Poesia

Miguel Labordeta: Elegía a mi propia muerte

agosto 1, 2024


[…] Me voy solo y sin nadie.
Agotado de luz. Tranquilo. Desesperado…
ML

Mi recuerdo a Miguel Labordeta en el aniversario de su muerte.

«Elegía a mi propia muerte»

MIGUEL se ha ido.
Es posible que ya nunca llegue.
Es posible que buscando trenes
que lo lleven a la otra orilla del mundo
se quede sin saberlo extático de ahogado.
Nadie le conoció.
Y apenas él sumía su garganta de toro
abriendo con navajas de afeitar cada mañana
el vientre enigmático de los espejos curvos
donde se reflejaban exactos el misterio de trueno
de sus ojos hambrientos verdaderos.
Si acaso preguntasen por él
decidles que nunca dijo que existiese.
El que se golpeaba a menudo las pupilas
para encontrar el sentido
que levanta los surcos
hacia las sudorosas nucas del Hombre
sobre hermosas muertas
en salada presencia de potencia insaciable.
Nunca amó nada del todo
él que sin embargo había nacido para liberarse por amor tan sólo.
Por eso fue espeso asombro de centros vendavales
abrasado ante los brocales de luz de las medusas.
Demasiado pronto en su corazón nacieron
bosques de serpientes voraces
que intentaron sacar todo lo dulce
que en él residía luengos siglos de hambrientos penetrados.
Mas en esto triunfó
pues fueron en soledad sus últimas palabras:
«Hermanos inundad de amor
al mundo que sucumbe..
Cread las nuevas rutas con amor absurdo y sin objeto…
Salvaos de las ruinas con amor…
Amor…
Amor viril tan sólo…»
Quizás se fue tan pronto
por miedo a odiarlo todo
con salvaje cinismo
pues también en el fondo de sí
había calaveras que soñaban orgía desmedida
en incendios sin fin de las ciudades.
Y ahora ya borrado el débil rastro de su voz de macho
quisiera preguntarle en esta noche tan hermosa de estío
(en una de esas noches en que descuajado
temblaba ante el atónito mensaje
de las galaxias a los gusanos)
¿qué ha sido de su rayo
qué destino tronchado fulminaron
desnudos más allá de todo hombre
meditado de nada?
Quizás altivo no contestase apenas
pues por encima de las conversaciones
tan sólo esperaba ya
el armonioso amanecer de los corceles
sobre un mundo rotundo en plenitud
con hondura sangrienta de raíz
y elevación purísima de nube.
Miguel se ha ido.
Es posible que un día
dentro de millones de años
encontremos su pulpa de cuadrúpedo
en el tótem de una gota de lluvia
que ansíe dulcemente aniquilarse
en un rayo de astro fulminado.

Miguel Labordeta

De: Sumido 25, 1948
Recogido en: Obra Completa de Miguel Labordeta
Ed. El Bardo, 1983
ISBN de los dos volúmenes: 978-84-85709-20-9

Miguel Labordeta Subías nació en Zaragoza, el 16 de julio de 1921.
Fue uno de los poetas más notables de la llamada Generación de Posguerra.
Hermano de José Antonio Labordeta, se licenció en Historia y escribió en 1945 su primer libro de poesía.
Practicó un estilo surrealista, de lenguaje expresivo, y verso libre, con raíces barrocas y románticas.
En 1950 él mismo definió su poesía catártica, depurativa, en la que el poeta se da por entero en holocausto verídico.
Murió en su ciudad natal, el 1 de agosto de 1969

También de Miguel Labordeta en este blog:

«Miguel Labordeta: Ateo»: AQUÍ

«Miguel Labordeta: Asesinados jóvenes»: AQUÍ

«Miguel Labordeta: Matinal»: AQUÍ

«Miguel Labordeta: Antepasados huéspedes»: AQUÍ

«Miguel Labordeta: Sonámbulo Siniestro Y Solitario»: AQUÍ

«Miguel Labordeta: Mataos»: AQUÍ

«Miguel Labordeta: Destino»: AQUÍ

Bibliografía poética:

Sumido 25 – 1948
Violento idílico – 1949
Transeúnte central – 1950
Memorándum – 1960
Epilírica – 1961
Punto y aparte – 1967
Los soliloquios – 1969
Obras completas – 1972
Autopía – 1972
La escasa merienda de los tigres y otros poemas – 1975
Epilírica (Los nueve en punto) – 1981
Metalírica – 1983
Obra completa – 1983

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