Andalucía

Blas Infante: 83 años de un asesinato

agosto 11, 2019

“Cuando todos los andaluces conozcan su
verdadera historia y esencia, será cuando
logremos llegar a obtener el poder necesario
para exigir el respeto a nuestra personalidad,
tan diferente de aquella que tratan de imponernos”
BI

Blas Infante: In memoriam

Los que te quitaron la vida en la carretera de Carmona aquella madrugada del 11 de agosto de 1936, se equivocaron, Blas Infante continúa viviendo en la memoria y en el corazón de los andaluces.

«No basta querer una cosa, es preciso estudiar el modo de conseguirla y saber cuál es la acción más eficaz para la liberación del pueblo andaluz.
Yo sé que el camino es largo, lleno de incomprensión y dificultades; pero sabed que a cada hombre que le hagáis llegar a conocer la historia de Andalucía, la personalidad de sus gentes, la manera de ser y de entender la vida y la forma, sobre todo de expresarla y desarrollarla, será un piedra firme de ese edificio que entre todos los andaluces, sin política falsa, sino con actuación legítima del querer hacia el pueblo, tenemos que levantar límpiamente y hacerlo relucir, con los valores que son propios de nuestra cultura, para ejemplo de esta humanidad perdida, hoy, en el caos de su conformismo.
Será entonces, cuando todos los andaluces conozcan su verdadera historia y esencia, cuando logremos llegar a obtener el poder necesario para exigir el respeto a nuestra personalidad, tan diferente de aquella que tratan de imponernos y, en cierta forma, la han hecho asimilar a nuestro desgraciado pueblo, indefenso y perdido, entre ambiciones de todo tipo: económicas, políticas y hasta culturales, tratando de matar previamente la nuestra …»

Blas infante

A continuación reproduzco algunos fragmentos del libro de Almudena Genovés Fernández y Nani Genovés Fernández: «Blas infante: Viaje por un sueño» en los que relatan los últimos días de la vida de Infante.

