Pintura, Poesia, Regalos

Sergio Astorga: Para Triana

noviembre 10, 2009

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Sergio Astorga: «Para Triana»

Sergio Astorga es mi amigo y presumo con gran orgullo de ello, hoy he entrado en sus «Antojos» y me he encontrado con este regalo, quisiera decirle muchas cosas, pero ni se escribir bonito como él ni podría expresar de todas formas lo que quisiera, por eso, solo atino a decirte… muchas gracias Sergio, estoy segura de que pronto nos encontraremos en Sevilla, no puede ser de otra forma, la torre bella te espera a tí y a Helena para la que  tendré sembrado un jazmín y para ti una entrada de un tendido en La Maestranza, te lo debo.

Para Triana

Que los jazmines florecen
por los patios de Sevilla,
y los alamares blancos
del Guadalquivir regresan,
lo saben los mayorales
y las virgenes morenas.

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Mis fotos, Semana Santa

Las Dolorosas de Sevilla de luto en Noviembre.

noviembre 9, 2009

Virgen de las Aguas. Hdad. del Museo

Hacer click en la imágen para ver mis fotografías.

Las Dolorosas de Sevilla de luto en Noviembre.

Las imágenes de Virgenes Dolorosas de Sevilla, permanecen durante el mes de Noviembre vestidas de luto, como muestra os traigo fotografías de algunas de ellas: La Virgen de Las Aguas de la Hermandad del Museo, La Virgen del Valle de la Hdad. del mismo nombre, La Virgen de Villaviciosa de la Hdad. del Santo Entierro y las de La Antigua y de los Dolores de la Hdad. de Santa Cruz, todas ellas de la Ciudad de Sevilla.

Poesia

John Milton: El poeta del barroco inglés

noviembre 9, 2009


«Denme la libertad, para saber, pensar, creer
y actuar libremente de acuerdo con la conciencia,
sobre todas las demás libertades.»
JM

De:

«El Paraíso perdido»

Faltaba la obra maestra, el fin de todo lo que se había hecho; un ser que no anduviese encorvado, ni que fuera irracional como las demás criaturas, sino que, dotado de la santidad de la Razón, pudiera erguir derecha su estatura, y elevar su frente serena… Hagamos ahora al Hombre a nuestra imagen y semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra.

De una sola ojeada y atravesando con su mirada un espacio tan lejano como es dado a la penetración de los ángeles, vio aquel lugar triste, devastado y sombrío; aquel antro horrible y cercado, que ardía por todos lados como un gran horno. Aquellas llamas no despedían luz alguna; pero las tinieblas visibles servían tan sólo para descubrir cuadros de horror, regiones de pesares, oscuridad dolorosa, en donde la paz y el reposo no pueden habitar jamás, en donde no penetra ni aun la esperanza.

Canta, Musa Celestial, la primera desobediencia del hombre y el fruto de aquél árbol prohibido, cuyo gusto mortal trajo al mundo la muerte y todas nuestras desgracias, con la pérdida del Edén…»

El abismo no tiene  límites ni vacío, porque Yo soy el abismo; lo infinito está lleno de mí. Pero Yo, a quien nada puede contener, me retiro y no extiendo por todas partes mi bondad, que es libre de obrar o de no obrar: el Hado y la Necesidad en Mí no influyen: mi voluntad es el Destino.

El Enemigo, oculto bajo la apariencia de una serpiente, había salido de su retiro buscando el sitio donde más probablemente pudiera encontrar a los dos únicos seres de la especie humana, y en ellos, a toda la raza, que era su prometida presa.

No creas que, aunque el hombre no existiese, carecería el cielo de espectadores, y Dios de alabanzas; mientras velamos, mientras dormimos, millones de criaturas espirituales marchan invisibles por el mundo”.

Los Dioses fueron los primeros que existieron, y se prevalen de esta ventaja para hacernos creer que todo procede de ellos, pero lo dudo, porque, al paso que veo esta hermosa tierra que con el calor de los rayos del sol produce tantas cosas, ellos no producen nada. Si lo producen todo, ¿quién ha encerrado la Ciencia del Bien y del Mal en este árbol, de tal suerte que el que come de su fruto adquiere al momento la sabiduría sin su permiso?. ¿Cuál sería la ofensa del hombre por alcanzar este conocimiento?

La Tierra tembló en sus entrañas, como si se renovasen sus tormentos, y la Naturaleza lanzó un segundo gemido. El cielo se oscureció, dejó oír un trueno sordo y derramó algunas tristes lágrimas, cuando se consumó el mortal pecado original.

¡Oh Vergüenza, hija del Pecado, cuánto has turbado a la raza humana, con apariencias de pureza!. ¡Has alejado de la vida del hombre su vida más dichosa, la sencillez y la inmaculada inocencia!.

Hijos míos, el Hombre es ya como uno de nosotros; conoce a la vez el Bien y el Mal desde que ha gustado el fruto prohibido; pero sólo puede vanagloriarse de conocer el Bien perdido y el Mal ganado: mucho más feliz sería si le hubiera bastado conocer el Bien por sí mismo, y de ningún modo el Mal.

En adelante  sabré que sufrir por causa de la Verdad es elevarse con valor a la más alta victoria y que, para el fiel, la Muerte es la puerta de la Vida… Asidos de  las manos y con inciertos y lentos pasos, siguieron a través del Edén su solitario camino.

John Milton nació en Londres, el 9 de diciembre de 1608.
Fue  ministro de lenguas extranjeras bajo el mandato de Cromwell. Sus tratados políticos se consultaron para  redactar la Constitución de los Estados Unidos de América.
Milton es una de las figuras más importantes de la Literatura Inglesa, y sin duda mejor poeta del barroco inglés, siendo equiparado a veces con el mismísimo Shakespeare. Su influencia en la literatura posterior: se atribuye a la influencia de su obra la aceptación y difusión del verso blanco en poesía, especialmente durante el Romanticismo.
La  personalidad de Milton ha sido a veces  debatida y criticada, en especial, la forma en la que se dibujó a sí mismo en varias de sus obras, especialmente en: «Defensio»
Su obra maestra, el fantástico poema épico «Paraíso perdido», es una de las cimas de la poesía en inglés. Está dividida en doce libros, escrita en un verso libre de ritmo majestuoso, con lenguaje es culto y solemne, al mismo tiempo que íntimo. A través de la historia de Adán y Eva y su expulsión del paraíso, Milton crea una epopeya simbólica de gran profundidad sobre la lucha humana entre la salvación y el pecado.
Se trata de un poema de 10.565 versos que están divididos en doce libros en los que Milton  relata la guerra entre los ángeles caídos y los ejércitos celestiales.