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Julius Schnorr von Carolsfeld
Nació en Leipzig, Alemania, el 26 de marzo de 1794.
Era hijo del pintor y grabador Johann Veit Schnorr, del que recibió sus primeras clases, y hermano menor de Ludwig Ferdinand Schnorr von Carolsfeld.
Cuando contaba con diecisiete años de edad, en 1811, ingresó en la Academia de Artes de Viena.
Ese mismo año entró a formar parte del círculo de Ferdinand Johann von Olivier, grupo de artistas próximo al movimiento romántico de los nazarenos, del que formaba parte, entre otros, Johann Friedrich Overbeck.
Los miembros de los nazarenos se habían rebelado contra el encosertamiento de la Academia, siendo expulsados de la misma un año antes.
En 1817 fue admitido en la Lukasbund, la unión artística de este movimiento.
Ese mismo año viajó a Salzburgo con los hermanos Ferdinand y Friedrich Olivier, siendo este viaje decisivo para su talento como paisajista; unos meses después marchó con el escritor Wilhelm Müller a Italia.
Tras visitar Venecia y Florencia, llegó a Roma en los inicios de 1818, donde se unió a la comunidad de los nazarenos; el grupo estudiaba y trabajaba el arte religioso, rechazando las tendencias modernas y regresando a los principios y técnicas renacentistas, entre ellas, la recuperación del fresco y el arte monumental.
En 1817 el marqués Carlo Massimo le había encargado al grupo la decoración de su pabellón en el jardín, el Casino Massimo, en Letrán, Schnorr se encargó de ilustrar escenas de “Orlando Furioso” de Ariosto, junto a Cornelius, Overbeck y Veit.
En 1825 se trasladó a Múnich, donde logró un puesto como profesor en la Academia.
Así mismo entró al servicio del rey Luis I de Baviera, trasladando a Alemania el arte mural que había aprendido en Italia.
Se mostró como un cualificado pintor y poeta en la corte de Baviera, tanto que el rey Luis I le pidió que decorase la Residenz (Nuevo Palacio) de dicha ciudad con temas de la historia legendaria de Alemania, entre otras escenas pintó pasajes del Cantar de los Nibelungos, otras estancias las decoró con escenas de historias de Carlomagno, Federico Barbarroja y Rodolfo I de Habsburgo, con composiciones creativas, de correcta composición, dibujo magistral, pero de pensamiento exagerado y estilo extravagante.
En 1842 le fue concedida la medalla Pour le Mérite.
En 1846 fue nombrado director de la Galería de Pinturas y de la Academia de Dresde.
En la etapa más madura de su carrera se dedicó fundamentalmente a la realización de ilustraciones bíblicas, habiendo alcanzado para entonces cierto renombre, llegándole encargos de varios países, entre ellos, Gran Bretaña.
Diseñó unas vidrieras, realizadas en la Real Fábrica de Múnich, para la catedral de Glasgow y la Catedral de San Pablo en Londres. Este cristal muniqués provocó controversias entre los que pensaban que les faltaba lustre y resultaban demasiado apagadas y quienes las aplaudían por el severo y excelente dibujo semejante al de los primeros pintores florentinos con el colorido propio de las vidrieras de la segunda mitad del siglo XVI.
En sus retratos utilizó técnicas medievales, como se observa en el «Retrato de Clara Bianca von Quandt», de colorido plano, contornos precisos y líneas de gran dureza, habiendo profundizado en esta tendencia después de estar con los nazarenos en Roma.
Fue el más destacado paisajista de los nazarenos, estando considerado que sus vistas de los montes Albanos y Sabinos de Italia son las mejores representaciones paisajistas del siglo XIX.
Murió en Dresde, el 24 de mayo de 1872, siendo enterrado en Alter Annenfriedhof de Dresde, junto a su hijo, el tenor Ludwig Schnorr von Carolsfeld, el primer Tristán de la historia.
*Entrada actualizada y ampliada el 26 de marzo de 2023.
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