«Aire tibio del Guadalquivir que reseca la tierra estéril y desolada. El aroma dulzón de la noche de jazmines y huertos deja paso a los olores acres del miedo y, sin embargo, el sol acude a la cita… No es un día más, es 18 de julio de 1936.
El general Queipo de Llano pone en marcha su golpe en Sevilla. Se hace con el mando militar y al mismo tiempo estalla la lucha popular y la resistencia obrera. Este 18 de julio será un día con demasiadas horas.
A las 14 horas son detenidos generales, coroneles y demás militares sevillanos. A continuación se proclama el estado de guerra en la ciudad.
Es sábado. Nuestro andaluz a pesar de las noticias que desde primera hora de la mañana llegan desde Sevilla, decide acudir a la notaria en Coria. Después de su trabajo y alarmado por lo que se escucha en el pueblo, intenta regresar a Sevilla. Es mediodía. Sólo puede acercarse al barrio León, allí el paso está cerrado. Escucha disparos por el barrio de Triana. Sobresaltado decide volver a Coria aprovechando que aun se ven circular algunos vehículos, pero Infante haría gran parte del camino a pie.
Un camino familiar que nuestra imaginacion recorre con él: lleva el paso agitado y la respiración entrecortada; conoce el paisaje y sin embargo, es como si lo viera por primera vez; le cuesta caminar el suelo pedregoso y el calor le hacen tropezar varias veces; su casa parece alejarse a cada paso; se encuentra fatigado… tiene 51 años; enciende un cigarrillo al sentir miedo y teme por los suyos y teme por su Andalucía; su camino no puede recorrerse ya a la inversa, nada espera en Sevilla; recrea sus ojos en los campos que reverberan bajo este sol despiadado, es julio y el verano se ha detenido expectante; un estremecimiento le recorre el estomago y un sudor frío gotea por su frente… ¡que será de mi tierra!
Desde la azotea de la casa, su hija María de los Ángeles le ve llegar. Le saluda ajena al cansancio de su padre que arrastra los pies y también el alma, él sonriente devuelve el saludo, por fin ha llegado. A partir de este momento, Infante no sale de casa… […]
Pasará 14 días escuchando como un locutor de voz fría y uniforme le transmite la certidumbre de que su vida ya nunca será igual. Blas frente a la radio adquiere la terrible certeza de que no podrá vivir de otra manera y durante esos 14 días convive con el recuerdo de lo que fue y con el fantasma de lo que será. No es posible vivir sin libertad. Menos aún esclavo del miedo. De vez en cuando las chiquillerías de los hijos le hacen reír. […]
La lucha en las calles prosigue durante días y al finalizar el día 24, el popular barrio de Triana, defendido por obreros, es tomado por los facciosos. Con ello termina la resistencia en la ciudady, desde ese momento, la figura de Queipo de Llano fue protagonista de la historia de Andalucía. Protagonismo al que sigue un camino de terror y de sangre. Negras sendas regadas de venganzas y de odios entre hermanos. Caminos donde la meta no estaba en vencer, sino en aniquilar. Caminos que aunaban victorias y destrucciones. Triste camino donde sólo la muerte era el argumento que convencía a los muertos. […]
Cuando termina el mes de julio, terminan las luchas callejeras. Ahora un nuevo monstruo enseña los dientes.
Empieza la segunda fase represiva. La burocracia agiliza los trámites de aquellos que irán a la muerte. En esta fase más organizada, alguien escribe el nombre de Blas Infante. […]
Blas mantenía la tranquilidad. Sufría por la suerte de los andaluces, pero no estaba preocupado por su propio destino… […]
Pobre Blas de corazón limpio. La historia ha demostrado que no tenía nada. Nada que esconder. Nada de lo que avergonzarse. Nada por lo que mentir ni temer. Pero la macabra pócima ya estaba hervida. […] … los regionalistas formaban parte de esa amenaza, eran la anti-España. Blas Infante era en ese momento, un líder del movimiento andalucista. Un líder pacífico que lucha por la justicia y por la libertad. El asesinato tenía ya un diagnostico.
Cada noche el Delegado Militar gubernativo, Díaz Criado, firma las listas de ejecución: son 60-70 detenidos que antes del amanecer quedarán mudos para siempre y tirados en alguna cuneta de cualquier carretera. Sucederán mil trecientas ejecuciones antes de la detención de Infante. […]
Estamos en la madrugada del 10 al 11 de agosto y el coche que conduce a la muerte se detiene en el kilométro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona. En un lado, la antigua Huerta de las Clarisas. La noche se reviste de silencio y pena negra… Voces que ordenan bajar del coche. Disparos que rompen el silencio. Cuerpos que caen al suelo. Nuestro andaluz con un hilo de vida grita dos veces: «¡¡Viva Andalucía libre!!».

Editado por la Fundación Blas Infante – Sevilla 2005.
Obra galardonada con el Premio de Investigación «Memorial Blas Infante 2004»
ISBN: 84-86814-76-6

Blas Infante Pérez de Vargas nació en Casares, Málaga,el 5 de julio de 1885.
Padre de la Patria Andaluza, reconocido oficialmente por el Congreso de los Diputados y el Parlamento de Andalucía por ser el máximo ideólogo del andalucismo político en todas sus vertientes: regionalista, federalista y nacionalista.
Notario, historiador, antropólogo, musicólogo, escritor y periodista, y gran conferenciante.
El 5 de julio de 1936 se aclamó a Blas Infante como presidente de honor de la futura Junta Regional de Andalucía. A los pocos días, tras el golpe militar que inició la Guerra Civil Española, varios falangistas le detuvieron en su casa de Coria del Río y fue asesinado, sin juicio ni sentencia, junto a otros dos detenidos, el 11 de agosto, en el kilómetro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona. Cuatro años más tarde el Tribunal de Responsabilidades Políticas, creado después de la guerra, le condenó a muerte y a sus herederos a una multa económica, según el documento de 4 de mayo de 1940 escrito en Sevilla:
«… porque formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1931 y en los años sucesivos hasta 1936 se significó como propagandista de un partido andalucista o regionalista andaluz.»
82 años después, esa condena a muerte, injusta e ilegal sigue vigente para vergüenza de todos los andaluces.