consoladora.
Aquellas niñas que iban al colegio
de ojos castaños casi todas ellas,
aún no lejos del sueño y ya muy cerca
de la alegría. Sí, y aquellos hombres
en los que confié, tan sólo ávidos
de municiones y de víveres…
A veces, sin embargo, en esas tierras
floreció la amistad. Y muchas veces
hasta el amor. Doy gracias.
II
Erguido sobre
tantos días alegres,
sigo la marcha. No podré habitarte,
ciudad cercana. Siempre seré huésped,
nunca vecino.
Ahora ya el sol tramonta. De esos cerros
baja un olor que es frío aquí en el llano.
El color oro mate poco a poco
se hace bruñida plata. Cae la noche.
No me importó otras veces
la alta noche,
recordadlo. Sé que era lamentable
el trato aquel, el hueco
repertorio de gestos
desvencijados
sobre cuerpos de vario
surtido y con tan poca
gracia para actuar. Y los misales
y las iglesias parroquiales,
y la sotana y la badana, hombres
con diminutos ojos triangulares
como los de la abeja,
legitimando oficialmente el fraude,
la perfidia, y haciendo
la vida negociable; las mujeres
de honor pulimentado, liquidadas
por cese o por derribo,
su mocedad y su frescura
cristalizadas en
ansiedad, rutina
vitalicia, encogiendo
como algodón. Sí, sí, la vieja historia.
Como en la vieja historia oí aquellas
palabras a alta noche, con alcohol,
o de piel de gamuza
o bien correosas, córneas, nunca humanas.
Vi la decrepitud, el mimbre negro.
Oí que eran dolorosas las campanas
a las claras del alba.
Es hora muy tardía
mas quiero entrar en la ciudad. Y sigo.
Va a amanecer. ¿Dónde hallaré vivienda?
Claudio Rodríguez
De: «Alianza y condena» – I 1965.
Recogido en «Claudio Rodríguez -Poesía completa (1953-1991)»
Tusquets Editores 2004©
ISBN: 978-84-8310-779-9
Claudio Rodríguez García nació en Zamora, el 30 de enero de 1934.
Fue miembro de número de la Real Academia Española.
Según los críticos, su primer libro “Don de la ebriedad” es uno de los más brillantes de la segunda mitad del siglo XX en español.
Obtuvo entre otros galardones:
Premio Adonais en 1953.
Premio de la Crítica en 1965.
Premio Nacional de Poesía en 1983.
Premio Castilla y León de las Letras en 1986.
Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1993.
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1993.
Murió en Madrid, el 22 de julio de 1999.
También de Claudio Rodríguez en este blog:
«Claudio Rodríguez: Primeros fríos»: AQUÍ
«Claudio Rodríguez: Cosecha eterna»: AQUÍ
«Claudio Rodríguez: Don de la ebriedad»: AQUÍ
«Claudio Rodríguez: A las puertas de la ciudad»: AQUÍ
«Claudio Rodríguez: A mi ropa tendida»: AQUÍ
«Claudio Rodríguez: Sin leyes»: AQUÍ
«Recordando a Claudio Rodríguez: Hilando, de El vuelo de la celebración»: AQUÍ
Bibliografía:
«Don de la ebriedad» – Madrid, Adonáis, (Premio Adonáis) – 1953.
«Conjuros» – Torrelavega, Ed. Cantalpiedra – 1958.
«Alianza y condena» – Madrid, Revista de Occidente – (Premio de la Crítica) – 1965.
«El vuelo de la celebración» – Madrid, Ed. Visor – 1976.
«Casi una leyenda» – Barcelona – Ed. Tusquets – 1991.
«Aventura» – Salamanca – Tropismos – 2005.
«Poesía completa (1953-1991)» – Tusquets Editores – 2001.
*La imagen es una fotografía de Victor Perkayin
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