«…Con nadie hablo, todos son mis amos,
Quien no me da, no quiero que me cueste;
Que un árbol grande tiene gruesos ramos…»
LG
Mi recuerdo al poeta y dramaturgo cordobés del Siglo de Oro español, en el aniversario de su nacimiento.
«A la memoria de la muerte y el infierno»
Urnas plebeyas, túmulos reales
Penetrad sin temor, memorias mías,
Por donde ya el verdugo de los días
Con igual pie dio pasos desiguales.
Revolved tantas señas de mortales,
Desnudos huesos y cenizas frías,
A pesar de las vanas, si no pías,
Caras preservaciones orientales.
Bajad luego al abismo, en cuyos senos
Blasfeman almas, y en su prisión fuerte
Hierros se escuchan siempre, y llanto eterno,
Si queréis, oh memorias, por lo menos
Con la muerte libraros de la muerte,
Y el infierno vencer con el infierno.
Luis de Góngora
Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba, el 11 de Julio de 1561.
Fue poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español, y máximo exponente de la corriente literaria conocida y perpetuada, a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo.
Estudió en la Universidad de Salamanca, donde llamó la atención como poeta.
Tomó órdenes menores en 1575 y fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa, donde fue amonestado ante el obispo Pacheco por acudir pocas veces al coro y por charlar en él, así como por acudir a diversiones profanas y componer versos satíricos.
Desde 1589, viajó en diversas comisiones de su cabildo por Navarra, Andalucía (Granada y Jaén) y por Castilla (Salamanca, Madrid, Cuenca, León o Toledo).
Compuso numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas.
Durante una estancia en la Corte de Valladolid se enemistó con Quevedo, a quien acusó de imitar su poesía satírica bajo pseudónimo. En 1609 regresó a Córdoba y empezó a intensificar la fuerza estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribió la Oda a la toma de Larache y en 1613 el Polifemo, un poema en octavas que parafrasea un pasaje mitológico de Las metamorfosis de Ovidio.
El mismo año divulgó en la Corte su poema más ambicioso, las incompletas Soledades. Este poema desató una gran polémica a causa de su oscuridad y afectación, y le creó una gran legión de seguidores, los llamados poetas culteranos, así como enemigos entre conceptistas como Francisco de Quevedo y clasicistas como Lope de Vega.
El caso es que su figura se revistió de aún mayor prestigio, hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617. Para desempeñar tal cargo, se trasladó a Madrid y vivió en la Corte hasta 1626, arruinándose para conseguir cargos y prebendas a casi todos sus familiares. Al año siguiente, en 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza, el 23 de mayo de 1627.
Sus restos se encuentran en la Mezquita-catedral de Córdoba.
También de Luis de Góngora en este blog:
«Luis de Góngora: A la memoria de la muerte y el infierno»: AQUÍ
«Luis de Góngora y Argote: Tercetos»: AQUÍ
«Luis de Góngora: A una rosa»: AQUÍ
«Luis de Góngora y Argote: Entre los sueltos caballos»: AQUÍ
«Luis de Góngora y Argote: Déjame en paz amor tirano»: AQUÍ
«Luis de Góngora: Romances»: AQUÍ
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